El
Estado tiene como uno de sus fines la seguridad pública y en aras del orden tiene
a su disposición la policía, granaderos y demás fuerzas públicas. En el caso
mexicano los gobernantes y políticos se han coludido con los narcos y las
trasnacionales para hacerse millonarios. Han corrompido al gobierno y la política
de tal forma que por doquier surge la miseria y las injusticias, ante esto el
pueblo empobrecido se manifiesta contra el lamentable estado de cosas. La
respuesta del gobierno es, amenazar al pueblo con el uso de la violencia legítima
para reprimir, matar, desaparecer y masacrar al pueblo y lo hace al mínimo
pretexto. Mas nunca usa esa fuerza para combatir a la delincuencia ni poner
bajo el orden a las trasnacionales. Es evidente que el gobierno mexicano ha
pervertido todos los órganos e instituciones del Estado mexicano para
justificar sus crímenes y evitar responsabilidades mientras la delincuencia goza
de cabal salud y las trasnacionales hacen su agosto con “El Buen Fin”.
La
fuerza del Estado debe estar al servicio del pueblo, no en su contra. Si el
gobierno en turno aplicara la ley contra los delincuentes no se darían las
manifestaciones ni criticas extremas en su contra. Mientras los excesos de
gobernantes y políticos no tengan límites y no se combata a la delincuencia
organizada no habrá forma de alcanzar la paz social. El gobierno es el origen y
el promotor de todo mal en el gobierno y la política.
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