Durante más de
setenta años el Partido Revolucionario Institucional implantó como sistema de
gobierno el Presidencialismo. El titular del órgano ejecutivo era la voluntad
única y máxima que ponía en movimiento al Estado mexicano. Los órganos
Legislativo y Judicial emanados del mismo partido y bajo la voluntad del
presidente no representaban obstáculo alguno, estaban a su servicio
servilmente.
Donald Trump trata
de hacer lo mismo en los Estados Unidos de Norteamérica, al erigirse como la
única y máxima voluntad para el funcionamiento de los Estados Unidos de
Norteamérica. La falta de legalidad constitucional es evidente. Sin embargo, en
el presente caso, los órganos Legislativo y Judicial al parecer son obstáculo
para Trump por ser relativamente independientes.
Los estadounidenses
que un día si y el otro también nos presumen la democracia a su estilo, tienen
un problema severo; ademas de democracia de legalidad interna e internacional, de diplomacia y sana
convivencia; puede llegar este problema a niveles internacionales, a tribunales
internacionales y cambios geopolíticos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario