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viernes, 11 de noviembre de 2016

CEROS, UNOS Y ADN



Stepehen Hawking nos deleita con su idea acertada que viajamos en la vida “sobre hombros de gigantes” y en verdad, es maravilloso ir descubriendo que a pesar de todo lo negativo, siempre hay otro lado de la vida en la cual hay dialogo, interacción y colaboración entre científicos de diversas épocas para alcanzar nuevos estadios en la ciencia y la tecnología.

El incomparable Gottfried Leibniz (me deleite estudiándolo en Filosofía), se le ocurrió (perdone este eufemismo), que a través del uso de los números 0 y 1 se podían hacer cálculos más sencillos (esto lo estudie en computación). Pero no le hicieron mucho caso y ahí quedo su propuesta. Más tarde George Boole y Claude Shannon volvieron a hacer uso del sistema binario; el primero se propuso resolver problemas de lógica proposicional y Shannon construyó el puente dorado entre la lógica y la electrónica.

Hoy día todavía están en vigencia estos dos elementos (lógica y electrónica), para resolver una gran gama de problemas de comunicación, médicos, etc. Claro, se espera que las computadoras con núcleos de plasma vuelvan obsoletas las actuales máquinas para dar paso a súper ordenadores. Esto nos lleva a otro problema ¿cómo y dónde almacenar la enorme información que se produce?, hasta ahora la solución han sido las bandas magnéticas. Sin embargo, los científicos del Instituto Europeo de Bioinformática han logrado usar tanto el sistema binario como el ADN para almacenar grandes cantidades de información de texto, imágenes, voz y un código de codificación.

El procedimiento es muy ingenioso. El ADN (Ácido desoxirribonucleico) tiene como base la Adenina (A), la tiamina (T), citosina (C) y guanina (G), que pueden componer una secuencia de ADN (ATGCTAGA) y que contiene la información de un ser vivo. Bien, el sistema binario solo utiliza los números 0 y 1 para representar números así, el numero binario 1011, le corresponde el número 11 en el sistema decimal. Esto debido a que el valor de cada símbolo es la base 2 elevado a un exponente igual a su posición menos uno, es decir:

1*2(3 exponente) + 0*2(2 exponente) + 1*2(1 exponente) + 1*2(0 exponente) que resulta: 
1* 2*2*2= 8 + 0*2*2= 0 + 1*2: 2 + 1 por ser 1 la potencia de 2 (la potencia 0).

Sumados los números queda: 8+0+2+1= 11.

Ahora bien el sistema de almacenamiento de ADN utilizado por el Instituto Europeo de Bioinformática, usa las mismas cuatro letras del ADN biológico pero de manera distinta pero efectiva, al grado de haber podido almacenar 26 segundo del discurso de Martin Luther King “Tengo un sueño”, una fotografía del propio Instituto Europeo de Bioinformática en formato “jpg”, el documento de Crick y Watson que describe la estructura del AD, esto en formato “Pdf”, un archivo que contiene todos los sonetos de Shakespeare, esto en formato “txt” y un documento acerca del sistema de codificación. Todo esto en una porción infinitamente pequeña.

Por ahora el sistema de almacenamiento es demasiado costoso para ser popular pero no tengo duda de que superaran este escollo y salvaran así, el riesgo de que toda la información se pierda ya que aunque una parte se dañe esta estará contenida en otro segmento y podrá ser leída. Los científicos del futuro, se considera que el ADN de esta clase puede durar hasta 500 mil años o más, podrán investigar cómo era la vida en el siglo XXI y todo lo que se logre salvar. Claro, esto será un recto para que encuentren los datos que busquen en medio de las cantidades inmensas de información que se producen con el uso de la internet y las redes sociales o con los estudios del colisionador de hadrones.

Cuando se cree que todo está en peligro llega los gigantes del pensamiento, ponen manos a los ceros, unos y ADN y logran llevarnos sobre sus hombros a nuevas tierras del conocimiento y de tecnología. 

BBC Mundo 24 de enero de 2013. 


martes, 4 de marzo de 2014

AGUSTÍN Y LAS CIENCIAS NATURALES




El padre de la iglesia que con más influencia definió la actitud propia de los cristianos medievales hacia el conocimiento pagano fue Agustín (fig. 1.1). Un avanzado maestro de retórica, subsecuentemente (en 386) convertido al cristianismo a la edad de treinta y dos años y eventualmente (después de 395), obispo de Hipona en el norte d África, Agustín fue un escritor prolífico de libros sobre tópicos de teológicos y filosóficos (más de un centenar de los cuales sobrevivieron). Muchos de esos trabajos contienen pasajes que sugieren total cautela, o todavía una negativa actitud hacia el conocimiento pagano. En su Confesiones,Agustín advierte contra el peligro de la curiosidad. “Además de la lujuriade la carneque yace en la gratificación y placeres de todos los sentidos,…ahí pertenecen al alma, a través de los mismos sentidos del cuerpo, una cierta vanidad y larga curiosidad, encubierto bajo el nombre de saber y conocimiento”. En el mismo tratado, Agustín expresa su arrepentimiento de por el esfuerzo que había dedicado a lograr dominar las artes liberales (incluyendo la lógica, la geometría y la aritmética) – el esfuerzo, escribe que (no sirve para mi uso, sino bastante para mi destrucción).

