Antaño
los gobiernos y los ricos implantaban el nacionalismo como medio para defender
sus intereses. Había guerras por el nacionalismo. Morían inocentes de los
bandos involucrados mientras los gobernantes y burgueses brindaban o se afligían
según iban las guerras pero sin un rasguño.
Los
burgueses han tirado las máscaras, ya no son necesarias, tienen el suficiente
poder como para ya no ocultarse tras ideologías. Sin embargo, los pueblos también deben actuar
con mucha mayor inteligencia. En las revoluciones o cambios ya no deben morir
inocentes. El poder de los ciudadanos debe hacerse sentir en contra de los
gobernantes y el poder de los consumidores debe hacerse sentir contra las
trasnacionales.
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