Me
niego a creer y por lo tanto a comprobar que haya seres humanos de menor
calidad significativa en lo intelectual. Me maravilla ver un rotulista hacer su
trabajo casi perfecto, el conocimiento que tienen las cocineras, los campesinos
y los obreros ordinarios y especializados. Podría seguir enumerando más ejemplos
pero sería ocioso. En consecuencia, solo
pondré como ejemplo el conocimiento que la gente tiene del futbol. El futbol puede ser tan complejo
de entender a nivel técnico con tantos datos que procesar, entender las
estrategias, las posiciones de los jugadores, nombres, cualidades personales,
estadísticas y todo lo que tiene que ver con dicho deporte. Es una maravilla
que haya personas que sepan al dedillo todo acerca del futbol. Lo lamentable es
que solo sepan de ello. Sospecho que no es la inteligencia la que tienen corta
sino las vías para acceder a la educación académica, reservada a una elite
afortunada.
Ahora bien, aquí
hago una distinción entre el conocimiento adquirido por la experiencia
cotidiana en cualquier ámbito y el conocimiento académico. De común se cree que el conocimiento escolar
tiene una calidad superior por tener todo un sistema educativo prodigado por
pedagogos expertos en los más variados temas. Error. El sistema educativo
mexicano no está diseñado para crear profesionistas o técnicos con
conocimientos superiores. La información inconexa que se da como alimento
cotidiano a los cerebros incultos es de tan mala calidad que una buena porción de
profesionistas nunca ejercen su correspondiente carrera. ¿La razón?, nunca
lograron aprehender y poner en practica la maraña de datos sin sentido.
Por
otro lado, aunque el conocimiento adquirido por la practica en los oficios,
evidentemente no tienen una estructura oficial para su enseñanza ni su puesta
en acción, sin embargo, la tradición es su soporte y mucho me temo que dicho
sistema es tan eficaz como el oficial o quizás más. La diferencia entre ambos
sistemas de aprendizaje estriba en que, se alaba a uno y se menosprecia al
otro.
Ahora
bien se debe de tomar en cuenta el sistema social y el económico para entender
las razones del por qué, aparentemente la educación académica es superior a la
enseñanza de los oficios. Se debe tomar en cuenta que un sistema social de estratos
sociales piramidal no permitirá la igualdad en casi ningún rubro pero mucho
menos en la educación. A esto se le debe sumar el sistema económico que va de
la mano con el primero; es claro que, los pobres estarán en evidente desventaja
para alcanzar una carrera profesional o técnica y cuando lo logra no pasa, por
lo general, de un trabajo rutinario y sin relevancia.
Se
puede alegar lo que se quiera, pero basta con tratar de aprehender ambos tipos
de conocimientos y a menudo se topa uno con que, ambos, representan la misma
dificultad inicial hasta que se entienden a cabalidad.
Los
profesionistas que obtienen recién sus títulos están en el mismo nivel que los
que han obtenido el conocimiento de los oficios y tienen un largo camino para
hacer empatar teoría y práctica de manera constante, siempre corrigiendo hasta
volverse duchos en la materia. He ahí la
diferencia bien oculta.
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