Muy
frecuentemente a las aspiraciones, anhelos y fines y hechos que se hacen en política
también se les nombran con palabras grandilocuentes y la caída del régimen priista
ha dado pauta para llamar lo que se intenta con gran dificultad: La Cuarta Transformación.
Se ha hablado tanto de esta Cuarta Transformación como si fuera conocida ya en
su totalidad y se hace referencia a la independencia política, a la separación del
Estado laico del eclesiástico y a la revolución. ¿Qué será la actual transformación?.
Ninguno lo sabe a ciencia cierta. Se pueden hacer predicciones generales con relación
a como han sido las anteriores con base en los que la intentan y los hechos
presentes pero nunca saber exactamente como será.
Los
hechos y actos humanos no pueden ser perfectos, puros. Tan luego se toma el
poder político o de cualquier otra índole se ve claramente el tamaño de los
problemas acumulados por décadas y lo que existe para solucionarlos. Que
ninguno se extrañe cuando muchos problemas se vayan eludiendo o no se puedan
arreglar de momento y se dejen para gobiernos posteriores. La realidad no
admite soluciones mágicas.
Lo
primero que se debería hacer es tener un plan bien diseñado. El plan de la revolución
francesa lo fue “La Ilustración”. La igualdad de los seres humanos, la dignidad
humana, la justicia, la democracia entre otros derechos se vieron consolidados
con esta revolución y tuvo un costo en vidas con toda la crueldad humana
posible. El plan de la revolución rusa para derrocar a los zares fue el
comunismo de Carlos Marx y Federico Engels
fundamentalmente. La propiedad de los bienes se decía era común a todos, la educación,
los servicios y en especial el Estado deberían estar al servicio de los seres
humanos a través de una dictadura del proletariado. En México no ha habido
planes anteriores; se hacen planes a posteriori. Se van tratando de solucionar
los problemas sobre la marcha; esto ha dado al traste en la consecución de los
fines democráticos.
Tan
no hay plan preconcebido en el actual gobierno que los legisladores han entrado
muchos bisoños y los entendidos en la política tradicional campean pero no hay
nuevas ideas renovadoras sino un pragmatismo tradicional de la política mexicana.
Sin un plan general lo que se puede esperar es la torcedura de los fines o su postergación
factual. No hay una ideología clara. No se puede ser socialista mucho menos
comunista y se tiene la realidad económica de libre mercado. ¿Se puede ir a
contracorriente de la realidad?. No, como no se puede volver a la Edad Media por
más que se quiera. La realidad se impone siempre. No hay soluciones mágicas.
Las
altas expectativas que tiene el pueblo mexicano, en general, son excesivas para
poderse cumplir de inmediato; algunas no se cumplirán nunca, otras se cumplirán
a medias y otras se torcerán. Esa es la realidad y no otra. No se ve por ningún
lado un político o un grupo de ellos que tengan una visión transformadora de
fondo. El plan debería ser sobre el diseño de un nuevo régimen para cambiar el
Estado, para fortalecerlo con el fin de acometer el cumulo de problemas
nacionales pero simplemente no lo hay.
La
historia general y la de México muestran que los cambios sociales y políticos se
desarrollan a largo plazo. El ejemplo de la revolución de independencia ilustra
cómo se dio la independencia; la misma se inicia en 1808 con los planes, se
torna armada en 1810 y tarda 11 años para que en 1821 se declare por los
mexicanos. España no reconoce la independencia de México y, trata de recobrar
su poder político con el último intento en 1829 y es hasta 1836 que España
reconoce la misma. Pero las formas virreinales seguían usándose. Los fueros
militares y eclesiásticos se limitan con las Leyes de Reforma; esto da pauta
para que el Estado mexicano tome un nuevo rumbo con el triunfo de los
liberales. Pasaron más o menos 49 nueve años para que se concretara el cambio
de época. En consecuencia no se deben esperar grandes cambios en tan corto
plazo. Se debe desterrar el idealismo romántico de un cambio inmediato.
Sabiendo
esto podría esperarse que la sociedad interviniera en la política pero tampoco
las acciones ciudadanas son de gran impacto a la hora de hacer política ya sea
por apatía o ignorancia. Sin embargo, no debe dejar de intervenir presionando a
los políticos hasta donde sea posible.
La
mayoría de los políticos no saben lo mínimo de marxismo, de comunismo ni socialismo;
más aún, son ignorantes de lo básico de la política. Los legisladores en
general tienen estas características y los coordinadores de las cámaras darán la
línea de cómo votar en las mismas. El viejo sistema político no ha muerto ni
mucho menos está en vías de desaparecer con esta camada en el nuevo gobierno.
El no robar, no mentir y no traicionar ha perdido su primera batalla ante
Manuel Velasco por vía de Ricardo Monreal. ¿Para que se eligen cientos de
diputados y senadores si van a decidir dos o tres?.
Morena
se transformó de oposición a gobierno y únicamente queda la sociedad civil, las
organizaciones no gubernamentales, asociaciones civiles para presionar hacia el
cambio de régimen. Sin duda alguna la realidad se va a imponer. Los políticos negociaran
los problemas nacionales y los personales. Repito. ¿Qué será la Cuarta Transformación?,
no se sabe a ciencia cierta. Lo que sí se sabe es que tendrá un proceso largo y
escabroso. Ojala y el estudio de las tres anteriores transformaciones y su difusión
sean de ayuda para el pueblo mexicano en general para poder encaminar este
cambio de régimen hacia la democracia plena, hacia la justicia, la libertad tanto
como esto sea posible dentro del Estado mexicano. Es demasiado pronto para
siquiera poder vislumbrar el largo camino. De lo que también se puede estar
seguros es que este gobierno no podrá lograr todo lo prometido siquiera a la
mitad. No hay un grupo de políticos que tengan la altura para semejante
empresa. Nos espera una larga noche para ver la luz del dio. Con todo, no se
puede claudicar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario