En
1994 entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio promovido por Carlos
Salinas de Gortari. En aquellos tiempos muchos dijeron que enganchar la economía
a la de Los Estados Unidos era un fatal
error. Sin embargo, el presidencialismo estaba todavía en vigencia, el priismo
era fuerte y se hizo la voluntad de estos. La soberanía se vio mermada y México
se hizo formalmente el patio trasero de los Estados Unidos. Nuestros vecinos
del norte tan proclives a las agresiones nunca se les pasa la ocasión de tratar
a los gobernantes mexicanos como sus sacos de boxeo.
Donal
Trump quiere revisar y terminar el Tratado de Libre Comercio suscrito por Canadá,
Estados Unidos y México, y eso sería una buena oportunidad para que el Estado
mexicano diversificara su trato comercial con otros Estados de todo el mundo.
Con todo, Enrique Peña Nieto y su gabinete son demasiado torpes como para hacer
hechos y actos que realmente beneficien a la nación mexicana. Están empeñados
en seguir el trato comercial casi exclusivamente con los Estados Unidos.
Francamente
la relación entre el gobierno de Donal Trump y el de Peña Nieto, será anormal,
insana; el primero es un orate sádico y el segundo, un masoquista. Trump le hará
los desdenes y las majaderías que considere a Peña Nieto y este, como esposa
abnegada y sufridora tratará de calmarlo con mil y una gracias. Es una
verdadera tragedia de mal, muy mal gusto tener gobernantes tan agachones. Claro
que tampoco queremos tener un orate como gobernante.
La
debilidad y el miedo de Peña Nieto no son un invento mío, (ojala y no tuviera
esas flaquezas), solo basta recordar cuando fue a la Universidad Iberoamericana
y recordar sus cara de terror al ser cuestionado por los jóvenes estudiantes,
al punto de preguntar “…afuera hay salidas para salir…”. Si bien esta es una anécdota,
sirve de base para darse cuenta plena de lo mimado y modoso que es Peña Nieto.
Lo suyo no es un mundo abierto, el, vive rodeado de asistentes y nanas en la
residencia oficial, en el avión presidencial y en los más caros y exclusivos
clubes de golf, en donde todo está controlado y lejos del pueblo. Por ello le
extraña que existan protestas del pueblo, no ve las carencias; vive en
Peñalandia, un mundo fantástico.
Los
mexicanos deberíamos entender que tenemos la oportunidad de liberarnos y buscar
otros derroteros, el mundo es mucho más que nuestros vecinos del norte. Sin
embargo, la libertad implica obligaciones, riesgos que nuestros gobernantes no están
dispuestos a correr. Es bien sabido que ante la libertad dada muchos esclavos,
obreros, campesinos y pueblo en general prefieren la tiranía conocida que el
futuro desconocido.
El
viernes veinte de enero de 2017, se quiera o no el mundo cambiará y tendremos
que habérnosla con las novedades queramos o no. En lo particular a mí me
emociona y estoy dispuesto a correr cualquier riesgo antes de ser esclavo. La
libertad señores míos es el segundo bien después de la vida. Querámosla a toda
costa.
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