Los
estadounidenses son dados a guardar las formas internas aunque en el exterior
formen, financien, apoyen, protejan, inciten, intervengan en y contra gobiernos
disidentes a su idea de democracia. En el caso de Calderón con la invitación para
que dé clases en el colegio Washington se colige de manera indiciaria que lo
protegen dado a que cumplió con las órdenes que le dieron los gobernantes de los
Estados Unidos para combatir al crimen organizado. Es evidente que el fanatismo
religioso de Calderón va a tono con su vocación torcida de implementar el reino
de Dios en la Tierra, a sangre y fuego. Solo así se justifica su humanismo que
divide a los seres humanos en dignos e indignos de vivir. Los primeros son a
los que él definía como tales o no habían sido perjudicados o habían perdido la
vida en una de tantas operaciones del ejército. Los segundos son todos aquellos
quienes tuvieron la desgracia de ser lesionados o muertos en dichas operaciones
que el llamó “guerra”.
¿Qué
les puede enseñar Calderón a los estudiantes que no sean ideas tergiversadas,
falseadas, inventadas y retorcidas de política?. Objetivamente ni siquiera deberían
haber considerado hacerle una invitación a tan mal político y fanático
religioso que por mera creencia en la iluminación divina se volcó hacia una carnicería
humana tan sanguinaria como no se recuerda antes México ni creo que después. La
credibilidad de los funcionarios de Harvard quedará manchada para siempre. Quizá
mantengan la justificación a través del discurso pero en la realidad habrán
cometido una ofensa no solo contra los mexicanos sino contra la humanidad
misma. Claro, las autoridades de Harvard tienen el poder de decisión en este y
muchos asuntos. Nosotros solo tenemos la consciencia de que Felipe Calderón actuó
contra el Estado de Derecho, de los ahora muertos, desaparecidos y afectados
por su muy mal planeada “guerra”.
Los
Estados Unidos de Norteamérica se fundaron en la creencia sincera de la
existencia de Dios y sobre esa base crecieron. Juran sobre la Biblia como rito
solemne que sanciona los actos de poder, las confesiones y todos aquellos actos
que así lo merezcan. En muchas cosas nos aventajan y es de ponderar su sistema
de justicia y administración de la cosa pública. Sin embargo, si en Dios confían
en lo que resulta medular en su forma de vida. Les solicitamos que si en algo
vale la prudencia, en el caso de Calderón no confíen en este ególatra señor de
la guerra, de la matanza, de la sinrazón, de la soberbia que ve a los seres
humanos como dignos de ser muertos por razones personales y de fanatismo. Nunca
intentó imponer el Estado de Derecho y sujetar al poder del Estado mexicano a todos
los que violaran la ley. Ninguna cosa buena puede traerles a los estudiantes
que Felipe Calderón les de clases, solo superficialidades toxicas les dará como
alimento a sus intelectos. Más que un maestro provechoso parece una guarida
para un mal gobernante. ¿En qué quieren convertir a Los Estado Unidos de Norteamérica?.
Estando los mexicanos fuera de toda intervención sobre este asunto. No nos
queda más que decir. “IN GOD WE TRUST”.
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