miércoles, 5 de noviembre de 2014

LA CHARLATANERÍA COMO POLÍTICA PÚBLICA



El regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI), a la presidencia de la República ha sido a través de la imposición fraudulenta de Enrique Peña Nieto por ser el artículo de mejor apariencia que eles ofrecía volver al poder presidencial. Lograron su objetivo primario (Volver al poder a como diera lugar), después, lograron su objetivo deriva (Imponer el Neoliberalismo) y creyeron que con las mismas viejas fórmulas (El autoritarismo, la simulación, las desapariciones forzadas y la charlatanería), podían seguir gobernando e involucrándose como empresarios desde los puestos públicos en la privatización de lo público, sin darse cuenta que el México del Priato se había esfumado en buena parte. No les importó; siguieron superando a Walt Disney en la invención de realidades y mientras todo se iba degradando, los priistas trazaban pinceladas de oropel sobre la realidad. Parecía que Peña Nieto era el billete de lotería ganador. Por doquier y desde el extranjero y a nivel nacional se le ensalzaba y se decía que sus detractores eran unos cuantos envidiosos que todo miraban mal. Se le otorgaron premios internacionales al propio Peña Nieto y a algunos miembros de su gabinete. Con las velas hinchadas de vientos favorables Peña Nieto navegaba sonriente por mares de azul lechoso y de tanta productividad que no se creía. Nunca gobernar bien y de manera  grandiosa había sido tan fácil

Sin embargo, por debajo de la fulgurosa apariencia estaba la realidad reclamando su puesto y no tardó en hacerlo. Ante la falta de leyes efectivas que sometieran a los gobernantes, políticos y  trasnacionales a la ley, la corrupción existente en el Piato se extendió a los demás partidos y todos ávidos de no quedar fuera del negocio de la privatización se lanzaron en loca carrera hacia su objetivo: hacerse ricos y poderosos sin importar los medios. Esto claro, tenía el riesgo de causar atropellos,  violación de derechos humanos, saqueo, rapiña y faltamente la muerte y desapariciones forzadas; crímenes cometidos por las propias autoridades. Ha habido muchos delitos cometidos por gobernantes, políticos y trasnacionales sin la repercusión de dos: El caso Tlatlaya y el de Iguala. El gobierno federal ciego y sordo creyó que no le incumbía la muerte de seis estudiantes ni la desaparición de otros cuarenta y tres. Evidentemente, ignora que el Estado mexicano tiene Unidad en sus tres  niveles de gobierno (Federal, estatal y municipal), y que, quien funge como presidente representa al Estado mexicano y es, comandante supremo del ejército, fuerza aérea y marina y responsable de la seguridad interna y que cuando sea necesario debe intervenir sin dilación.

El gobierno federal llegó mal y tarde en el caso de Iguala, bajo la presión nacional e internacional. Rápidamente el gobierno de Peña Nieto, se desinfló, se le cayó el oropel y dejo al desnudo la verdad cruda, brutal: Peña Nieto y su gabinete no están preparados ni tienen la mínima idea de cómo solucionar este asunto. Según las propias declaraciones de Jesús Murillo Karam, tiene a madia Procuraduría General de la Republica (Más o menos diez mil elementos) en busca de los cuarenta y tres jóvenes desaparecidos y hasta la fecha actual no ha logrado su cometido. Sigue el gobierno de Peña Nieto ciego y torpe y cree que con la caída del ex presidente de Iguala, Guerrero y su esposa ya está solucionado el problema. Lejos está de ocurrir ello. Las protestas no cesan en el interior ni en el exterior.

La política de este gobierno consiste en maquillar la realidad y presentarla como brillante, idónea para Mover a México en la dirección ya buscada por Carlos Salinas de Gortari, Entrar al llamado Primer Mundo, pero esto no es posible mientras el propio gobierno este sumido y sea fuente de corrupción. No son pocos los señalamientos de corrupción del gobierno de Peña Nieto pero este sigue la formula salinista: “Ni los oigo ni los veo”. El llamado a un nuevo Pacto contra la violencia, no puede ser efectivo ni serio proviniendo de este gobierno corrupto en conjunción de políticos igual de podridos (PAN y PRD), quienes son los que han propiciado el presente escenario y principales socios en negocios públicos y privados derivados de la corrupción.

Son sabidas y evidentes las limitaciones, educativas, culturales, científicas, democráticas y morales de los gobernantes, políticos y dueños de las trasnacionales y en especial de Peña Nieto; hacen falta verdaderos políticos que entiendan y practique n una política democrática bajo un estado de Derecho; en consecuencia, es claro que se ha puesto la charlatanería como política pública en todos los ramos que en ella están incluidos. La charlatanería es la simulación, la falsedad aplicada a cualquier  ramo de la vida y en muchas ocasiones se atreve a pasar por verdadera pero, la charlatanería nunca a solucionado problema alguno.

Peña Nieto fue la creación fantástica de la mercadotecnia nacional y extranjera, que trató de engatusar al pueblo mexicano. Sin embargo, como un billete falso de lotería al tratar de cobrase se descubrió su naturaleza y como con Salinas el Estado mexicano quedo a la deriva, sin piloto ni esperanzas de que su tripulación pueda navegar hacia puerto seguro. Hace falta que la nación mexicana intervenga  en uso de su soberanía y ponga orden, desde el ejecutivo federal hasta el más modesto presidente municipal. 


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