jueves, 10 de enero de 2013

Y SI ASÍ NO LO HICIERE, QUE LA NACIÓN ME LO DEMANDE.




En México se alaba al pueblo diciéndole que es soberano y el pueblo tiene una Constitución llena de derechos que podrá hacer pensar que hay democracia. Sin embargo, no hay forma de que los malos gobernantes rindan cuentas claras y que la nación les demande su incumplimiento en sus administraciones evidentemente ilícitas. Hay una clara sujeción del pueblo a un sistema injusto. Republica representativa significa que lo que hagan los políticos electos pasará como si fueran las órdenes del pueblo. Así, nunca se consulta en lo mínimo al pueblo y actúan los gobernantes impunemente. Todo se trata de una simulación. Los ciudadanos están en una especie de disminución de capacidad para poder decidir el rumbo de la República. Lo único que importa en México es que los ciudadanos voten y después se olviden de intervenir en la política. De esta manera los gobernantes pueden dilapidar el erario, malbaratar los recursos naturales y dejar que todo quien tenga la capacidad económica explote los bienes nacionales y los servicios públicos a placer.

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