No puede haber
un México “en paz, con justicia y desarrollo”, mientras el propio enrique Peña
Nieto, siga siendo generador y promotor de la corrupción oficial; no solo no están
claros los patrimonios del presidente y de su esposa sino que francamente no
corresponden los montos de lo que tienen, en su haber, con lo que ganan; no puede haber
justicia mientras el órgano judicial federal, desde la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, este estén al servicio particular del presidente en
turno; no puede haber desarrollo para el pueblo mientras se le siga recetando
la privatización de todo lo público sin reformar la Constitución General, para
que se castigue a todos los gobernantes, desde el presidente de la República hasta el presidente municipal más modesto, políticos y las personas físicas que
representan a las trasnacionales y a las trasnacionales mismas que se coluden con
gobernantes y políticos para seguir la amplia y profunda senda de corrupción institucionalizada.
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