domingo, 2 de septiembre de 2018

LA PROFESIONALIZACIÓN DE LOS POLÍTICOS EN MÉXICO



La democracia no puede florecer en la ignorancia; la misma es el campo de cultivo para la demagogia y toda clase de formas corrupta de gobierno. Y, este tipo de gobierno cambiante según las necesidades lo fue el priismo que cuando le era menester era de izquierda, de centro, nacionalista, patriotista, cerrado, con tintes democráticos pero en el fondo campeando en la pobreza, en la ignorancia. El priismo era Presidencialismo puro y eso significa que, los órganos judicial y legislativo estaban a su servicio en los tres niveles con lo que el totalitarismo gubernamental se completaba.  

Durante la revolución mexicana y después de la misma el nivel educativo de la generalidad de la población era de muy bajo nivel y faltaron varias décadas para que surgiera una buen parte de mexicanos con educación técnica, filosófica y científica; se entiende que no se podía pedir que los diputados y senadores al Congreso de la Unión y, a la de los Congresos Locales tuvieran el nivel educativo necesario para aportar ideas democráticas y de gobierno. Para ser diputado se requiere la edad mínima de 21 y para senador 25 pero sin ningún requisito profesional. El anterior régimen político no tenía necesidad de saber profesional en la ciencia política y jurídica sino lealtad al presidente y al partido que eran las base del régimen.

Bien se puede imaginar que, si los legisladores de los tres niveles eran ignorantes por disposición constitucional cuál era el resultado de tan magra preparación en la política y en lo jurídico para decantarse en la vida pública del pueblo mexicano: la ignorancia y la pobreza extrema sin oposición civil, todo el control de lo público a través de este sistema.

Si en realidad se quiere cambiar por la democracia el anterior régimen político, se debe elevar el nivel educativo de todos los legisladores; en el ámbito federal, estatal y municipal y que gradualmente los mejores ciudadanos puedan ingresar a las cámaras legislativas o cuerpos legislativos. Sin este requisito no se podrá alcanzar el fin y pasaran años y décadas de postergación democrática.

Ahora bien, no se trata de idealismo romántico sino de ver la realidad e interactuar con la misma en la medida de las posibilidades. Es evidente que, hoy hayan llegado legisladores con el nivel académico magro pues el 46% aproximadamente no tienen título alguno. Y, no se trata únicamente que tengan títulos universitarios o de otras índoles sino que efectivamente tengan las facultades inherentes a sus carreras y, los conocimientos básicos de política y de leyes pues esa es la materia de los legisladores. En un primer momento son necesarias las personas famosas pero logrado el objetivo de alcanzar el poder político son necesarias las personas sabedoras de las materias para crear leyes, crear teorías y para el buen gobierno democrático. No basta con tener grados académicos pues muchos profesionales al fracasar en lo privado huyen hacia la política para engañar con su saber hueco y sin aportar lo mínimo sino volviéndose un lastre para el erario.

En efecto, los revolucionarios son necesarios para el cambio de gobierno cuando es imposible de que este siga vigente pero inmediatamente hace falta que el pueblo vuelva a la paz y el orden en el gobierno con las personas adecuadas para poder gobernar. La revolución mexicana muestra que los revolucionarios terminaron con la dictadura personal de Porfirio Díaz pero la falta de un buen nivel académico en los mismos y en el pueblo, derivaron en una dictadura del partido único de Estado: El Partido Revolucionario Institucional. No se crea que de forma automática con la caída de un sistema político se crea uno democrático. Hace falta todo un plan de preparación hacia la república democrática.

Un instituto de formación política debería tener como fin no fundamentalmente crear políticos avezados en las formas políticas de gobierno sino científica de las mismas áreas del saber. La ideología pretende mostrar las bondades de tal o cual sistema político de izquierda o derecha y por ende, ese es su punto débil, su talón de Aquiles pues necesariamente cae en el engaño y no porque se quiera mentir sino por las limitaciones de la ideología que no muestra las debilidades, limitaciones y negatividades del régimen político.

Por su parte, la formación académica, es decir, científica con todas las metodologías inherentes a las parcialidades del saber se da perfecta cuenta de las flaquezas, limitantes e inconvenientes de todos y cada uno de las formas de gobierno ya sean de derecha, izquierda o centro o cualquiera de sus modalidades. El saber más amplio de las diversas formas de gobierno puede concretar una buena forma de gobierno.

Una forma ideológica perversa se puede ver claramente en el discurso oficial del priismo; durante décadas sostuvo ser el partido, a través de sus cúpulas, heredero de los fines de la revolución de 1910 y por ende, ser el partido que podía ejecutar los planes y llegar a esos objetivos mientras se hacía todo lo contrario, sujetar a la ignorancia y, a la pobreza a millones de mexicanos. Desmontar todo ese entramado de mentiras y engaños  oficiales, requirió de décadas (casi 90 años), de lucha ciudadana. En consecuencia, se debe tener cuidado de lo que se construye políticamente no sea que se esté fincando las bases de una forma corrupta de la democracia. Hasta que se socavó esa ideología hueca de democracia pero llena de un totalitarismo brutal se pudo mostrar la realidad y que una buena parte de la ciudadanía viera las mentiras del discurso oficial y con base en estos cayera todo el Presidencialismo.

Es pues menester que, se acaben las viejas formas de ignorancia y pobreza de conocimientos políticos y jurídicos en los legisladores para que esto tenga sus efectos en la vida pública y privada de los ciudadanos y de la población general. El abandono de la improvisación de los políticos se debe llevar a cabo para pasar a la planeación con el fundamento en la filosofía y las ciencias. Se debe pasar de la lealtad al presidente de la república en turno, la lealtad ciega a un partido a la conciencia de los ciudadanos y, a la lealtad a los ideales democráticos.


Los órganos, instituciones y dependencias del gobierno deben dejar de ser los instrumentos de dominación totalitarista para pasar a ser instrumentos de sana convivencia entre los ciudadanos, de estos con el gobierno y de estos dos con las grandes trasnacionales que deben ser limitadas.  Nunca más un partido totalitarista con ideología apuntalada con la brutalidad. 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario