domingo, 1 de septiembre de 2013

UNO DE SEPTIEMBRE EN MÉXICO





Un fantasma recorre Latinoamérica; el fantasma del neoliberalismo colonizante. La burguesía que no tiene patria, se ha aliado con todas las fuerzas conservadoras para llevar a las naciones latinoamericanas a la sujeción de las fuerzas ciegas del mercado. Quieren cosificar aún más la vida. No escatiman recursos de todo tipo para derramar sangre de los que dicen representar. La vergüenza más grande se ha cernido sobre la vida y, los políticos que gobiernan no tienen escrúpulos para lanzar murallas de carne bien entrenada, pertrechada y armada en contra de la población que se manifiesta libremente.

Es evidente que las autoridades mexicanas en sus tres niveles de gobierno,  no solo no representan los intereses generales del pueblo sino que son francamente enemigos del mismo. Cuando el gobierno tiene que hacer el uso desmedido de la fuerza pública bien pertrechada y bien armada para reprimir a los manifestantes, al pueblo que dicen representar es claro que existe un claro divorcio entre los gobernantes y la mayoría de la nación. La criminalización de la protesta pública es en México el primer y  último recurso de este gobierno ilegal e ilegitimo. Estamos cerca de un Estado totalitario con una fuerte campaña de pretendidos tintes democráticos. Dice el gobierno obedecer y trabajar en favor de las mayorías; entonces, ¿por qué no atiende las evidentes muestras de rechazo de una buena parte de la nación mexica?. La respuesta está en la sujeción a la que está sometido el gobierno en turno a la burguesía nacional y extranjera.

Los mismos gobernantes mexicanos esperan con buen ánimo la privatización de Pemex (Petróleos Mexicanos), para hacerse ricos hasta la saciedad. Es bien sabido que con cada contrato de obra pública, compra de todo tipo de artículos para el servicio público, cada concesión otorgada en cualquier rubro o la privatización de las empresas publicas los gobernantes en turno se llevan tajadas no menores al 20% del total de la venta. Esa es la ley no escrita y la práctica consuetudinaria. A partir de los años ochenta hasta la fecha actual se han privatizado la gran mayoría de empresas estatales siempre en detrimento del nivel de calidad de vida de los mexicanos. Véase cualquier estadística y hoy existen más pobres que en épocas anteriores sin esperanza alguna de salir de ese lamentable estado.  

La propaganda oficial se asemeja mucho a la de los Estados fascistas que muestran una realidad que no existe mientras los gobernados luchan día a día para sobrevivir con lo indispensable mientras los gobernantes se asignan sueldos fuera de toda realidad. Digan lo que digan los políticos mexicanos son enemigos del pueblo. Basta ver u oír cualquier declaración de la mayoría de los políticos para ver claramente con que energía piden se reprima a los manifestantes por el solo hecho de tener la seguridad de vender lo público sin ninguna interferencia de los verdaderos creadores de la riqueza: el pueblo.

Si Pemex se privatiza todo podrá ser privatizado. Ese es el fin único y último de este mal gobierno. No importa que en todos los rubros se tenga mala calidad como resultado de la corrupción y apatía de los gobernantes que están más preocupados y ocupados en mantenerse en el poder para seguir como viles zánganos viviendo del trabajo ajeno. No les importa que se les diga la verdad en todos los tonos y formas siempre y cuando sigan pegados a la ubre pública. El híper cinismo es su divisa.

Este uno de septiembre queda en la Historia de México como una fecha infamante para el gobierno en turno y muestra que la incipiente democracia es mangoneada por los políticos a su antojo.  No debemos dar marcha atrás en la defensa de lo público. Mostremos que un artículo idiota producto de lo más rancio del priismo no nos representa. 


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