domingo, 30 de septiembre de 2018

LOS TRÁILERES DE LA MUERTE




Como en la “Carta Robada”, de Edgar Allan Poe, que estando a la vista de todos los que la buscaban no la veían; de esta misma manera, la mayor de las veces tenemos los hechos y los actos frente a nuestros ojos pero somos incapaces de verlos. Nos ha pasado esto con los “Tráileres de la Muerte”, que se pasean macabramente por diversas ciudades de la república como si pasear a 300 o 400 cadáveres fuera lo más normal del mundo. Al principio esto pareció una broma, un mal chiste o una noticia falsa. Pero no, la realidad nos golpeó con toda su dureza; era verdad. Inmediatamente se buscaron chivos expiatorios y a otra cosa mariposa; un escándalo desplaza al otro. Responsables y culpables hay muchos y están en el gobierno y en sus tres niveles.

Pero, ¿cómo llegamos a esto?. El desmantelamiento del Estado mexicano lo iniciaron los priistas desde hace 34 años cuando se inició la implantación del Neoliberalismo; se trataba de volverlo enclencle, enjuto, enfermo para poder vender al mejor postor, a precio de chatarra, las empresas públicas.  Y, lo lograron con gran efectividad. No se podía esperar otra cosa que la delincuencia se desbordara mientras los empresarios y gobernantes se daban un festín de rapiña de lo público. Y, entre más saqueo más decadencia a grados inauditos.

Y, llegó el día fatídico en que Vicente Fox Quesada ganó la presidencia. Y, llegó el día en que traicionó al pueblo y, en lugar de democracia apuntaló la corrupción, su corrupción personal, familiar y de amigos. Esto no fue menor porque retrasó la caída del régimen priista y dio pie para la mayor decadencia del Estado mexicano. La fiesta privatizadora siguió con suma alegría de priistas y panistas.

Y, la desgracia no paró allí. Llegó el día en que priistas y panistas pactaron y ganó Felipe Calderón Hinojosa. El Mal venia en forma presidencial. Loco rabioso decidió que el Dios católico lo había ungido como su brazo ejecutor en la tierra y su deber era acabar con tanto desorden y decadencia; quiso imponer “El Reino de Dios en la Tierra”, una locura digna de su loca persona. E, inició una “Guerra Santa”, sacando ilegalmente al ejército a las calles, montañas y valles para convertirse en un emulo de Napoleón Triunfante por sobre el mal.

Inmediatamente se incrementaron los muertos a todo lo largo y ancho del territorio mexicano. Las madres y familiares elevaron su llanto y protesta. Para Felipe Calderón, los muertos eran simple y llanamente “daños colaterales” sin importarle las masacres ni matanzas ni que muchos fueran personas que estaban en el momento y lugar, pata ellos, equivocados. En lugar de buscar la cordura, la verdad, Calderón, se emborrachaba y cantaba a la manera de Nerón mientras se quemaba Roma. Por si fuera poco se auto proclamó como el presidente de todo lo bueno y el mejor de todos los tiempos con una legión de idólatras que lo apoyaban.

La historia de Enrique Peña Nieto es la misma y, en su administración explotó la brutalidad en su máximo grado pero a él, no le interesa como sus predecesores se auto proclamó como “El Salvador de México”,  mientras los ríos de sangre fluían y fluyen y todo el territorio se convertía en un gran cementerio. Ya se va con la convicción de ser uno de los mejores presidentes de México, psicópata.

Ahora bien, los tráileres de la muerte son el símbolo de esa guerra sin sentido de Calderón. Y junto con él, Peña Nieto son responsables directos de tantas muertes, masacres y matanzas. Yo, los acuso a los dos. En esos tráileres se apilan indignamente cientos de cadáveres, la mayoría de jóvenes. Jóvenes en la flor de la vida. La fuerza de trabajo necesaria para la productividad y hasta para la alegría. No otro sentido tiene la sentencia: “Juventud, divino tesoro”. Claro, para Calderón y Peña Nieto son números, daños colaterales que no van a manchar sus impolutas administraciones. Claro hay una visión acertada sobre sus corruptas administraciones, sus diabólicas actuaciones.

