lunes, 23 de septiembre de 2013

HIPOCRESÍA INSTITUCIONALIZADA




Dicen los gobernantes que los maestros quieren seguir con el sistema educativo anterior porque quieren tener un trabajo seguro. Es una hipocresía decir esto cuando los únicos que tienen trabajos seguros y excelentemente pagados son los políticos, gobernantes, familiares, incondicionales y lambiscones que el pueblo mantiene.  

Los cambios políticos y económicos generales son inevitables. Sin embargo, es claro que en México la casta divina en que se han convertido los políticos no quiere tener el mínimo riesgo en su mal quehacer de la política. Se quiere hacer productivos a los obreros, a los trabajadores del Estado, a los campesinos y a todos el mundo menos a los políticos; allí se han dado cita todos los pillos, los malversadores de lo público, asesinos, charlatanes, narcotraficantes, traidores a la patria, imbéciles, ignorantes funcionales y la lista sigue.

Es bien sabido que los políticos mexicanos se encuentran entre los mejor pagados del mundo sin que el pueblo pueda exigirles cuentas. La sentencia pomposa “Y, si no que el pueblo se los demande”, es letra muerta. Al primer conato de protesta se activa inmediatamente La Ley del Garrote. De esta manera propician la violencia y en primer y último caso la revolución violenta.

En México se festeja con gran júbilo la independencia, la revolución y cualquier otro evento ya caduco, muerto que no tiene ya mayor trascendencia para la vida actual; de esta manera los nuevos tiranos se visten con la piel muerta de la tradición y con ella engalanan un discurso hueco de democracia, de libertad, de derecho y de un sinfín de engañifas mientras engordan sus cuentas y propiedades a cargo del erario.

Esta hipocresía y cinismo no tienen límites y no les importa a los políticos el descontento y el reclamo mientras tengan a las fuerzas del orden bajo su control y el acceso a lo público impunemente. 


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