Pero, esto podría ser un error, inferir de tales fragmentos que Agustín renuncie a la actividad racional en general o a la tradición clásica en particular. Que se oponga al pensamiento herético o falso en los sistemas filosóficos que dio lugar a esto sin duda alguna y él fue un escéptico de cualquier larga escala invertida en la tradición clásica. No obstante, la actividad racional crecía en la vida de la fe y aplicada a los temas apropiados  (especialmente a los artículos de la fe y su apuntalamiento racional), fue indispensable. El razonamiento herético acerca de la Trinidad, el punto apuntó “es para ser evitado y detestado, porque esto no es razonar sino llegar a un razonamiento falso…Por lo tanto, como si estuvieras enfermo advertido para evitar todo decir porque algún decir es falso, pero no debes evitar todo razonamiento porque algún razonamiento sea falso.

¿Qué legitimidad, entonces Agustín atribuye a la actividad racional  directamente a los temas teniendo limitada o una negligente relevancia religiosa?. En particular, ¿cuál fue su actitud hacia las investigación empírica y racional, del mundo material en el cual vivimos?. Ciertamente Agustín puso en baja prioridad a tales investigaciones. En su ComentariosLiterales sobre el Génesis, el menciona que los eruditos frecuentemente presentan largas discusiones de la forma y aspecto de los cielos, materia que “los escritores sagrados” en su profunda sabiduría, “han omitido”. “Tales temas”, continua, “no son benéficos para aquellos quienes buscan la felicidad eterna y lo que es peor, gastan tiempo muy precioso que sería conveniente que lo den para sea espiritualmente benéfico”. Agustín elaboró en su Manual (un manual de la  doctrina básica cristiana), advirtiendo que no deberíamos alarmarnos si los cristianos son ignorantes del conocimiento natural contenido en la tradición clásica. Es suficiente para ellos entender que Dios es la única causa de las cosas creadas. En Sobre la Doctrina Cristiana, el afirmaba dentro del conocimiento pagano “a un lado de la historia de las cosa, ambos, pasado y presente, enseñan cual concierne a los sentidos corporales, incluyendo la experiencia y la teoría de las útiles artes mecánicas y las ciencias de la diputación y de los números, considero que no tienen utilidad alguna”. Agustín se propuso la compilación de manuales para suministrar a los cristianos con todo lo que ellos necesitan saber de cada disciplina.

Pienso que puede ser posible…reunir… y registrar… explicaciones de todos los lugares geográficos no familiares, animales, hierbas y árboles. Piedras y metales que son mencionados en las Escrituras. La misma cosa podía hacerse con los números así como los racionales solo de aquellos números mencionados en las Sagradas Escrituras serán explicados”. 

En la opinión del teólogo más influyente de la temprana cristiandad, la filosofía natural muy modesta a la utilidad religiosa.
Pero la modesta utilidad religiosa, resulta que, no fue causa de despido. En su ComentariosLiterales sobre el Génesis, Agustín aclara que aunque el conocimiento de las escrituras es vastamente superior al conocimiento obtenido a través de los sentidos, este es superior a la ignorancia. De cualquier manera, se preocupó de que los cristianos, ingenuamente interpretaran las Escrituras podían expresar opiniones absurdas en temas cosmológicas, de esta manera provocando el ridículo entre los paganos mejor informados y trayendo la fe cristiana al descredito. “Todos los no cristianos, escribió, saben:

Algo acerca de la tierra, los cielos y los otros elementos de este mundo, acerca del movimiento y las órbitas de las estrellas y de todos los tamaños y posiciones relativas, acerca de la predicción de los eclipses del sol y la luna, los ciclos de los años y las estaciones, acerca de las clases de animales, matorrales y cosas así…Ahora, es una desgracia y cosa peligrosa para un infiel oír a un cristiano, presumiblemente dando el significado de las Sagradas Escrituras, hablando sin sentido  sobre esos tópicos deberíamos tomar todos los significados para prevenir tal situación embarazosa, en la cual las personas muestran vasta ignorancia





domingo, 2 de marzo de 2014

LA IGLESIA TEMPRANA Y LA TRADICIÓN CLÁSICA





El proceso de asimilación, estaba cargada con dificultades. La tradición clásica, debido a su origen pagano, chocó con la doctrina cristiana en los puntos fundamentales, incluyendo la naturaleza e identidad del comienzo divino, el problema de dios y el diablo, la relación entre el creador y la creación y los orígenes de la autoridad religiosa. La iglesia temprana de los padres (quienes, que debemos recordar tienen acceso solo en una estrecha versión de la tradición clásica), encontraron demasiado miedo en esto.

