No
quiero flores en mi tumba porque ni siquiera aspiro a ella sino ser incinerado.
Por ello, pido celebrar la vida en vida y no en la muerte como si los muertos
tuvieran menester de alimentos y toda la pompa tradicional hueca. Toda la
parafernalia del “día de muertos”, es, un pretexto para los vivos disfrutar
camufladamente de los placeres de la vida e ir, generalmente de manera hipócrita
a visitar un lugar frio durante 364 días del año para después, convertir en una
gran comilona en cantina la dichosa celebración. Que por más casi ninguno
entiende. Es mejor celebrar hoy la vida que fingir que de muertos regresamos
(¿de dónde?), a gozar de lo mundano. En todo caso, para mi gusto, sería mejor
(si fuera posible), irse a morir como los elefantes: en pura soledad; irse
alejando gradualmente del otro para perecer, a lo menos con uno mismo sin
necesidad de llantos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario