No
hay duda que la muerte de una persona significa dolor y duelo por su perdida y
en este sentido se debe tener el respeto absoluto por el fallecido. Sin
embargo, no se puede equiparar la muerte de una sola persona que vivió
plenamente y las vidas truncadas por el propio gobierno. Eso es invertir los valores.
El
Priato se apropió también del mundo artístico y a través de Televisa creo y
recreo lo que se podía considerar como entretenimiento para una clase jodida,
muy modesta y que se tenía que hacer olvidar su jodidez. Para ello estaba el
programa “Siempre en Domingo” a través del cual se moldeo el gusto y lo que se podía
ver en televisión entre otros programas.
De
los programas infantiles que, Emilio “El tigre” Azcárraga le dio su visto bueno
fue el de Roberto Gómez Bolaños, “El Chavo del 8”. Por medio de este personaje
se ayudó a moldear un tipo de mexicano mediocre, conformista, ignorante e
ingenuo. La mediocridad se encumbró mediante este tipo de personajes
televisivos y lo que contenía la fórmula de la enajenación se aceptó como lo normal
e incluso como lo bueno, lo excelente.
Estos
personajes han quedado ya como patrimonio, como un seguro de sobrevivencia y de
intereses económicos de Televisa; por medio de estos símbolos se sigue
engañando a los mexicanos y, a los latinoamericanos sobre lo que significa
salud corporal, mental y entretenimiento sano. Que no se repudie el uso malsano
de estos símbolos de la decadencia no habla muy bien del gusto y la salud de
los latinoamericanos y en especial de los mexicanos.
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