No
sé cómo diablos se puede estar orgulloso de ser fanático del futbol mientras
con ese mismo hueso se lleva al pueblo al sometimiento. Se maldice a los
gobernantes y políticos pero sin duda alguna el pueblo fanatizado hasta la medula
es la materia sobre la que se eleva el mal gobierno. Eso no habla bien del
pueblo mexicano.
Ya
José Vasconcelos se quejaba amargamente con solo ver como los mexicanos de
aquellos tiempos eran manipulados con unos cuantos cuetes y globos (Pueblo globero,
exclamo Vasconcelos). Hoy bien se puede exclamar: ¡Pueblo futbolero!. Lamentable.
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