miércoles, 18 de septiembre de 2013

IDEOLOGÍA Y DOGMATISMO


Provisionalmente le voy a creer, aunque
 no dudo que me esté mintiendo. Pablo Gómez

Lo que asevera Jesús Ortega, merece ser considerado en tres términos por lo menos, de la teoría, la teleología formal y de la realidad. En el primer caso los filósofos hacen teorías que son más o menos razonables y bien acabadas con respecto a los derechos o formas de convivencia relacionadas con la libertad. Ahora bien, hay dos teorías de libertad; la que sostiene que el ser humano tiene un mínimo de derechos que no pueden ser transgredidos por sus ciudadanos y por el Estado y la que afirma que la libertad consiste en entender las leyes e ir acorde al Estado de Derecho. En la primera el ser humano es relevante, en la segunda, es irrelevante, lo importante es el Estado.

En el segundo rubro, la teleología de las leyes en un Estado democrático es la generalidad, sin embargo, una teleología formal, no necesariamente lleva a la mejora general y eso en México está confirmado por décadas de legalidad insustancial. El pueblo vive sin tener los beneficios reales de esa legalidad, A lo más son las futuras generaciones las que les toca “gozar” de lo que le correspondía a tres generaciones anteriores.

Ahora bien, la realidad es el argumento constante e irrefutable de que la legalidad existente es un dique para que la nación mexicana acceda a la libertad y legalidad necesaria a la dignidad humana mínima que se pueda concebir.

Es falso que Ortega esté exento de ideología y dogmatismos. Eso es un exceso. O bien trata de engatusarnos o bien le está vedada la verdad. Precisamente Marx muestra que tiene una ideología proletaria y un tratamiento del capitalismo científico. Ser Miembro del Consejo Rector del Pacto por México, nos  lleva a colegir que allí hay ideología y dogmatismos. ¿Es o no una ideología que la privatización es la única forma de enfrentar la vida?, ¿es o no un dogmatismo aceptar el neoliberalismo como única opción económica y de vida?, esos es lo que encubiertamente nos pide Ortega que aceptemos acríticamente. Dice que es hombre de izquierda pero vive como de derecha. Ser de izquierda más que decirse se muestra. ¿Qué persona de izquierda estaría llevando al matadero a los ciudadanos mexicanos sin ningún escrúpulo?.

Aseverar que en México existe libertad democrática y legalidad democrática es estar bien chato en todos los rubros de la vida. Que regrese a sus dieciocho años y haga un recuento de dónde perdió el rumbo de la lógica, de la razón, de la vida, de la izquierda y se fue derecho a  la derecha, proclamándose formal y solo formalmente de izquierda.

Esa legalidad que alega Jesús Ortega ha creado millones de pobres día, tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año y sexenio tras sexenio y la realidad grita, aunque no lo oiga, que a esos millones de pobres la legalidad les impide cualquier libertad real.

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