Cuando
una ley es injusta no basta con desobedecer sino que el pueblo tiene que actuar
inmediatamente y hasta sus últimas consecuencia para corregir esa injusticia y
castigando a los culpables. Se debe considerar la creación, discusión y promulgación
de leyes injustas como un crimen consumado o en grado de tentativa, según sea
el caso, cuando atente contra los
intereses del pueblo en general.
El
pueblo en uso de su soberanía será en todo momento la primera y última de
voluntad en lo público sin que medie obstáculo alguno ni valgan alegatos en
contra. Este delito deberá considerarse grave por lo que los imputados no
alcanzaran fianza alguna ni los delitos prescribirán. Para ello se crearan
tribunales y se promulgaran leyes que fijen tanto en lo sustantivo como en lo adjetivo
las normas para tal efecto. Dichos tribunales eran igualmente responsables de
la mala impartición de justicia y estarán sujetos de manera inmediata al
pueblo.
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