viernes, 28 de noviembre de 2014

EL DISCURSO DE PEÑA NIETO O COMO APLICAR MÁS NEOLIBERALISMO


El discurso dado por Enrique Peña Nieto, el veintisiete de noviembre de d os mil catorce, puede dividirse en tres partes: A), el Proemio que incluye la entonación del himno nacional (El nacionalismo como fachada) y la bienvenida a sus invitados. B). un diagnóstico de lo que en su percepción está mal en México y C). el remedio a los males.

A). La parte inicial es la reunión de todos los gobernantes y clase política al llamado del principal responsable de la política y seguridad interior del Estado mexicano: el presidente.

B). La parte del diagnóstico es, innecesaria ya que, en general, todos los mexicanos saben cuáles son los males que los aquejan; sin embargo, en la percepción de Peña Nieto todos son culpables menos el.

C). La parte resolutiva, no le va bien a los mexicanos ya que en lo político, se trata de imponer al órgano Ejecutivo, es decir al presidente de la República como el mandamás para disolver Ayuntamientos y tener el control de la seguridad pública, esto es un Nuevo Presidencialismo, que sigue la línea anterior. Los dos restantes órganos el Legislativo y el Judicial a las órdenes del presidente de la República.

En lo económico anuncio la creación de zonas privilegiadas que tendrán regímenes especiales con privilegios a los inversionistas y patrones, eso es dar de comer a los hambrientos pero hasta allí, no hablo de educación, de seguridad social y todos aquellos rubros necesarios para el sano desarrollo del pueblo.

Esto no solo es insuficiente sino que, fue una forma maquillada de aplicar más hondamente el Neoliberalismo. Y, este sistema económico no le interesa la seguridad pública del pueblo, la educación de la juventud, la ecología, la nutrición o cualquier otro elemento que en verdad lleve a los mexicanos a salir de la pobreza extrema. Por el contrario la pobreza se ahondará porque ese es el efecto de aplicar el Neoliberalismo sin reforma política de los órganos, instituciones y demás organismos del gobierno mexicano y a saber son: El Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial que gozan de cabal impunidad y de una estabilidad económica sin para en el mundo.

En el ámbito legislativo es vergonzoso que Peña Nieto, se asuma como el gran legislador. La existencia del Congreso General quedo evidenciada, no hay iniciativas estructurales que los legisladores federales hayan propuesto en el pasado inmediato y en respuesta a la crisis política y sus derivados el Congreso General quedó como mero mirón, como un comparsa y patiño del presidente. El ejecutivo enviará todas las iniciativas anunciadas y el Congreso General las aprobará en medio de una simulación republicana sin importar que se grite hasta el cansancio la pluralidad partidaria, esta no sirve. Del órgano judicial ya ni hablar son la justificación legal de la corrupción.

En resumen, Peña Nieto se quiere erigir en el nuevo líder del Priato en su segunda versión, quiere facultades constitucionales para disolver Ayuntamientos y va a imponer como medicina a la pobreza, marginación más Neoliberalismo con un autoritarismo más profundo.

El combate a la corrupción es una simulación ya que la corrupción empieza con Enrique Peña Nieto y se extiende a su gabinete, allegados, empresas trasnacionales, su círculo íntimo y todos los arribistas, pillos y picaros. Con el autoritarismo solo se combaten los efectos y no las causas.


Peña Nieto dejó la reforma política en el olvido y con ello su decálogo anunciado ya se puede considerar un ato de promesas sin cumplir. Ante la gravedad del asunto retórica hueca.  No se ha visto que ningún sector se entusiasme ante su discurso y solo causo risas y ridículos, ello lleva a colegir que le falta no solo legalidad sino legitimidad al presidente. Por lo común los presidentes carentes de legitimidad se legitimaban con acciones contundentes a principios de sus administraciones, a Peña Nieto ya se le paso la hora.


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