En efecto, los sexenios de Calderón y Peña Nieto superan cualquier horror que se haya podido escribir o que se haya puesto en escena. Ni Vlad el Empalador ni o Hitler se atrevieron a matar a su propio pueblo o, dejarlo en estado de indefensión. Entre todo su perversidad eran patriotas a su manera. Fox, Calderón y Peña Nieto son la personificación del mal, el mal encarnado en cabezas imbéciles. Psicópatas de primer orden que se solazan en lagos de sangre. Vampiros que beben la sangre de su propio pueblo. Estos son los responsables y culpables de tanta desgracia. El Partido Revolucionario Institucional debe desaparecer y el Partido Acción Nacional se le debe poner un bozal por lo menos en 50 años, esto es lo justo.    



LA CONSTRUCCIÓN DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN




En la juventud se construyen sueños, esperanzas y se hacen planes que la realidad se va encargando de destruir o modificar. Si se hace una reflexión personal de lo que se añoraba y lo que se es hoy se verá que la diferencia entre el ayer y el hoy, es enorme. ¿Dónde quedaron los sueños?. En el mundo del deber ser por supuesto. Nos queda el ser, la verdad, la realidad que por cierto es rica si se tiene el paladar para ello.

Por buena fortuna en lo público tenemos ya la experiencia suficiente, la historia suficiente y espero que la madurez suficiente para poder forjar el futuro inmediato, mediato y el lejano. Los tres momentos históricos que llamamos “Transformaciones”, son ricos en enseñanza como para reflexionar sobre los hechos y actos que los forjaron y sus consecuencias. El romanticismo, el idealismo deben quedar fuera de esta construcción llamada “Cuarta Transformación”.

Por cierto ¿transformación de qué y para qué?. Transformación de un régimen totalitarista, dictatorial, injusto, represor y cerrado, hacia sus antípodas los valores de pluralidad, democracia, justo, protector y abierto. No se puede soslayar que el pueblo mexicano es rico en su pluralidad social pero que debe ser incluyente de las minorías; si el marco legal era injusto teniendo como base la prueba confesional que se arrancaba por cualquier medio de tortura salvaje se debe abandonar ya esos métodos para pasar al Derecho científico; el presidente de la república y todos los servidores públicos deben abstenerse de usar a las fuerzas armadas, el poder del Estado para reprimir al pueblo y en plena consciencia, el pueblo mexicano debe abrirse ante los demás pueblos para vivir y convivir con el respeto debido y participando en el cuidado del planeta.

Pasaremos a ver las tres transformaciones con fechas que son arbitrarias con la realidad pues con las mismas no se terminan épocas pero sirven de referencia para la mejor comprensión de la historia. Cada uno vaya haciendo las reflexiones e investigaciones que crea pertinentes.

Veamos por inicio la primera transformación en sus hechos y actos básicos. Por primero de cuentas la revolución de independencia no se llevo a cabo entre el pueblo mexicano y un ejército español sino básicamente entre mexicanos, los que estaban a favor de la independencia y los que estaban a favor de seguir siendo súbditos del rey de España, Fernando VII, que por entonces estaba bajo el poder de Napoleón Bonaparte.  No fueron los revolucionarios los que llevaron a cabo la independencia sino en un inicio quien tenía la encomienda de derrotar a los independentistas, Agustín de Iturbide en conjunción con el ejército revolucionario y el que comandaba. La fecha de independencia el 27 de septiembre de 1821. A partir de aquí siguió un largo camino de construcción de lo que hoy, es México con grandes problemas y desaciertos al punto de perder mas de la mitad del territorio mexicano.  La adolescencia tiene su costo. Las formas de vida virreinales siguieron subsistiendo.

La segunda transformación es la separación del Estado eclesiástico del Estado Civil y que se cimienta con la Constitución  General de 1857 que trató de terminar con los fueros militares y eclesiásticos y en buena medida lo logró pero los militares y sacerdotes no perdieron su poder por decreto y muchos años harían falta para pasar a segundo plano. Todavía gobernaron hasta bien entrado el siglo XX con el general Lázaro Cárdenas del Río y Manuel Ávila Camacho (1940-1946). Bien.

