En
México nunca se ha ido a fondo para implantar la democracia como forma de
gobierno. LA república es solo un nombre porque desde 1929 con la creación del
Partido Revolucionario Institucional (En el nombre lleva la contradicción) solo
tuvo un fin implantar una dictadura de partido único de Estado y lo logró. Setenta
años de “Dictadura perfecta” que no resultó tal, lograron erradicar casi de
fondo el deseo de libertad, de democracia, de legalidad y legitimidad. No
conforme con esto los priistas contaminaron a los demás partidos y estos fueron
gustosos a la corrupción de todo lo público.
Para
mantener el poder político los priistas no vacilaron hacer uso de los métodos más
sanguinarios; fuera del partido de Estado, no había forma de vida, el partido
lo era todo; para ello se secciono a la nación mexicana en tres sectores:
campesino, obrero y popular, cualquier alejamiento del pensamiento
totalitarista del PRI era acallado, borrado y combatido por la fuerza según fuera
decidido. Las matanzas son el sello de los gobiernos priistas; allí, están la
matanza de estudiantes en 1968, misma que Gustavo Díaz Ordaz, se jactaba de
haber sido en beneficio de los mexicanos, se creía salvador de la patria; la
matanza de 1971 siguió la misma suerte; el combate a los guerrilleros fueron
otros tantos capítulos de la forma sanguinaria de gobernar, siempre con el
mismo argumento de ser en beneficio de los mexicanos. Los gobiernos priistas se
presentaban como salvadores de la patria, siendo que solo era por mantener el
poder político.
Carlos
Salinas de Gortari, gano la presidencia de la republica a través de un fraude;
en aquellas épocas la Secretaria de Gobernación era la que organizaba las
elecciones y se le cayó el sistema a Manuel Bartett. Los fraudes electorales
son la naturaleza real de las cúpulas priistas. No hay gobierno mexicano que
haya logrado llegar bajo la legalidad plena sino por medio de medios legaloides
y menos han logrado la legitimidad. Para lograr la legitimidad Salinas de
Gortari, montó un teatro para encarcelar al líder de los petroleros, Ernesto Zedillo,
encarceló a Raúl Salinas, Vicente Fox quiso implantar el reino de Dios en la
tierra, Felipe Calderón inventó una guerra que ha costado miles y miles de
muertos.
Hoy,
el producto publicitario de Televisa, Enrique Peña Nieto se presenta como el
salvador de la patria pero es bien conocida toda su historia de corrupción y
violencia desde que fue gobernador del Estado de México, y como Gerente General
de México, no ha sido diferente. Nos viene a dar un mensaje de felicidad que
solo él ve. Desde su torcida óptica todos los que se oponen a sus reformas
estructurales están equivocados y son maliciosos. La verdad es otra. Es
manifiesta su nula cultura, su pobreza académica y su retorcida percepción de
la realidad.
El
sistema político ya dio de si lo que debió dar y lo hizo mal; mejor dicho, los políticos
lo han hecho perversamente mal para convertirse en una casta divina con
privilegios de lujo al más puro estilo oriental. Esos políticos son los activistas
mas empeñados por mantener este sistema político corrupto y ellos son los
corruptores de la política y todo lo público.
Los
gobernantes y políticos están entrampados y no solo no saben cómo salir del
laberinto de corrupción que ellos mismos han creado sino que no quieren porque están
muy cómodos con sueldos estratosféricos, resultados negativos sin ninguna
responsabilidad por sus actos ilícitos. Han hecho de los puestos de gobierno y
de líderes políticos propiedad privada con patente de herencia.
Peña
Nieto es el prototipo de gobernante ignorante pero arrogante que cree tener la soberanía
nacional para sí y tomar decisiones sin ninguna responsabilidad. Los ciudadanos
no le importan; fue creado para ser represor de sus gobernados. Un auténtico psicópata
en la presidencia de la república. Su último mensaje es el claro ejemplo de la
ignorancia, de la indolencia y del cinismo más vil.
No
solo se debe terminar una administración sexenal sino todo el sistema político.
Con las reformas estructurales de Peña Nieto que no son otra cosa que una venta
de cochera de todo lo publico en la más espantosa corrupción, se ha dado muerte
al Estado moderno ese que se supone daría bienestar al pueblo y, se ha iniciado
la creación del Estado híper moderno en donde los gobernantes y políticos se
han lanzado sin freno a sacar pingues tajadas con la venta de los bienes y
servicios públicos.
Ha
sonado la hora en que los ciudadanos deben intervenir de manera decisiva en la política
y en lo público y dejar que un súper tonto como Peña Nieto decida el presente y
futuro.
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