Los
economistas y los neoliberales la llaman economía; es un buen eufemismo para
llamar así la ambición desmedida. La acumulación sin límites ha alcanzado
grados peligrosos para todos. Hemos llegado a la riqueza insultante y la
pobreza vergonzante. Los ricos con su ambición sin límites han superado a los
peores dictadores, escudados en la legalidad que ellos mismos han impuesto a
los gobiernos. Han forzado a que los políticos y gobernantes de los Estados débiles
se vuelvan junto con sus funciones en empresarios. Los han corrompido hasta límites
inauditos. Los han vuelto sus gerentes generales.
Los
problemas económicos solo se pueden solucionar racionalmente a través de
acuerdos entre Estados. Pero al volverse los gobernantes y políticos también empresarios
han creado conflictos de intereses insalvables.
No se pueden solucionar los problemas políticos a través de prácticas o imposiciones
totalmente económicas; como no se puede sanar a un enfermo rezando o los
problemas de la ciencia de la física con métodos del Derecho.
Pueden
llamar como quieran su política económica pero saben muy bien que oculta esta
su ambición desmedida. Pueden llamar su ambición desmedida con las palabras
aparentemente inocentes libre mercado u oferta y demanda. Para esta locura la ciencia económica y la
ciencia política no tienen soluciones. Para solucionar esto se deben limitar
sus ambiciones y quitar los conflictos de intereses. Crear un Estado híper
moderno donde se imponga el orden racional no el orden irracional. Lo saben
pero están enfermos y son capaces de arrastrarnos con su locura hacia más
muerte, devastación de la naturaleza, desnutrición, odio sin sentido con tal de
que sigan acumulando millones y millones sin parar. Y, en este contexto el
resultado necesario es la creación de más pobreza porque no hay riqueza para
las mayorías; allí donde no hay equilibrio legal real sino ilusión de justicia
y equidad. Han superado incluso a Hitler y son capaces de imponer otros locos
desquiciados en los gobiernos con tal de seguir son sus brutales ansias de
riquezas sin sentido.
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