Hasta
la Edad Media se trató de que, el ser humano tuviera cierta dignidad aunque
esta fuera por creer que este era a imagen y semejanza del Dios cristiano. Sin embargo,
hay una larga tradición por darle dignidad al ser humano con base en sus
actitudes consideradas con relación a las virtudes, tanto como ideales como en
la práctica. Los griegos fueron lo que pusieron énfasis en vivir según los
valores; sin que, por ello, se pierda de vista que el ser humano es como es sin
importar muchas veces el horizonte de los valores.
¿Qué
son los valores?, aquellas actitudes o cosas que son dignas de elección por
sobre otras en una escala pues no para todos los tiempos la escala es la misma.
Es evidente que para determinadas épocas la vida es un valor superior que la
propiedad material. Ahora bien, a los valores se le oponen los antivalores; por
ejemplo, a la valentía se le opone la cobardía, a la solidaridad el egoísmo, al
amor el odio y así por el estilo. En efecto, para cada valor existe su opositor
y el ser humano puede distinguir entre los mismos y construir una escala con la
cual tasar las actitudes o cosas.
Con
el capitalismo se puso como fin el tener dinero y esta cosa se volvió el valor
por excelencia de la vida, incluso más valioso que la vida misma, al punto de
que, se le dé a escoger al ser humano, en general, entre el dinero o la vida, escogería
el primero por encima de la segunda. Esto no es nuevo pues ya se decía de hace
mucho tiempo “Poderoso caballero don dinero”; sin embargo, hoy día es casi
exclusivo ese fin: hacer el primer millón para los estadounidenses y, hacer
dinero para el resto del mundo.
Poco
importa si se es de derecha o de izquierda; en la realidad se impone la
dictadura de la ideología del dinero. No es raro ver políticos de izquierda
cambiar radicalmente cuando llegan al poder político, hacer con este un ariete
para volverse adoradores del dinero y hacerse inmensamente ricos. Dice un refrán
popular que, “hasta el más santo peca en arca abierta” y eso es la política mexicana,
un arca abierta. Antaño, con Álvaro Obregón, para doblar a los rebeldes se les hacían
enviaban sendos cañonazos de dinero y listo. Con todo, esto no nos debe de
sorprender y debemos confesar que, deseamos estar ante la arca abierta sin
importar después el qué dirán e incluso, el ejercicio de la acción penal en
contra con tal de que se tengan los medios económicos para salir de tal suerte.
“Con dinero baila el perro y sin dinero baila uno como perro”, reza otro refrán
popular.
Todo
este discurso viene al presente por la publicación en Milenio diario de fecha
25/06/2017 de un artículo sobre Ralph Lifschitz mejor conocido como Ralph
Lauren, de quien se dice que, desde pequeño al preguntársele que quería ser de
grande, invariablemente respondía “Millonario, de grande seré millonario” y lo logró,
su fortuna se calcula en unos 5.400 millones de dólares, según Forbes.
Ya
se puede uno imaginar el adoctrinamiento ideológico que le dieron sus pobres
padres pues eran materialmente pobres y más intelectualmente, a este pobre niño
al punto de sembrarle este único pensamiento como de mayor valor sobre los demás.
Ahora bien, si no se enseña a los niños una escala de valores donde lo humano
sea lo principal se tendrá que se crean seres humanos que escogen
arbitrariamente valores para guiar sus vidas y, se conseguirá que se ponga la vida
humana por debajo del dinero. Tal es el caso incluso del mismo Ralph Lauren
quien tiene como meta diseñar para personas que tienen “clase, elegancia y aire
internacional” (Milenio 25/06/17), con lo cual cercena el valor de lo humano y
lo divide para tener como dignos a otros tantos seres humanos como el, y el
resto son pueblo indigno. Ha perdido desde su niñez la estimación de lo humano
como digno de valorarse y tasa como mejores a los que pueden pagar la clase, la
elegancia y sean internacionales.
Pero
no solamente a Ralph Lauren y sus similares tienen esta idea imbuida en sus
mentes sino que la gran mayoría tenemos como valor principal el hacer dinero a
como dé lugar sin importar los medios. Los mexicanos tenemos una larga tradición
reflejada en los refranes y dichos “El que no transa no avanza”, “Vivir fuera
del presupuesto es vivir en el error”, “Un político pobre es un pobre político”,
y muchas más de este mismo cuño. Pero somos maniqueistas ventajosos pues no
abrogamos pata nosotros mismos el principio bueno y para los demás el principio
malo. Aunque la realidad sea otra. Somos lobos con piel de ovejas.
Por
el momento creo que es tarde (No tan tarde para enderezar el rumbo), para
entender que lo material por lo material, al principio y al final, nos rebajará
en diversos grados que, hay que cambiar el conseguir dinero a como dé lugar y
como único valor estimable. El dinero no compra virtudes ni aumenta un ápice al
ser humano. Se puede ser inmensamente rico y ser, no obstante, inmensamente estúpido,
déspota, injusto, vulgar, es decir, practicar los antivalores como comúnmente lo
vemos. Los valores hacen virtuoso a quien los entiende a cabalidad y, en
consecuencia, los practica como forma de vida.