En este contexto de zozobra don Benito Juárez, fue cuatro veces presidente de la república, muriendo de angina de pecho en su cuarto mandato. Le siguió como presidente Sebastián Lerdo de Tejada entre 1872 hasta 1976. Como se ve ya estaba en el ambiente el repudio por la reelección y con este pretexto se alzó en armas el general Porfirio Díaz jurando combatir este hecho pero que, tan luego llegó al poder no lo soltó sino con otro movimiento armado, la revolución mexicana de 1910. No nos fue bien con esta primera transformación en lo material pues e perdió más de la mitad del territorio mexicano y en lo político se balbuceaba.

Esta segunda transformación fue muy difícil para el Estado mexicano y tratando de llegar a la democracia nos quedamos como pueblo estancados en la dictadura personal de Díaz y quedando en predicho los gobiernos de Juárez y de Lerdo de Tejada como antecedentes dictatoriales. Claro, no se puede juzgar este periodo con los hechos y actos malos sin en su integridad pues sería injusto. Sin embargo, esto lo dejaremos para otra ocasión. Por el momento solo diremos que en lo político se tuvieron claroscuros. Avance político y jurídico con Juárez y retroceso político, social y económico con Díaz a grandes rasgos. En esta segunda transformación el Estado mexicano se consolidó pero al pueblo, en general, no le fue bien.  

La tercera transformación se hizo contra la dictadura personal de Díaz. Como reacción se dio una contrarrevolución liderada por Félix Díaz, Bernardo Reyes y Victoriano Huerta. Son asesinados Francisco I. Madero y José María Pino Suárez y la revolución siguió con una matazón de líderes y pueblo. Fueron muertos violentamente Emiliano Zapata, Francisco Villa, Venustiano Carranza, Felipe Ángeles por nombrar algunos. La economía quedó devastada. Con todo, esto no es lo más grave; lo más grave fue que se sujetó al pueblo mexicano a la dictadura del partido único de Estado, el Partido Revolucionario Institucional por 89 años.

La primera transformación tuvo un lapso de tiempo de 49 años, la segunda 53 y la tercera 108. Si bien de fondo y en definitiva no hemos podido transitar hacia la democracia plena no menos cierto es que durante estos periodos se han logrado construir instituciones y avanzar en lo político, en lo jurídico y social; en lo económico estamos peor con la deuda de más de diez billones de pesos. Como se ve, la tarea es mucha.

Es necesario tomar plena consciencia y no esperar que esta “Cuarta Transformación”, se haga en poco tiempo y por decreto. El problema central de los mexicanos viene desde los pueblos prehispánicos. El imperio mexica estaba sostenido por las armas y no le faltaban enemigos poderosos como los tlaxcaltecas que al final fueron los que terminaron derrotándolos en alianza con los españoles, cholultecas, huejotzincas y demás aliados. Claro, los españoles, menos de mil, supieron sacar la gran tajada de esta unión artificial.

En la guerra de independencia fue el pueblo mexicano quien se enfrascó en la guerra civil entre los que estaban por la independencia y los que querían seguir gobernando y perteneciendo al imperio español.

En la guerra de Reforma fueron mexicanos, liberales contra conservadores, los que derramaron sangre mexicana por tratar de imponer cada grupo su visión de modelo político, república o monarquía y que dio paso a la injerencia extranjera de Inglaterra, Francia, España y los Estados Unidos de Norteamérica para bien y para mal.  

La revolución mexicana fue lo mismo, guerra intestina con resultados no favorables para la nación mexicana sin que todo haya sido malo. Pero lo central es que, somos los mexicanos los que nos enfrascamos en combatirnos entre si al punto de no dejarnos avanzar hacia el bienestar general sino personal, parcial y de grupos.

Ojala y este breviario histórico nos haga reflexionar y dejar las diferencias radicales para poder construir en definitiva un régimen democrático y justo en donde todos tengamos oportunidades de educación, de salud, de seguridad pública, de trabajo, de libertad y justicia y se erradiquen las formas monárquicas del gobierno y se cumpla en lo posible la igualdad humana en sus términos reales y no ideales.



viernes, 28 de septiembre de 2018

GERARDO FERNÁNDEZ NOROÑA Y LA IGNORANCIA




El sistema Presidencial estuvo y todavía está basado antivalores como la mentira, en la simulación, en la ideología del patriotismo pero eso se agotó. En consecuencia, se debe construir un régimen político basado en valores que sean benéficos para el pueblo y se dejen las simulaciones. Pero esto no se podrá llevar a cabo si siguen estas prácticas por los propios promotores de cambio.