El padre de la iglesia que vino a simbolizar su miedo fue tertuliano (fl. 195-215), un crítico altamente educado de la tradición clásica, quien convertido al cristiandad después de completar su propia excelente educación de la tradición clásica. Tertuliano escribió extensivamente contra la herejía, atacando la tradición clásica en su incubadora. Censuro la lógica y la dialéctica (el arte de construir argumentos lógicos), y específicamente al “miserable Aristóteles”, quien “inventó la dialéctica… el arte de construir y destruir, elusivo en sus afirmaciones, tramando con sus conjeturas malévolo en la argumentación, prolífico en contenidos, una molestia para el mismo”. Y su dar con frecuencia advierte contra la curiosidad (“Sin la curiosidad requerida nuestra después de Jesucristo, sin investigación después del evangelio) es regularmente interpretada como una expresión de la opinión que el cristiano no requiere conocer más allá de lo que la revelación bíblica suministra. “Esto, no solo es una caricatura de la verdadera posición de Tertuliano sino tampoco es representativa de las actitudes patrísticas (aunque esto ha probado no haber sido obstáculo para su amplia diseminación)”.

Esta actitud imputada a Tertuliano es un extremo del fin de un amplio espectro de la opinión patrística. Si el conocimiento pagano encarnado en la tradición clásica aparece peligroso, también probo ser indispensable y el nivel de hostilidad expresado por Tertuliano en sus momentos de retórica capaz de destrucción fue la excepción más que la regla. La total repudiación de la tradición clásica por los padres de la iglesia fue una cosa práctica, imposible. Muchos habían sido educados en la tradición clásica antes de reconvertirse a la Cristiandad y habían adquirido hábitos de investigación racional que no pudo haber sido lanzado fácilmente a un lado. Además, las herramientas del discurso racional y algunas de las asunciones de la filosofía griega fueron requeridas para el desarrollo de la doctrina cristiana y la defensa de la fe en contra de sus detractores. Y, finalmente, hay un simple que mucho del contenido de la tradición clásica fue teológicamente benigno. Esto podía haber sido absurdo para los cristianos educados para repudiar las riquezas intelectuales de la tradición clásica en cada cosa desde la botánica a la medicina, a la física hasta la metalurgia –por eso se condenaban a si mismos a un estado de ignorancia bárbara- Desde el hecho de que los cristianos fueran cautelosos al peligro teológico en la filosofía greco-romana y la religión, de esto no se sigue que estuvieran preparados para renunciar a todos los aspectos de la larga cultura greco-romana que (nunca debemos olvidar) que también era su cultura.

Consecuentemente, muchos de los padres de la iglesia expresaron al menos una limitada aprobación de la tradición clásica. Por ejemplo los escritores de los siglos, segundo y tercero, Atenágoras, Clemente y Orígenes, todos encontraron la filosofía griega como una herramienta útil en defensa de la cristiandad. Atenagoras acomodo la autoridad de Platón, Aristóteles y de los estoicos en favor del monoteísmo. Clemente ataco los más tempranos filósofos por su ateísmo. Pero también reconoció que ciertos filósofos y poetas taladraban el testimonio hacia la verdad y que dentro de la tradición filosófica hay “una escasa maledicencia provocada, capaz de comenzar una ventilación dentro de las flamas, un rasgo de sabiduría y un impulso de Dios”. “Tertuliano mismo vio la religión cristiana como el cumplimiento de la racionalidad griega, ambas abogaban y se ocupaban de la actividad filosófica. 


sábado, 1 de marzo de 2014

LA EDAD MEDIA Y LA TRADICIÓN CLÁSICA



Distintos preliminares deberían primero ocuparnos. Cerca de 850 años separan a Bacon y a Agustín. ¿Qué son las divisiones cronológicas asociados con este largo periodo de historia europea?. No hubo catástrofes o logros decisivos o evidentes que podamos usar como marcas cronológicas y las fronteras son por lo tanto intrínsecamente borrosas. Pero el número redondo de los años de declive del Imperio Romano corre desde A.D 180 al 450. Los historiadores de la iglesia conocen esto como el “periodo patrístico” –una era durante la cual la doctrina cristiana fue codificada por unas series de concilios de la iglesia y la influencia de  los padres de la iglesia. Las características que nos golpean como distintivamente medieval emergieron gradualmente en el curso del siglo quinto. El periodo medieval temprano es habitualmente fechado alrededor de 450 al 1000. Esto fue seguido por un de recuperación europeo, 1000-1200 y la alta o ultima Edad Media, tempestuosamente 1200-1450. La historia reencuentra en este ensayo corre desde los cercanos décadas del periodo patrístico hasta los primeros setenta y cinco años de la alta Edad Media.

¿Había ahí, de fecho, una ciencia de valor de nombre durante este largo periodo?. Ciertamente muchos delos ingredientes de lo que nosotros consideramos como ciencia estaban presentes en los lenguajes para describir la naturaleza, métodos para explorarla, afirmaciones, de hecho y teorética que emergieron de tales exploraciones y criterio para juzgar la verdad o validez de sus afirmaciones hechas. Además, es claro que las piezas del resultante conocimiento medieval estuvieron para todos propósitos prácticos idénticos a lo que son ahora tomados para ser ciencia genuina (la astronomía planetaria y la óptica geométrica son buenos ejemplos).

Pero la patrística y la aproximación medieval a la naturaleza también difieren de los nuestros en diferentes formas. El conocimiento acerca del mundo natural fue entonces una parte integral de la larga empresa filosófica –una característica que los modernos científicos podrían encontrar extraña. La teología y la religión fueron consideradas como participantes legítimas en la investigación y la formulación de verdades acerca del mundo natural más frecuentemente de lo que son hoy día. La evidencia observacional, sin embargo, regularmente empleada en la validación de las afirmaciones teoréticas durante el periodo medieval, tiene un perfil considerablemente más bajo que la ciencia moderna. La motivación para la aspiración de la ciencia y las instituciones fueron la búsqueda de colocar totalmente diferentes de los modernos. El apoyo gubernamental que maneja la gran ciencia hoy hubiera sido inconcebible durante los periodos de la patrística y la medieval. Y los mecanismos ahora disponibles de la diseminación del conocimiento científico son más eficientes que los que operaron en la cultura anterior a la prensa impresa y los medios electrónicos. 



Dadas esas similitudes y diferencias ¿cómo justificamos el esfuerzo de llamar esta patrística medieval, ciencia?. Este problema es materia de disputa entre historiadores de la ciencia. Algunos prefieren la expresión cautelosa “conocimiento natural”. Otros hablan de “filosofía natural”, en orden para llamar la atención hacia la relación integral en la era temprana entre la persecución del conocimiento natural y la persecución de otras formas de entendimiento. Y algunos intrépidamente usan la expresión “ciencia”  o “ciencia natural”, declarando por eso que de su erudición, aunque no idéntica a la ciencia moderna, son los antecesores de las disciplinas modernas y prácticas, por eso, están autorizados para afirmar el nombre familiar. Esto me parece a mí como un debate sin sentido. La cosa importante es acordar sobre lo que hablamos acerca de emplear terminología que facilite la comunicación sobre el tema. En las siguientes páginas, empleare tres de las ya mencionadas locuciones en competencia de manera indiscriminada, como sinónimos. También emplearé las expresiones denotando específicos ramos en la búsqueda del conocimiento natural, tales como “ciencia matemática”, “astronomía”, “cosmología” ”óptica” “meteorología y “medicina”. El lector debe entender que este no es un punto a hacer, deseo mantener identidad entre la patrística la empresa medievalde esta manera con sus descendientes modernos.

Agustín y Bacon encontraron las ciencias naturales como elementos de la tradición clásica y si deseamos entender sus actitudes hacia las ciencias naturales, debemos mirar briosamente en todo lo cual esas ciencias fueron parte. La tradición clásica consistente en acumular conocimiento de la antigua Grecia, transmitido verticalmente a través del tiempo y horizontalmente a través de la geografía cultural y los límites del lenguaje ajustándose a sí mismo en el proceso a las nuevas circunstancias culturales y lingüísticas experimentando significativos modificaciones. La tradición clásica incluyendo la poesía, el drama, la historia, la teoría política y la ética, la metafísica o la teología y las ciencias naturales. Esto también incluye las reglas de razonamiento efectivo escribiendo y afirmando. Prominente dentro de la porción de la tradición clásica, devoto a la naturaleza fueron los escritos de los filósofos Platón y Aristóteles, miembros de las escuelas filosóficas de los Estoicos y Epicúreos, le matemático  Euclides, el astrónomo Ptolomeo, el físico Galeno, sus seguidores y sus críticos –escritos que se dirigían a tópicos que fluctuaban desde medicina y las ciencias matemáticas hasta la meteorología, la cosmología, y la relación de todas ellas con los dioses, esto es crítico teniendo en mente que fueron escritos paganos, producidos por fuera del redil cristiano, a veces inconsistente con la doctrina Cristiana y potencialmente los objetos de hostilidad desde la audiencia cristiana.

La transmisión y destino de la tradición clásicaes un tema que nosotros podríamos fácilmente dedicar el análisis de un largo-libro. Pero una versión corta como esta: Como Roma extendió su poder sobre la cuenca mediterránea en los siglos después del 200 A. C., ampliando el contacto cultural entre griegos y romanos (alentando por el amplio despliegue del bilingüismo entre las clases superiores romanas), introduciendo una delgada, popularizada versión de la tradición clásica dentro de la educación romana y la cultura romana. Unos pocos griegos trabajaron traduciendo al latín, pero como un bilingüismo y las condiciones habían favorecido la erudición disminuida en los años decline del Imperio Romano. (Después del 100  D. C.) las audiencias romanas (inicialmente paganas pero gradualmente llegaron a ser cristianas) fueron aumentando a limitadas piezas de la tradición clásica que había sido explicada, epitomizada, o de otra manera para los autores romanos. Los padres de la iglesia occidental del periodo patrístico y los autores cristianos de la temprana Edad Media fueron forzados a depender de su derivativo, versión latinizado (pero aun vigorizada filosóficamente),de la tradición clásica.

