El
lujo vano y ostensible de la pareja imperial formada por Enrique Peña Nieto y
su esposa, es innecesaria dado que el puesto público de presidente conlleva
cuidados excesivos de la persona del presidente así como de su familia, bienes
y posesiones y una pensión vitalicia. En consecuencia haber gastado, de no se
sabe dónde, alrededor de 90 millones de
pesos en la llamada Casa Blanca de Sierra Gorda 150 en la ciudad de México no
solo es ofensivo sino promotor de la ambición desmedida.
Los
criminales más sanguinarios han surgido de las capas más bajas de la sociedad
mexicana. Es la estrechez económica, la pobreza extrema, la injusticia, la
falta de verdaderas oportunidades en casi todos los rubros de la vida de la
mano con la ambición lo que acicata y hace decidirse a los mexicanos por el crimen
común y por el organizado.
En
este contexto, los delincuentes usan los métodos violentos y contrarios a la
Ley para conseguir sus fines ambiciosos de poder y bienes materiales de mal
gusto, vulgares; los gobernantes y políticos usan los métodos más viles como el
engaño, la simulación, los asesinatos, las matanzas, el incumplimiento de la
ley y lo inmoral para conseguir lo mismo que los criminales: bienes materiales y poder, ambos
carentes de sentido general y ausentes de profundidad, bienes materiales y
poder vulgares, olvidándose los fines de la democracia.
En
México, la diferencia entre gobernantes, políticos y criminales es de solo de
endebles matices: la simulación entre lo legal y lo ilegal, entre lo ético y lo
no ético, entre lo moral y lo inmoral.
No
se crea que la pareja presidencial son la única pareja en esta loca carrera de
empoderamiento político y consecución de bienes materiales sin importarles todo
lo demás ni lo que se diga de ellos porque al final toda investigación topa con
la impunidad.
El
ejemplo esta puesto y, con ello legitiman y legalizan la corrupción, la simulación,
el encubrimiento y todos los vicios que ello conlleva. Esto, evidentemente va en contra de la idea de democracia y república,
es decir, del poder de las mayorías sin oprimir las minorías sino de tomarlas
en cuenta y de cosa pública del latín Res (cosa) publica, Cosa Pública, es
decir, de todos y por ende de interés general y participación también general,
de todos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario