lunes, 21 de enero de 2013

IN GOD WE TRUST




Los estadounidenses son dados a guardar las formas internas aunque en el exterior formen, financien, apoyen, protejan, inciten, intervengan en y contra gobiernos disidentes a su idea de democracia. En el caso de Calderón con la invitación para que dé clases en el colegio Washington se colige de manera indiciaria que lo protegen dado a que cumplió con las órdenes que le dieron los gobernantes de los Estados Unidos para combatir al crimen organizado. Es evidente que el fanatismo religioso de Calderón va a tono con su vocación torcida de implementar el reino de Dios en la Tierra, a sangre y fuego. Solo así se justifica su humanismo que divide a los seres humanos en dignos e indignos de vivir. Los primeros son a los que él definía como tales o no habían sido perjudicados o habían perdido la vida en una de tantas operaciones del ejército. Los segundos son todos aquellos quienes tuvieron la desgracia de ser lesionados o muertos en dichas operaciones que el llamó “guerra”.

¿Qué les puede enseñar Calderón a los estudiantes que no sean ideas tergiversadas, falseadas, inventadas y retorcidas de política?. Objetivamente ni siquiera deberían haber considerado hacerle una invitación a tan mal político y fanático religioso que por mera creencia en la iluminación divina se volcó hacia una carnicería humana tan sanguinaria como no se recuerda antes México ni creo que después. La credibilidad de los funcionarios de Harvard quedará manchada para siempre. Quizá mantengan la justificación a través del discurso pero en la realidad habrán cometido una ofensa no solo contra los mexicanos sino contra la humanidad misma. Claro, las autoridades de Harvard tienen el poder de decisión en este y muchos asuntos. Nosotros solo tenemos la consciencia de que Felipe Calderón actuó contra el Estado de Derecho, de los ahora muertos, desaparecidos y afectados por su muy mal planeada “guerra”.

Los Estados Unidos de Norteamérica se fundaron en la creencia sincera de la existencia de Dios y sobre esa base crecieron. Juran sobre la Biblia como rito solemne que sanciona los actos de poder, las confesiones y todos aquellos actos que así lo merezcan. En muchas cosas nos aventajan y es de ponderar su sistema de justicia y administración de la cosa pública. Sin embargo, si en Dios confían en lo que resulta medular en su forma de vida. Les solicitamos que si en algo vale la prudencia, en el caso de Calderón no confíen en este ególatra señor de la guerra, de la matanza, de la sinrazón, de la soberbia que ve a los seres humanos como dignos de ser muertos por razones personales y de fanatismo. Nunca intentó imponer el Estado de Derecho y sujetar al poder del Estado mexicano a todos los que violaran la ley. Ninguna cosa buena puede traerles a los estudiantes que Felipe Calderón les de clases, solo superficialidades toxicas les dará como alimento a sus intelectos. Más que un maestro provechoso parece una guarida para un mal gobernante. ¿En qué quieren convertir a Los Estado Unidos de Norteamérica?. Estando los mexicanos fuera de toda intervención sobre este asunto. No nos queda más que decir. “IN GOD WE TRUST”. 

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