Entre tanto, una más rica, más completa versión de la porción científica de la tradición clásica seguía un itinerario en rodeos que permitía estallar sobre de la escena en el siglo doce de la Europa Cristiana. Esta versión la cual incluía mucho de las fuentes griegas, fue primero llevada hacia el Este a occidente y Asia central (después del surgir el Islam, generalmente fechado en A. D. 622) esta fue traducida al árabe y asimilada por intelectuales musulmanes. Se movió a través del norte de África a España con la expansión del Imperio Islámico (siglos, séptimo y Octavo). Finalmente, como resultado de la reconquista de España por los ejércitos cristianos, esas fuentes originales, junto con la extensa literatura islámica inspirada en ellos, fue traducida del árabe al latín(primeramente en el siglo doce y en la primera mitad del treceavo) e introducida en la corriente principal de la cultura medieval. Casi al mismo tiempo muchos de los mismos materiales fueron traducidos al latín de las versiones originales  Griegas las cuales la Europa occidental había ganado su acceso. 
 




LOS ENCUENTROS DE LA IGLESIA MEDIEVAL Y LA TRADICIÓN CLÁSICA: SAN AGUSTÍN, ROGER BACON Y LA METÁFORA DE LA SIRVIENTA

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David C. Linberg                

EL PROBLEMA.

De acuerdo a la creencia popular extendida, el periodo de la historia Europea conocida como la Edad Media o periodo medieval (los accidentados años 450-1450), fue un tiempo de barbarismo, ignorancia y superstición. El epíteto “Edad oscura” con frecuencia aplicado a esto amablemente captura esta opinión. En cuanto a la enfermedad que literalmente amenazaba, aprendiendo, y especialmente la ciencia durante la Edad Media, la culpa es mayormente aplicada a los pies de la iglesia cristiana lo cual es alegado por haber colocado la autoridad religiosa sobre la experiencia personal y la actividad racional, por eso, extinguiendo las vagas chispas de científicos y otras formas de creatividad intelectual que habían sobrevivido a las invasiones bárbaras de la última antigüedad.
                                                      
Pero esto esta es una caricatura, aceptación que ha probado ser un obstáculo para un entendimiento de la Edad Media como realmente fue. Es cierto que los siglos tempranos del periodo medieval, de la última antigüedad fue un gran problema confuso, político y social. Es cierto también que alfabéticamente y el conocimiento en este periodo temprano estuvo en un estado de declinación. Pero un informe del fracaso del conocimiento es diferente entre las regiones geográficas y cambia en el tiempo sin hacer justicia a la compleja realidad medieval. Un informe exacto puede revelar que el conocimiento crecía desde el pequeño inicio en la temprana Edad Media hasta llegar a ser una industria creciente en la edad Media más reciente.  Ese importante logro científico emergió durante ese periodo y que la iglesia y su teología mantuvieron una relación las ciencias naturales y es demasiado complicado para ser capturado en simples categorías de blanco y negro tales como adversarias o aliadas. Incuestionablemente, alguna porción de la tradición clásica dio surgimiento a la sospecha, hostilidad y aun condenación eclesiástica. De cualquier manera, tales casos fueron excepciones, más comúnmente, la reflexión crítica acerca de la naturaleza del mundo fue tolerado y aun fomentada. En su búsqueda por entender el mundo en el cual vivían; los especialistas medievales emplearon todos los recursos a su disposición, incluyendo las ideas científicas inherentes, la observación personal, la inferencia racional y la tradición religiosa.

Y lo hicieron con mucha integridad como se puede encontrar hoy en un profesor promedio de universidad y con la menor interferencia de la iglesia que la caricatura de la edad media sugiere.


A propósito del desarrollo y defensa de esas afirmaciones, propongo concentrarme en dos figuras históricas quienes han contribuido poderosamente a la imagen de la Edad Media: San Agustín de Hipona (354-430), padre de la temprana iglesia quien más determinó  las actitudes del cristiano medieval hacia la ciencia pagana, que cualquier otra persona y Roger Bacon (ca. 1220-ca.1292), la más notoria figura científica de la Edad Media ampliamente aclamado por su rechazo a la autoridad y sus campaña sobre la defensa de las matemáticas y que él llamó ciencia “experimental”, (Empleo el término “pagano” sin intento peyorativo, para significar simplemente no judeo-cristiano), No afirmo, por supuesto, que la vida de San Agustín y Bacon representen para nosotros toda la historia de los encuentros medievales entre la ciencia y la religión sino creo que un estudio de sus carreras puede revelar los contornos básicos de esa historia.


jueves, 27 de febrero de 2014

ABRIENDO CONFRONTACIONES





Pero ¿por qué Galileo se metió en el problema?. ¿Por qué encontró oposición, considerando que setenta años antes el heliocentrismo no había causado agitación?.Porque en esos setenta años el clima de opinión dentro de la iglesia Católica había cambiado. Este cambio de clima, para ponerlo en términos simples, fue el resultado de la Reforma Protestante –un amplio movimiento de reforma dentro de la iglesia Católica, la cual alcanzó su clímax en la primera mitad del siglo dieciséis y culminó en la división áspera de la Europa occidental en la mitad Protestante y la otra Católica. Naturalmente los líderes de la iglesia Católica reaccionaron a semejante evento catastrófico, habiendo perdido la mitad de Europa como el resultado de lo que fue construido como una relajación de la política hacia los disidentes y la controversia, ellos se volvieron cautelosos. Guiados por los principios que emergieron del Concilio de Trento (1545-63), dieron pasos gigantes para convertir a la iglesia en centralizada, en burocracia autoritaria capaz de imponer la creencia ortodoxa. La burocracia de la iglesia fue un gran problema, más preocupada en la controversia que lo que la iglesia había sido. Y tomó una vista mucho más estricta de la interpretación bíblica, moviéndose(en los años después de Trento), hacia el literalismo y negando la adopción de cualquier interpretación no sancionada por la tradición de la iglesia o los padres de la iglesia. Un decreto sobre la interpretación de las Escrituras que emergió del concilio dice:

El Concilio decreta que en materia de fe y moral…. ninguno, dependiendo de su propio juicio y distorsionando las Sagradas Escrituras, de acuerdo a sus propias concepciones, no se atreva a interpretarlas contrariamente al sentido de la Sagrada Madre Iglesia, a quien pertenece juzgar su verdadero sentido y significado, sostenido     o contrariamente al acuerdo unánime de los padres.

Estas reglas enfáticas fueron una repudiación de la noción Protestante de que las Escrituras están solas con su propia autoridad para la creencia y práctica cristiana, de ninguna manera dependiente de la tradición de la iglesia.

Los problemas de Galileo comienzan pronto, después de la publicación del “Mensajero Estelar”, En 1611, el hace una visita en persona a Roma para suplicar por el caso de sus descubrimientos telescópicos. Los Jesuitas en el Colegio Romano confirmaron sus observaciones telescópicas (pero no la interpretación heliocéntrica que les dio), y lo trataron como una celebridad. De cualquier forma, de regreso en Florencia Galileo intentó apremiar el caso del heliocentrismo comenzando por irse a la oposición. La cosmología siempre ha sido moderadamente un punto sensitivo, y el asunto de Giordano Bruno, diez años antes quizá había incrementado el peligro. Poniendo una amenaza al sentido literal de ciertos pasajes de las escrituras, el heliocentrismo llegó a ser de interés alrededor de la oposición a Galileo entre los conservadores Dominicanos florentinos que podría unirlos. Tres años después, la controversia sobre las manchas entre el astrónomo Jesuita Cristopher Scheiner y Galileo resultó en una refrescante relación entre Galileo y sus amigos jesuitas y apoyadores.

Casi al mismo tiempo, Galileo estaba atrapado en un debate con respecto a la posible movilidad de la tierra que había comenzado durante el desayuno en la corte de los Medicis (reportado a Galileo por su amigo y estudiante Benedetto Castelli). Particularmente algo preocupado por Galileo y su campaña cosmológica por el grado al cual los participantes en este debate estaban preparados para decidir el punto de acuerdo a las Escrituras. Había claramente una necesidad, percibida por Galileo, para una sofisticada discusión de los principios de interpretación (o exegesis) aplicable al contenido alegado en las Escrituras. Galileo vio como suministrar esa discusión en una carta abierta a Castelli –una carta a mano que pronto estaba circulando en múltiplescopias. Galileo afirmaba en esta carta que el solo propósito de la Biblia era persuadir a los lectores “de esos artículos y proposiciones las cuales son necesarias para … la salvación y superar toda la razón humana”. Cuando el texto bíblico sobrepasa esos límites dirigiendo la materia que está dentro del alcance de la experiencia sensorial y el conocimiento racional. Dios no espera dar esa capacidad para abandonarla. En este orden debe ser ampliamente entendidos, los escritores bíblicos acomodados ellos mismos a las concepciones populares, consecuentemente, en materia de disputa científica, la interpretación no necesita ser limitada a la “aparente significado de las palabras”. Se sigue que los teólogos, antes de comentar entre ellos mismos una interpretación de tal pasaje, pueden estar notificados de examinar los argumentos demostrativos de científicos y filósofos naturales.

Galileo se había embarcado en un curos peligroso. En su carta (subsecuentemente extendida y publicada como la Carta a la Gran duquesa Cristina), articulaba principios de la interpretación bíblica emanados de Agustín (354-430), y aceptadas dentro de la organizada Cristiandad. Sin embargo, advertido por un laico que tales materias no eran bienvenidas por los teológicos y otros oficiales de la burocracia de la iglesia, particularmente cuando eso advertía estar en marcha (en su buena volunta para empujar al lado la opinión de los padres de la iglesia, también el sentido literal de las Escrituras) así como, obviamente contra la opinión exegética prevaleciente como la que se había desarrollado dentro de la iglesia desde Trento.

La carta de Galileo provocó una fuerte reacción, aun en gran parte local. El obispo de Fiesole (un pueblo en la colina afuera de Florencia) llamado por el encarcelamiento de Copérnico. El obispo ignoraba que Copérnico había muerto hacia setenta años; solo sabía que este Copérnico era una amenaza y debía ser sacado de las calles. Un poco después, un miembro, el más anciano, de la orden Dominica, Nicolo Lorini aseguró una copia de la carta de Galileo  la envió a la Inquisición (la agencia en Roma encargada de la correcta creencia y el trato en materia de herejía, también conocido como el “Santo Oficio”). En la cubierta de la carta, Lorini acusaba a Galileo de adoptar un imprudente y posiblemente principios heréticos sobre la exegesis bíblica.

