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MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO |
Es
lamentable que Peña Nieto, venga, con un discurso totalmente incoherente a
tratar de vender un producto mediático llamado: “PACTO POR MÉXICO”. En efecto,
dice que no viene a administrar sino a transformar. La constitución política mexicana
señala claramente que el jefe del Ejecutivo es en quien se deposita la facultad
de administrar según lo marca el artículo 80 constitucional, el artículo 89 de
nuestra carta magna señala las facultades o atribuciones para la Administración
Publica Nacional. Todo gobierno tiene como fin primordial administrar los
bienes, servicios, recursos de todo tipo y que pertenezcan a la nación. Ahora bien, cada administración puede o no hacer
reformas (transformar) pero todas las administraciones administran bien o mal. Incluso
en el devenir de la administración se tiene que seguir administrando lo público.
Así, tenemos que el gobierno de Peña Nieto no tiene claro lo que son las
atribuciones constitucionales y por ende, lo que debe hacer sin frases mediáticas.
Peña Nieto
se quiere presentar como el gran reformador, se presenta como un
iluminado, casi dice: "Mi reino no es de este mundo", se quiere
mostrar como todopoderoso, con poco tino. Hasta ahora, las reformas que han
hecho los gobiernos priistas han sido para privatizar, desde empresas, recursos
naturales, minerales, servicios y todo lo que han podido. De esta manera se han
creado personas físicas y morales multimillonarias que aparezcan en Forbes o no,
no se puede negar que son producto de esas privatizaciones. Desde Miguel de la
Madrid hasta Zedillo. Cada uno de ellos ha sido “reformador”. Miguel de la
Madrid tuvo como lema: “Renovación moral” y el resultado fue mayor corrupción y
el fraude electoral de 1988; el lema de Salinas en su primer informe: “Me
comprometo y cumplo”; su gobierno fue de corrupción, perseguimiento a sus
detractores, privatización de Telmex, la banca y otras grandes empresas; el
lema de Zedillo fue; “Bienestar para familia”, que resulto en más privatizaciones,
corrupción, matanzas y una inflación que será dura y larga de pagar (Fobaproa).
Ahora viene otro priista con un pragmatismo en la aplicación del neoliberalismo
que nos asegura salvara a la nación mexicana.
Es
lamentable que los partidos que deberían ser los que con sus críticas y
acciones deberían ir corrigiendo la visión y aplicación a secas del
neoliberalismo, mismo que ha creado a millones de pobres y unos cuantos ricos, están
bajo su cobijo y por reconocimientos públicos hechos solo para la vanidad
personal de los aludidos, estos caen hechizados. Este sistema político-económico
está diseñado para crear monstruos, ya sea en lo político, en lo educativo, en
lo sindical y por supuesto el gobernante en turno. Allí tenemos los casos de
los que a pesar de haber cometido o cometer crímenes y toda clase de delitos
gozan de total impunidad. Se tiene en lo educativo los casos de Carlos Jonguitud
Barrios y a Elba Esther Gordillo: en lo sindical, a Joaquín Hernández
Galicia mejor conocido como la “Quina”, a Romero Deschamps y toda una pléyade de
líderes sindicales eternizados. Cada presidente en turno jura y perjura que
trabajara incansablemente por los mexicanos y no bien terminada su gestión se
hace irrefutable su avaricia, corrupción, enriquecimiento personal y de sus
allegados, su actuar ilegal, ilegitimo y en general arbitrario. Con cada
reformador los mexicanos hemos tenido que padecer sus locas ambiciones
personales, de partido y de gobiernos de compadres. Son gobernantes que
detentan el poder en contra del pueblo mexicano. Este me parece no será la excepción.
Los
mexicanos debemos participar en lo público porque de ello depende lo privado para
bien o para mal. No dejar que el presidente gobierne contra el pueblo sino a
favor de este. No necesitamos un presidente con súper poderes constitucionales
y meta constitucionales para hacer de la voluntad popular un instrumento de la
voluntad de un partido que quiere regresar al totalitarismo. El Estado mexicano
debe dejar de ser ese monstruo dominado por una camarilla que ciegamente
gobierna guiado por los intereses contrarios a los de la nación y que contra
los disidentes usa la política del garrote, la represión, las desapariciones
forzadas, los “Quinazos” y todas las malas artes de que es posible echar mano
un gobierno que asegura que no hay ninguna persona sobre la ley pero que no
tiene ningún escrúpulo de ponerse fuera del marco del Derecho.
Hay
indicios claros de que este gobierno está en contra del pueblo. Con la reforma
laboral logró poner al servicio de la iniciativa privada mano de obra barata
sin que los trabajadores tengan derecho a prestaciones. Si los firmantes del
“PACTO POR MÉXICO”, aprueban el Impuesto al Valor Agregado (IVA), darán al
pueblo pobre de México, una carga más, ya que se grava el consumo y no el
ingreso. En los Estados Unidos de Norteamérica, se grava el ingreso por parte
del gobierno federal y no el consumo. Paga más impuestos quien más ingresos tiene. En México
eso no sería posible. Los gobernantes deberían de dejar de vivir a todo lujo y
trabajar verdaderamente para que el pueblo, en general, obtuviera buenos
ingresos y así gravar los ingresos. Pero entonces los bienes nacionales de todo
tipo deberían de cuidarse y eso ya no sería un negocio de los gobernantes en
turno.
La
sola idea de un mago y alquimista que transforme la realidad mágicamente ya es
un fracaso en sí, una idea equivoca, una aventura juvenil y desdichada. El bien
común no se crea por voluntad unipersonal y mágica, requiere del verdadero
consenso de todos los actores de la vida pública de México y en especial de los
ciudadanos, es decir, del pueblo hasta ahora olvidado. En caso contrario, no
bien terminado el actual sexenio veremos nuevos grandes ricos y evidenciada la corrupción
sexenal que ha sido una tradición que los gobernantes no quieren dejar por ningún
motivo.
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