Los
neoliberales verdaderamente ricos han sometido a los Estados nacionales débiles
y son muy proclives, aunque sean ignorantes en suma, a dictar que es la verdad,
la legalidad, lo bueno y lo malo con base en la fuerza y los débiles muy
proclives a aceptar todo con tal de no tener problemas. Pero los problemas no
se arreglan tomando una actitud masoquista ante una actitud sádica sino
saneando la relación.
Donald
Trump puede ser un buen comerciante pero es demasiado lerdo para la ciencia, el
arte, la filosofía; vive en lo puro material y las apariencias de la realidad. Está
incapacitado para ver la realidad y más lo está para dictar que es la verdad. Le
falta el refinamiento para disfrutar las cosas materiales pero le falta más el
pensamiento refinado para siquiera acercarse al mundo de las ideas profundas.
Para él, todo es híper producción e híper consumo. Todo lo demás, incluyendo el
arte profundo, le parecen extravíos.
Debería
saber que, mientras más se haga el saqueo de los bienes de todo tipo de las
naciones débiles en complicidad con los gobiernos de los Estados débiles, los
pobres seguirán las migajas de las riquezas saqueadas e inevitablemente saltarán
muiros, cavarán túneles, cruzarán océanos, mares, ríos, montañas, desiertos y
todos los obstáculos que hayan y, aun, pondrán en peligro sus propias vidas con
tal de comer. Da lo mismo morir en la tierra natal por los malos gobiernos, por
la delincuencia o en el intento.
Si
quiere terminar o salirse del Tratado de Libre Comercio con Canadá y México que
observe las cláusulas y formas contenidas en el mismo documento para terminar
el acuerdo. También, allí están el Derecho Internacional y la diplomacia para
llegar tratar este tipo de problemas. Actuando como orate solo pone en duda su
racionalidad, atrae a los desesperados y locos para hacer un teatro absurdo.
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