Galileo no sabía de esta acusación específica, pero estaba consciente que el problema estaba amenazando y decidido fue a Roma una vez más a preparar su propio caso personalmente dentro de los corredores del poder.  Estaba convencido de tener los argumentos científicos decisivos e ingenuamente supuso que tales argumentos podrían acarrearle la victoria sobre la oposición geocéntrica. Además, los recuerdos de la visita triunfante en Roma hacia unos pocos años antes le alentó el optimismo. Una vez en Roma (al final de 1615 y al inicio de 1616), Galileo estaba hecho totalmente una figura argumentando su caso con pasión donde quiera que tuviera oportunidad representándose así mismo. Discutía frecuentemente en medio de quince o veinte invitados que hacían acalorados asaltos sobre él, ahora en su casa, ahora en otra casa. Pero estaba bien preparado para que se rieran; y si bien su novedad de su opinión no dejaba a las personas persuadidas, aun revelaba el frenesí de la mayoría de los argumentos con los cuales sus oponentes trataban de vencerlo. Lunes, … en la casa de Federico Ghislieri, llevó a cabo un maravilloso banquete; y lo que más me gusto fue que, antes, preguntando los argumentos contrarios, los amplio y los resistió con nuevos motivos que parecían invencibles, así que, en subsecuentemente los demolió, el hizo parecer ridículos a sus oponentes.

El embajador florentino en Roma, quien tenía la obligación de proteger a Galileo, no estaba contento. Informando al gran duque de Toscana, escribió que Galileo “es vehemente y testarudo y muy trabajador en su materia; y cuando él está cerca, es imposible escapar de sus manos, Y este asunto no es una broma, pero puede llegar a tener grandes consecuencias, y el hombre (Galileo) está aquí bajo nuestra protección y responsabilidad”.

Galileo recibe plena atención pero no convence a la gente entre quienes se encuentra (aunque ciertamente tenia quienes lo apoyaban). Su arrogancia, estilo impetuoso parecía, en balance, haber sido más efectivo en meterlo en problemas y hacer enemigos antes que (como el esperaba) calmar las aguas. En efecto, cerca del fin de febrero de 1616, mientras Galileo estaba aún en Roma, la Inquisición, finalmente actuando sobre los cargos hechos diversos años antes por Lorini, censuró dos posiciones que encarnaban lo esencial del sistema  heliocéntrico: que el Sol esta en reposo en el centro del universo y que la tierra está en movimiento alrededor de este. Los consultores de la Inquisición declararon esas proposiciones por ser “filosóficamente absurdas”, y cualquiera de las dos “formalmente herética” (la proposición primera), o “al menos errónea en la fe” (la posterior. El decreto publicado puso al Revoluciones de Copérnico en el Índice de los Libros Prohibidos “mientras se corrige”. Allí permaneció hasta 1835.
                                                  
¿Qué yacía tras esta decisión de la Inquisición?. En los más simples y específicos términos, el problema erasí o no consistente la hipótesis heliocéntrica con la enseñanza tradicional de la iglesia (basada en una lectura literal de los pasajes bíblicos que parece dirigirse, directa o indirectamente en materia cosmológica). El punto más grande que yacía tras de este problema fue de la autoridad epistemológica: ¿son las afirmaciones de verdad cosmológicas dependientes de la ciencia o de la teología en conclusión, sacado de la razón y la experiencia de los sentidos o del contenido de la revelación bíblica como interpretada por los padres de la iglesia?. Y ambas deben ser tomadas en cuenta, ¿cómo compiten las afirmaciones teológicas y cosmológicas para ser adjudicadas?, La razón y el sentido, Galileo afirma, enseñaba la movilidad de la tierra. Pero la revelación literalmente interpretada, decían los lideres teológicos, enseñaban su fijeza. La mitad de una docena de pasajes de la Biblia fueron apelados por los teólogos. Dos de ellos hablaban del punto con particular claridad:

Eclesiastés 1:5: El sol sale y se pone y se apresura al lugar de donde surge.

Salmo 93:1:… el mundo (i.e la tierra) establecida; nunca puede ser movida.

Hay manifiestamente expresiones de cosmología geocéntrica. Un tercer pasaje también produce fácilmente una interpretación geocéntrica:

Joshua 10:12-13: Entonces Joshua habló al Señor en el día cuando el Señor dio a Amorites a los hombres de Israel y dijo en vista de Israel, “Sol, tu detente en Gibeon y tu Luna en el valle de Aijalon”. Y el sol permaneció quieto y la Luna se detuvo, mientras la nación tomaba venganza de sus enemigos.

Nota que Joshua manda al sol detenerse en violación de lo que obviamente era usualmente su estado natural de movimiento. Si fuera el cosmos heliocéntrico, Joshua hubiera estado obligado a ordenar a la tierra cesar su rotación sobre su eje.

Sumado a esos textos bíblicos fue más allá de una consideración epistemológica. Esto fue sostenido por los líderes teológicos, ambos Católicos y Protestantes, que las ciencias naturales fueran un principio incapaz de determinar la verdad del sistema del mundo con certeza. Solo el Creador sabía lo que yacía detrás del movimiento celestial: el intelecto humano no tiene acceso a este conocimiento divino. No podemos escalar los cielos para encontrar lo que realmente sucede y la clase de evidencia desde nuestro punto de vista terrenal simplemente no arregla la materia. La misma lección fue enseñada por la tradición astronómica ptolemaica, la cual había estado dominada por las fuertes tendencias “instrumentalistas” – tratando los modelos matemáticos para los planetas como meros instrumentos matemáticos, diseñados para predecir posiciones observadas pero no para describir la realidad celestial.