El diputado federal Gerardo Fernández Noroña tiene su cápsula en SDPnoticias donde da noticias sobre los hechos políticos y jurídicos. Es bueno que quienes estén dentro del poder político expresen su punto de vista con base en los hechos pero deben hacerlo so solo con conocimiento de causa sino estar capacitados para poder ser lo más exactos posibles y en esto es lo que falla estrepitosamente el dicho legislador. De antemano, manifiesto que no conozco a Fernández Noroña de manera personal más que de cierta conferencia que he ocurrido, no más. De la misma manera expreso que no tengo ninguna pasión en su contra ni interés más que el de la verdad y porque es servidor público en mi calidad de abogado, pasante de filosofía y escritor. Por lo demás me es irrelevante su persona.

Dice en su capsula de fecha veintiocho de septiembre de dos mil dieciocho que en el caso de Javier Duarte de Ochoa que robo a los veracruzanos y al pueblo de México. Esto es inexacto dado que el entonces gobernador tenía bajo su responsabilidad lo público y no se puede cometer el delito de robo sobre lo que se tiene o posee, es absurdo, cometió delitos diversos pero no el de robo.

Le parece de risa la multa que le impuso el juez de la causa (alrededor de 59, 000pesos) y es cierto pero de eso a sostener que si un pobre se roba un bolillo le imponen una sentencia de diez años es un despropósito. No dudo de las injusticias porque soy abogado y la práctica del Derecho en diversas áreas me ha abierto los ojos desde hace mucho de cómo funcionan los jueces a la hora de impartir justicia. Sin embargo, nunca me he encontrado con un caso de esa naturaleza y en todo caso se pagaría la reparación del daño porque no son delitos graves a menos que tengan las agravantes señaladas en la ley penal. Insisto, eso que cuenta el diputado es falso.

En cuanto a los hechos que dice le ocurrieron en Santiago Tianguistenco (imagino estado de México),  es inverosímil que a una persona por presenciar una violación –como lo asevera el diputado- se le imponga una sentencia de setenta años; es de locura y más si el delito –como lo sostiene Fernández Noroña- no es secuestro. Antes de hablar, el diputado debería por lo menos leer el proceso o carpeta de investigación porque en caso contrario sus palabras devienen en huecas, carentes de sustento. Y, de esta manera confunde a sus audiencia y videntes.

Después viene un momento de sentimentalismo que esta por demás. Sigue con la repartición de culpas y le toca a Duarte de Ochoa, a Peña Nieto y, a lo que él, llama Poder Judicial; claro, ignora que eso que llama Poder Judicial es en realidad el Órgano Judicial. Ideas viejas. Ahora bien, no dudo de la existencia de jueces de consigna y de los excesos den el Órgano Judicial pero de eso a culpar a todos el órgano es una falsedad. Por mi parte ignoro si el dicho servidor público hay tenido la fortuna buena o mala de defender a un imputado, procesado o sentenciado pero es casi en automático que ignora el procedimiento judicial.

Con relación a lo político –mezcla los dos rubros en su capsula- es falso que se hallan elegido el primero de julio el Poder Legislativo y el Poder Judicial pues como ya dije son órganos. Es cierto que esa antigualla de llamar Poder esa los Órganos está en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos pero insisto son errores que no se le pueden seguir repitiendo pues precisamente se trata del cambio y, eso conlleva a la adopción fundada de conceptos adecuados.

Por si esto no fuera suficiente en errores sostiene que México es un país. Para la conversación coloquial o informal se puede aceptar que se diga que México es un País pero nunca he encontrado desde la Ciudad-Estado, es decir, desde hace veinticinco siglos una “Teoría del País” por la simple razón de hablarse del Estado. Ignoro si algún despistado haya nombrado su obra con este término.

Es impresionante que en tres minutos con treinta y un segundos se puedan decir tantos desatinos. ¿Acaso ignora Fernández Noroña que a ese régimen que critica ya pertenece?. Él es parte de este gobierno. No sé qué esperan en el Congreso General para presentar iniciativas para combatir lo que tanto critican. Esto es surrealista.

