Los
buenos asalariados que están alienados al sistema político y económico son los
primeros reaccionarios que piden que los maestros sean sancionados de manera
amplia y ejemplar. No se dan cuenta (lo peor), que son marionetas del sistema y
que están siendo manipulados y explotados brutalmente. Eso se llama
imbecilidad. Por más que se quejen seguirán siendo asalariados que nunca se podrán
liberar de su yugo. Creen falsamente que forman parte integrante de la burguesía
cuando ganan sueldos míseros. La soberanía activa es el motor de cambio y no
necesita la aprobación de los intelectualoides en virtud de no ser la soberanía
un derecho sino un principio inalienable e imprescriptible.
Alegan
que los maestros lesionan los derechos de la mayoría mansa que no quiere ni
puede ser otra cosa que coraza protectora de los propios tiranos: la burguesía.
El no tener consciencia a la clase que pertenecen es su peor error. Su consciencia
bastarda los convierte en enemigos rabioso del pueblo.
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