El
regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI), a la presidencia de la
República ha sido a través de la imposición fraudulenta de Enrique Peña Nieto
por ser el artículo de mejor apariencia que eles ofrecía volver al poder
presidencial. Lograron su objetivo primario (Volver al poder a como diera
lugar), después, lograron su objetivo deriva (Imponer el Neoliberalismo) y
creyeron que con las mismas viejas fórmulas (El autoritarismo, la simulación,
las desapariciones forzadas y la charlatanería), podían seguir gobernando e
involucrándose como empresarios desde los puestos públicos en la privatización
de lo público, sin darse cuenta que el México del Priato se había esfumado en
buena parte. No les importó; siguieron superando a Walt Disney en la invención
de realidades y mientras todo se iba degradando, los priistas trazaban
pinceladas de oropel sobre la realidad. Parecía que Peña Nieto era el billete
de lotería ganador. Por doquier y desde el extranjero y a nivel nacional se le
ensalzaba y se decía que sus detractores eran unos cuantos envidiosos que todo
miraban mal. Se le otorgaron premios internacionales al propio Peña Nieto y a
algunos miembros de su gabinete. Con las velas hinchadas de vientos favorables
Peña Nieto navegaba sonriente por mares de azul lechoso y de tanta
productividad que no se creía. Nunca gobernar bien y de manera grandiosa había sido tan fácil
Sin
embargo, por debajo de la fulgurosa apariencia estaba la realidad reclamando su
puesto y no tardó en hacerlo. Ante la falta de leyes efectivas que sometieran a
los gobernantes, políticos y
trasnacionales a la ley, la corrupción existente en el Piato se extendió
a los demás partidos y todos ávidos de no quedar fuera del negocio de la privatización
se lanzaron en loca carrera hacia su objetivo: hacerse ricos y poderosos sin
importar los medios. Esto claro, tenía el riesgo de causar atropellos, violación de derechos humanos, saqueo, rapiña
y faltamente la muerte y desapariciones forzadas; crímenes cometidos por las
propias autoridades. Ha habido muchos delitos cometidos por gobernantes,
políticos y trasnacionales sin la repercusión de dos: El caso Tlatlaya y el de
Iguala. El gobierno federal ciego y sordo creyó que no le incumbía la muerte de
seis estudiantes ni la desaparición de otros cuarenta y tres. Evidentemente,
ignora que el Estado mexicano tiene Unidad en sus tres niveles de gobierno (Federal, estatal y
municipal), y que, quien funge como presidente representa al Estado mexicano y
es, comandante supremo del ejército, fuerza aérea y marina y responsable de la
seguridad interna y que cuando sea necesario debe intervenir sin dilación.
El
gobierno federal llegó mal y tarde en el caso de Iguala, bajo la presión nacional
e internacional. Rápidamente el gobierno de Peña Nieto, se desinfló, se le cayó
el oropel y dejo al desnudo la verdad cruda, brutal: Peña Nieto y su gabinete
no están preparados ni tienen la mínima idea de cómo solucionar este asunto. Según
las propias declaraciones de Jesús Murillo Karam, tiene a madia Procuraduría
General de la Republica (Más o menos diez mil elementos) en busca de los
cuarenta y tres jóvenes desaparecidos y hasta la fecha actual no ha logrado su
cometido. Sigue el gobierno de Peña Nieto ciego y torpe y cree que con la caída
del ex presidente de Iguala, Guerrero y su esposa ya está solucionado el
problema. Lejos está de ocurrir ello. Las protestas no cesan en el interior ni
en el exterior.
La
política de este gobierno consiste en maquillar la realidad y presentarla como
brillante, idónea para Mover a México en la dirección ya buscada por Carlos
Salinas de Gortari, Entrar al llamado Primer Mundo, pero esto no es posible mientras
el propio gobierno este sumido y sea fuente de corrupción. No son pocos los
señalamientos de corrupción del gobierno de Peña Nieto pero este sigue la
formula salinista: “Ni los oigo ni los veo”. El llamado a un nuevo Pacto contra
la violencia, no puede ser efectivo ni serio proviniendo de este gobierno
corrupto en conjunción de políticos igual de podridos (PAN y PRD), quienes son
los que han propiciado el presente escenario y principales socios en negocios públicos
y privados derivados de la corrupción.
Son
sabidas y evidentes las limitaciones, educativas, culturales, científicas, democráticas
y morales de los gobernantes, políticos y dueños de las trasnacionales y en
especial de Peña Nieto; hacen falta verdaderos políticos que entiendan y
practique n una política democrática bajo un estado de Derecho; en
consecuencia, es claro que se ha puesto la charlatanería como política pública
en todos los ramos que en ella están incluidos. La charlatanería es la simulación,
la falsedad aplicada a cualquier ramo de
la vida y en muchas ocasiones se atreve a pasar por verdadera pero, la charlatanería
nunca a solucionado problema alguno.
Peña
Nieto fue la creación fantástica de la mercadotecnia nacional y extranjera, que
trató de engatusar al pueblo mexicano. Sin embargo, como un billete falso de lotería
al tratar de cobrase se descubrió su naturaleza y como con Salinas el Estado
mexicano quedo a la deriva, sin piloto ni esperanzas de que su tripulación pueda navegar hacia puerto seguro.
Hace falta que la nación mexicana intervenga
en uso de su soberanía y ponga orden, desde el ejecutivo federal hasta
el más modesto presidente municipal.
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