Yo invito a Fernández Noroña que, realmente estudie y reflexione pues no se puede siquiera construir un nuevo régimen teniendo un embrollo oscuro en calidad de ideas. Claro, esa misma invitación va para los restantes legisladores porque para ejecutar sus facultades deben estar preparados. Prometieron el oro y el moro, solo les queda cumplir o morir –en sentido figurado- en el intento.

Finalmente, se les debe apoyar porque, efectivamente –como lo dice el diputado- sin la fuerza del pueblo no es posible transitar hacia la democracia plena. Y, no nos podemos permitir el lujo ruin de combatir a nuestros propios representantes pero tampoco podemos volvernos cómplices en sus flaquezas, limitaciones o excesos. Volvernos cómplices de su ignorancia es poner a disposición de los corruptos nuevamente lo público, el Estado.

MEXICAS Y ESPARTANOS




Los pueblos antiguos tuvieron que volverse guerreros para poder vivir, convivir y sobrevivir entre tantos peligros. Los valores que tuvieron que adoptar los hacia particulares entre los demás. Era la mentalidad los que los hacia distinguirse en primera instancia y después, la práctica los marcaba.

Los espartanos adoptaron como virtudes la fuerza para volverse guerreros de elite. Fueron los primeros en Europa que profesionalizaron su ejército. Los guerreros desde los siete años eran puestos a disposición del Estado para ser educados en la guerra, volviéndolos gradualmente los mejores entre los mejores. Su disciplina los llevo a ser considerados los mejores guerreros del mundo conocido y lo demostraron, con tan aproximadamente 7,300 guerreros, en las Termopilas, al detener a los persas durante días a un ejército de alrededor de 200,000 soldados comandados por Jerjes.

Los únicos que podían sobresalir y obtener una lápida en el panteón lo eran las mujeres que morían de parto y los guerreros muertos en combate. Creían que se morir por el Estado era la gloria máxima.

Por su parte los mexicas tenían los mismos valores. Los jóvenes eran puestos a disposición del Estado mexica para que se educaran en diversas artes y, para la guerra. La única forma de que un macegual podía escalar en la pirámide social era sobresaliendo en batalla.

Entre los mexicas también el Estado se encargaba de su educación en todas las artes y en la guerra. Su educación era muy rígida para inculcarles las virtudes de valor, de decir la verdad, de sacrificio y todas las virtudes que fueran menester para la grandeza del Estado.

La única forma de que las mujeres mexicas fueran canonizadas era si morían de parto; se volvían divinas y sus cuerpos eran deseados al punto de tratar de robárselos o mutilarlos para adquirir sus poderes. Los guerreros se robaban el dedo corazón de la mano izquierda para ponerlo en la rodela y con ello creían poder ganar en combate.

Los guerreros solo podían ir al cielo si morían en batalla o muertos en sacrificio por los enemigos. Se imaginaban una especie de edén donde había arboledas, bosques y las ofrendas que les obsequiaban los vivos, donde los guerreros moraban y después de cuatro años de viajar con el Sol se tornaban pájaros de diversas clases y volvían al mundo material.

Los mexicas en menos de 200 años habían conquistado todo el centro de lo que hoy, es México hasta llegar de mar a mar y hasta Guatemala. Dos pueblos unidos por las virtudes, disciplina.



LA LEVA EN LA CUARTA TRANSFORMACIÓN




En cada época donde se llega al final de su vigencia la gente se llena de anhelos, esperanzas e ilusiones de una vida mejor, de un futuro utópico y, no es raro que el entusiasmo se transforme y, llegue hasta el fanatismo que siegue la razón y, se llegue a la violencia verbal y física. Son tiempos de crisis donde se sabe muy poco sobre lo que se quiere y la forma de cómo hacerlo. Los errores son el sello distintivo se quiera o no. Basta con ver cualquier movimiento social de cambio o revolucionario. Las tres Transformaciones nos dan idea de esto.

Para llegar al punto de una transformación, un cambio hace falta que concurran diversos factores propios y ajenos. Las contradicciones surgen como producto de esas fuerzas desatadas ya sean propias o ajenas. Por ello, en este momento no debe sorprender que personajes de otros partidos e incluso quienes eran contrarios al cambio se sumen y sean promotores activos tanto en lo ideológico como en la práctica. Resulta raro tanto como ver crecer praderas en el desierto; sin embargo, esto es común en estos tiempos de cambio.