Dados esos argumentos, ¿qué podría nivelar la hoja vista como miembro de la Inquisición?. En el lado de la cosmología geocéntrica estaban claras las declaraciones bíblicas para efectos de que el Sol se mueve mientras la tierra esta fija. De parte de la cosmología las pruebas no científicas, sino los argumentos y las opiniones científicas, afirmando dentro de un clima que en caso de lanzar la duda sobre la habilidad del intelecto humano para siempre descubrir la verdad del sistema cosmológico. Esto no fue (como los miembros de la Inquisición lo vieron) divinamente inspirado en las certezas bíblicas contra el convencimiento de las demostraciones científicas, pero las certezas bíblicas contra las probables conjeturas científicas. Desde la perspectiva de la iglesia, no pudo haber una elección cómoda.

Esto sedujo, desde una perspectiva moderna, para los propósitos que los principales teólogos de la iglesia debía modificar su interpretación de los relevantes textos bíblicos en orden para meterse en el paso de la opinión científica. Pero debemos guardar en mente que la posición adoptada por la Inquisición era un paso con la mayoría, sino al último, la opinión científica. Y esto hubiera sido el más extraordinario evento de sus miembros tomando medidas elaboradas para abandonar sus propias profundas opiniones de interpretación bíblica, también las opiniones de la cosmología tradicional de los padres de la iglesia mientras, simultáneamente, rechazando la mayoría de las opiniones de astrónomos calificados.

Retornemos brevemente al curso de los sucesos. La Inquisición formalmente censuró en 1616 el heliocentrismo, declarándolo falso y herético. Pero Galileo no enfrentó peligro personal. Fue acusado sin delito, no fue declarado herético. Simplemente fue citado por el Cardenal Roberto Bellarmino, representante de la Inquisición e informado de que el heliocentrismo había sido declarado falso y herético y no debía ser sostenido ni defendido. Un sobreviviente de una declaración jurada por  Bellarmino la declaración de Galileo tenía:

Siendo notificado de la declaración hecha por el Santo Padre y publicada por la Sagrada Congregación del Índice, que contenía que la doctrina atribuida a Copérnico (que la tierra se mueve alrededor del sol y el sol yace en el centro del mundo sin moverse del este al oeste) es contraria a las Sagradas Escrituras y por lo tanto, no puede ser defendida o sostenida.

De cualquier modo, el archivo de Galileo en la Inquisición contenía otro documento que figura prominentemente en la historia del asunto Galileo. Este documento, un memorándum fechado el 26 de febrero de 1616, asegurando que la reunión entre Galileo y Ballarmino fue también atendida por el comisario general de la Inquisición, Angelo Segizzi, quien ordenó a Galileo “abandonar completamente… la opinión de que el sol está quieto en el centro del mundo y la tierra se mueve y de aquí en adelante no sostener, enseñar o defenderlo de cualquier manera, ni oralmente o en escritos”. La importancia de este documento si es auténtico es que el punto ordenado por Sigizzi, amenazaba toda la discusión del heliocentrismo, fue sutil pero significativamente más allá de la orden publicada por Bellarmino el cual simplemente no gusto a Galileo, no para “defender o sostener” (como verdad) la hipótesis heliocéntrica. Pero, ¿es autentico el documento?. Probablemente, si bien la opinión contraria ha sido vigorosamente defendida. De una u otra manera, encontró su camino el archivo de Galileo en la Inquisición, allí permaneció, esperando ser usado en contra de Galileo en el juicio de 1633.

El decreto de 1616 trajo un alto en la campaña pública de Galileo en defensa del heliocentrismo. Galileo regresó a Florencia, donde volvió a la necesidad de búsqueda de otros intereses científicos. Hacia el fin de 1618 tres cometas pasaron a través de los cielos Europeos en rápida sucesión. Esos cometas causaron considerable agitación y sacaron cierta cantidad de comentarios sobre la naturaleza de los cometas, incluyendo intentos por extraer del fenómeno de los cometas, argumentos conclusivos contra el heliocentrismo. Galileo cayó en controversia con un profesor jesuita de matemáticas, Orazio Grassi, quien había escrito sobre el tema; y los dos pronto estuvieron atacándose uno al otro en tratados seudónimos y a través de intermediarios. La controversia terminó en la publicación de Galileo de un tratado, El Ensayador (1623) – entre otras cosas un cortante ataque a Grassi en el cual Galileo lo acusaba de comportamiento rudo, fraude y robo intelectual. El Ensayadorestableció en adelante la fundación de un informe mecanicista de la naturaleza y después emergió como un acontecimiento histórico en el desarrollo de la ciencia del siglo diecisiete pero su importancia para Galileo y el heliocentrismo yace en el envenenamiento de las aguas entre Galileo y los jesuitas los cuales Galileo había controlado, hasta ahora, manteniendo relaciones amigables.