domingo, 15 de septiembre de 2013

LA MISMA VIEJA IDEA TEOLÓGICA


El capitalismo no hubiera podido desarrollarse en los grados y en las formas que hemos ido viendo sin implantar una libertad basada en la individualidad. En la Edad Media no se podía concebir a los seres humanos como individuos separados de los lazos gremiales, de clase, de grupo. Existía solidaridad entre los seres humanos, sin que esta fuera ideal o total. Esto bajo la idea de libertad saturada de la idea del Dios católico. La vida estaba bajo el dominio de los dogmas teológicos. Este esquema era un estorbo para el incipiente capitalismo. Tenía que llegar el sisma de la Iglesia católica a través de la idea de Lutero sobre la interpretación individual de la Biblia.  

La interpretación individual de la Biblia liberó a los que abrazaron el protestantismo. Este tipo de ser humano se lanzó a la conquista de lo que hoy, son los Estados Unidos de Norteamérica, allí el capitalismo se desarrolló a grados inauditos y con la caída del Muro de Berlín en 1989 y de La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas le dejó el camino libre a la burguesía para llevar a la producción de bienes y la prestación de servicios a grados cada vez más acelerados de manera incesante. La explotación de los recursos naturales, mineros, petroleros no se quedan a la zaga. El caso en México tiene sus particularidades teológicas. Los mexicanos somos un pueblo con la teología hasta el tuétano. Desde antes de la conquista se tenían gobiernos que no separaban la política de la religión. Con el cristianismo, se dieron dos cosas al pueblo una nueva idea de un solo Dios y la pasividad en todos los ámbitos, pero más ante lo político. En especial al pueblo llano.

La negativa de los pueblos nativos de Norteamérica de dejarse despojar impunemente por los inmigrantes, fueron casi exterminados. Una historia de saqueo, muerte y pillerías. Pero llamaron a ese lugar la Tierra de los sueños. En México no se extermino a los nativos se les volvió pasivos, se les amanso a través del cristianismo. La misma vieja idea de un Dios único manejada de maneras diferentes. El catolicismo protestante volvió activos a los seres humanos, mismos que dan gracias a Dios por lo conseguido, el catolicismo ortodoxo mantuvo pasivos a los seres humanos y les inculco que se deben pedir milagros a diario para poder vivir.

Hoy estas dos formas de la misma idea se enfrentan. Para seguir con vida el capitalismo tiene menester de acabar con toda forma de producción ajena a su forma de producción que le es propia. En México hasta la década de 1980 en gran medida los mexicanos en el campo teníamos una producción artesanal y tradicional en la producción de bienes de consumo alimenticio que satisfacía en gran medida las necesidades básicas de la gente. El trueque como forma de comercio era un complemento formidable para esta forma de subsistencia. El maíz y el frijol eran los de los granos que no faltaban por lo general en todo el año al pueblo mexicano. Las verduras y otros productos del campo podían cosecharse por cualquiera siempre con el respeto al consumo familiar. Esto termino cuando Carlos Salinas hace la reforma agraria a principios de los años 90 del siglo pasado. El campo quedo devastado y millones de campesinos se incorporaron a los ejércitos de inmigrantes que hicieron la larga marcha hacia los Estado Unidos.

Con el camino libre la burguesía ha re-iniciado su voraz camino hacia la privatización de los bienes y servicios públicos mexicanos. La última gran empresa mexicana Pemex está en la mira y no se van a detener. La forma en que se está logrando este cometido es a través de la reforma de todo el marco jurídico a efecto de hacer legal lo que se considera o consideraba ilegal. Todas las leyes reformadas tienen el mismo espíritu: la eficiencia de los trabajadores mexicanos ya sea en lo público o privado. En general, se les impone a los trabajadores asalariados que tengan la mayor producción, la mayor eficiencia y a los que tienen cargos de dirección o supervisión se les exige que tengan liderazgo y capacidad de gestión. Estas dos características son las mismas que se les pide a los gerentes de comida rápida. La constante capacitación, evaluación, promoción y alcance de objetivos está siempre en la mira de las leyes. Vemos la misma idea y esquema de producción y eficacia trasplantado a todos los ámbitos de producción y de servicios del Estado mexicano.

La pasividad mexicana está siendo transformada a través de las leyes con mira a fortalecer el modo de producción capitalista. Producir y consumir es el objetivo siempre en constante innovación. En el fondo se enfrentan las dos formas de la misma idea: Dios. La forma activa del protestantismo y la forma pasiva del cristianismo tradicional. Si se quiere la máxima producción y el máximo consumismo se tiene que terminar con la vieja forma de pensar del cristianismo tradicional que tiene como resabio la nación mexicana. Que por lo demás, la generalidad del pueblo mexicano ya solo es creyente y no practicante. Sin embargo, y a pesar de ya no ser practicada la religión católica con el mismo viejo fervor, es necesario terminar con la pasividad y cerrazón mexicana. Eso se lograra poniendo en acción a los mexicanos que tendrán que trabajar más para ponerse por lo menos bien ante los ojos de la burguesía. De esta manera se construyó el Estado estadounidense, bajo la idea dinámica del protestantismo con miras a la producción, es decir, de una enajenación imperceptible para el pueblo norteamericano. El estadounidense debe separarse del seno familiar en la hora de ser productivo y retirarse o ser enviado al asilo a la hora de la improductividad.

De esta manera se está creando al nuevo mexicano desde lo económico con cosas mediando en sus relaciones con los demás. La escala de valores morales cambiara, dándole preponderancia a las cosas en detrimento de lo humano. El capitalismo ha creado y usado la idea de un Dios que mira con buenos ojos al ser humano activo con su recompensa material. Los mexicanos estamos ya en camino de la Tierra de las oportunidades, de las libertades y los sueños, se ha colado la vieja idea teológica del Dios burgués en las leyes secundarias mexicanas.  
 

El capitalismo liberó al ser humano del caduco sistema feudal y lo sometió a una nueva forma de enajenación dinámica, activa de producción material, tomando valores puramente también materiales en detrimento de lo humano; se está creando al nuevo mexicano a imagen y semejanza de los estadounidenses. Véase como el Estado más poderoso en lo económico y en el consumo necesita de mitos, de la teología (In God we trust), para sobresalir sobre los demás Estados y someterlos sin ningún miramiento ya que creen que tienen el Derecho divino para ello. Y, entonces, el mexicano fue hecho a su imagen y semejanza. Sin embargo, el pueblo norteamericano esta tan sometido a la vieja idea teológica de Dios como los mexicanos, tampoco los estadounidenses tiene plena consciencia de su sometimiento

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