Un
fantasma recorre Latinoamérica; el fantasma del neoliberalismo colonizante. La burguesía que
no tiene patria, se ha aliado con todas las fuerzas conservadoras para llevar a
las naciones latinoamericanas a la sujeción de las fuerzas ciegas del mercado.
Quieren cosificar aún más la vida. No escatiman recursos de todo tipo para
derramar sangre de los que dicen representar. La vergüenza más grande se ha cernido
sobre la vida y, los políticos que gobiernan no tienen escrúpulos para lanzar
murallas de carne bien entrenada, pertrechada y armada en contra de la población
que se manifiesta libremente.
Es
evidente que las autoridades mexicanas en sus tres niveles de gobierno, no solo no representan los intereses generales
del pueblo sino que son francamente enemigos del mismo. Cuando el gobierno
tiene que hacer el uso desmedido de la fuerza pública bien pertrechada y bien armada
para reprimir a los manifestantes, al pueblo que dicen representar es claro que
existe un claro divorcio entre los gobernantes y la mayoría de la nación. La criminalización
de la protesta pública es en México el primer y
último recurso de este gobierno ilegal e ilegitimo. Estamos cerca de un
Estado totalitario con una fuerte campaña de pretendidos tintes democráticos. Dice
el gobierno obedecer y trabajar en favor de las mayorías; entonces, ¿por qué no
atiende las evidentes muestras de rechazo de una buena parte de la nación mexica?.
La respuesta está en la sujeción a la que está sometido el gobierno en turno a
la burguesía nacional y extranjera.
Los
mismos gobernantes mexicanos esperan con buen ánimo la privatización de Pemex (Petróleos
Mexicanos), para hacerse ricos hasta la saciedad. Es bien sabido que con cada
contrato de obra pública, compra de todo tipo de artículos para el servicio público,
cada concesión otorgada en cualquier rubro o la privatización de las empresas
publicas los gobernantes en turno se llevan tajadas no menores al 20% del total
de la venta. Esa es la ley no escrita y la práctica consuetudinaria. A partir
de los años ochenta hasta la fecha actual se han privatizado la gran mayoría de
empresas estatales siempre en detrimento del nivel de calidad de vida de los mexicanos.
Véase cualquier estadística y hoy existen más pobres que en épocas anteriores
sin esperanza alguna de salir de ese lamentable estado.
La
propaganda oficial se asemeja mucho a la de los Estados fascistas que muestran
una realidad que no existe mientras los gobernados luchan día a día para
sobrevivir con lo indispensable mientras los gobernantes se asignan sueldos fuera
de toda realidad. Digan lo que digan los políticos mexicanos son enemigos del
pueblo. Basta ver u oír cualquier declaración de la mayoría de los políticos para
ver claramente con que energía piden se reprima a los manifestantes por el solo
hecho de tener la seguridad de vender lo público sin ninguna interferencia de
los verdaderos creadores de la riqueza: el pueblo.
Si
Pemex se privatiza todo podrá ser privatizado. Ese es el fin único y último de
este mal gobierno. No importa que en todos los rubros se tenga mala calidad
como resultado de la corrupción y apatía de los gobernantes que están más
preocupados y ocupados en mantenerse en el poder para seguir como viles zánganos
viviendo del trabajo ajeno. No les importa que se les diga la verdad en todos
los tonos y formas siempre y cuando sigan pegados a la ubre pública. El híper cinismo
es su divisa.
Este
uno de septiembre queda en la Historia de México como una fecha infamante para
el gobierno en turno y muestra que la incipiente democracia es mangoneada por
los políticos a su antojo. No debemos dar
marcha atrás en la defensa de lo público. Mostremos que un artículo idiota producto
de lo más rancio del priismo no nos representa.
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