Hay
que saber distinguir entre naciones y gobiernos. Entre malinchismo y
solidaridad. En caso contrario se corre el riesgo de cometer locuras revestidas
de racionalidad. Lo que ha pasado a los franceses, debe ser condenado
solidariamente sin ningún empacho. Claro, que lo que pasa en México no debe ser
descuidado.
El
pueblo francés nunca ha sido enemigo del pueblo mexicano Por el contrario ha
sido pueblo solidario con el mexicano, tal y como sucede con el caso
Ayotzinapa. No se puede pagar con ingratitud la solidaridad francesa para con
nosotros.
Se
puede argumentar que, los franceses invadieron e hicieron la guerra a México.
No hay tal quien llevó cabo dicha aventura fue el gobierno francés y no el
pueblo. El gobierno es una cosa el pueblo otra. Se solidariza uno con el pueblo
y se puede repudiar al gobierno. Por otro lado, el malinchismo es la
preferencia por lo extranjero casi siempre por aversión a lo autóctono, lo
originario, bajo un estado psicológico perturbado. La solidaridad por el
contrario se erige y dirige hacia el otro en condición de igualdad. Por ello,
es un error infantil pretender callar la solidaridad de mexicanos para con el
pueblo francés, más si se toma en cuenta el mundo globalizado y la libertad
personal.
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