A Miguel Hidalgo y costilla se le sumaron no solo el pueblo llano que arrasaba como marabunta todo lo que encontraba a su paso sino también hacendados que hasta hacia poco era impensable que lo hicieran; el cambio de circunstancias, de una nueva realidad con todos sus factores permitió esto pues hasta autoridades estaban sumadas al cambio revolucionario de independencia. En este punto de quiebre no es raro que las ideologías se pulvericen y los poco entendidos hagan criticas fuera de este contexto.

La segunda y tercera transformación tampoco estuvieron exentas de sus contradicciones y no se tiene porque esperar hechos y actos diferentes en este momento. Si bien todavía no toma posesión el jefe del ejecutivo electo pero ya está perfilada la línea de actuación y que él mismo ha dictado. De esto que no quepa duda. Como era de esperarse los errores han surgido como producto de la falta de experiencia en el gobierno. Es el choque de la ideología con la realidad. Pero además la ideología tiene un defecto muy marcado como arma política es verdaderamente atractiva pues ofrece lo que el pueblo anhela pero a la hora de aplicarse en la realidad muestra sus limitaciones, sus muñones en donde debería haber brazos y manos.

Como cualquier movimiento de transformación hace falta ahora un ejército de mujeres y hombres que den la lucha en todos los frentes; en lo periodístico, en lo ideológico, en la administración, en la impartición de justicia y en la creación de leyes; es decir, en la destrucción de las bases (por lo menos) del anterior régimen para evitar su retorno y de allí partir hacia la construcción de uno nuevo y que ni duda cabe que esta es la mayor aspiración del pueblo mexicano con sus consabida oposición dialéctica. Ese ejercito ya está conformado y los legisladores federales y estatales son la avanzada de esa transformación.

Ahora bien, ese ejercito de avanzada como tenía que ser se ha formado como se formó el ejército revolucionario de independencia por puro entusiasmo, poca preparación, con mandos en espera de la orden de avance definitivo y con mínima idea del futuro pero muy activos en la lucha contra el pasado. Repito, esto no tiene porque asustar sino a los idealistas; así es la realidad.

Hay entre los legisladores los que fueron escogidos como en la leva revolucionaria sin saber de armas ni de estrategias de guerra; estos sin saber de política y de creación de leyes que den muerte al antiguo régimen y conformen a lo menos el perfil del nuevo Estado mexicano. Mucho entusiasmo y poco orden. Ahora bien, que no extrañe que haya arribistas, oportunistas y ambiciosos que únicamente busquen alcanzar un nuevo grado de vida o de plano hacer negocios en lo público. En efecto, las pasiones humanas no han cambiado desde prácticamente los seres humanos han puesto como fin vivir en sociedad y, no será diferente ahora ni por que se haya dado una aparente epidemia de honradez ni por decreto. Eros y tánatos (el amor y la muerte) siguen tan vigentes como hace miles de años.

Hasta ahora el trabajo de esta avanzada legislativa se ha centrado, como debe ser, en destruir el viejo régimen que no deja de dar trabajo. En este contexto se ha visto o mejor dicho no se han visto todos aquellos candidatos a legisladores subir a tribuna, presentar iniciativas de leyes o siquiera dar declaraciones a los medios de comunicación. La realidad del escenario político los mantiene por si solo a raya. Claro, no faltan los viejos legisladores que dirigen tras bambalinas la actuación d estos bisoños legisladores.

Con la toma de posesión del presidente electo se iniciara la marcha hacia lo que es hoy todavía el anhelo plasmado en palabras “La Cuarta Transformación”,  que es tanto como decir “Sufragio Efectivo, no Reelección”, “Tierra y Libertad”  o “Que se Detenga al Neoliberalismo”. ¿Qué se debe esperar?, pues que se inicie el desmantelamiento de toda la estructura dentro del Estado mexicano de lo que resta del Presidencialismo; es decir, del régimen priista para poder; ahora si a transitar hacia un nuevo régimen político y si es posible hacia la conformación de un nuevo Estado mexicano. Junto con estas actividades es de esperarse errores, sainetes, excesos, deficiencias, luces, sombras; sorpresas para bien y para mal.

¿Qué se debe esperar del pueblo?. Numero uno; el apoyo decisivo para poder lograr el acabose del antiguo régimen político y la creación del nuevo. Segundo, la participación del pueblo ahora ya como gobernado para que esto no se tuerza tan pronto que aborte la misión. Para ello hace falta que el pueblo madure gradualmente y este bien informado para no desfallecer o mal entender al gobierno. La tarea es titánica y, inmediato, mediato y, a largo plazo para lograr esa Cuarta Transformación que hoy se nos presenta como fantasma que deambula por las calles ideológicas y es menester que se materialice en todo el Estado como producto de la actividad política de gobierno y pueblo.

Finalmente, se debe tener en cuenta que durante todo el tiempo pasado se impedía la libertad de expresión, la crítica al punto de considerase delito o pecado con sus consecuencias rígidas en penas de hasta la muerte. El remedio contra un régimen totalitarista o con excesos lo es la libertad de expresión y la corrección a la mal apolítica también lo es la libertad de expresión. Por eso no debe molestar ni espantar que haya libertad de expresión y excesos

No se ha logrado el derecho a la libre expresión como arma contra los adversarios políticos o el gobierno y como silencio a favor de los gobernantes del agrado propio. Si para los malos gobiernos la libre expresión es el remedio, para los gobiernos democráticos es la forma de mantenerlo en la sana línea de lo justo; es decir, en todo momento se debe mantener la libre expresión, la crítica tanto para corregir como para mantener la salud política.



domingo, 23 de septiembre de 2018

EL VALOR DE LOS MEXICAS ANTE LOS ESPAÑOLES Y DEMÁS ALIADOS




Es muy bueno leer la historia de los prehispánicos para saber cómo era el carácter de los mismos, su vida, costumbres, ciencia, filosofía, economía, sociedad y arte que son los ejes centrales de toda sociedad para poder hacerse una idea clara.

Es sorprendente como se ha evitado decir la verdad sobre los pueblos prehispánicos y como se ha maquillado todo para que los españoles parezcan como súper hombres y los prehispánicos como seres inferiores. No hay escritor que se atreva a pensar sobre los hechos y desmenuzarlos filosóficamente. Quizá no han tenido tal calidad o quizá no era el momento.

Eran todo los mexicas y en especial sanguinarios pero no bárbaros y para dominar entre pueblos fuertes era menester este rasgo en este contexto. La valentía era una virtud cotidiana. Los menos de mil españoles no hubieran servido ni de entrada para los mexicanos si no hubieran estado protegidos por los tlaxcaltecas, grandes guerreros, tan valientes como los mexicas. Ahora bien, no se puede culpar a los tlaxcaltecas por apoyar a los españoles, eran enemigos jurados de los de Tenochtitlan.

En efecto, si los tlaxcaltecas no hubieran estado como buenos padres de los españoles en sus primeros pasos, estos hubieran sido literalmente devorados en lo que hoy conocemos como pozole. Con todo, no se trata de menoscabar la valentía de los españoles pues la tenían pero no eran superiores como guerreros ante los naturales. Las circunstancias les permitieron ser benefactores de las contradicciones del imperio mexica; no más.

La totalidad de obras escritas sobre la conquista siguen la línea de Thomas Carlyle quien en su obra considera que son los héroes, los líderes, los caudillos los que escriben la historia y dejan su impronta en la vida hasta que llega otro héroe y cambia con sus acciones todo lo que sus fuerzas le permitan. Es un craso error creer esto pues se desestiman las circunstancias sociales, políticas, geográficas, económicas, morales y éticas. Otra de las limitaciones que se hayan siempre presentes es que todos los historiadores de la conquista de México son religiosos y de continuo se ven obligados a torcer los hechos influenciados por sus creencias religiosas. Pues bien este tipo de historia no deja de ser importante pues nos traen a colación los hechos para que sean conocidos; siempre tratando de ser imparciales y con toda la frialdad posible.

William H. Prescott es uno de los historiadores que trata el tema de la conquista de México que atribuye toda la gloria a los españoles y donde los tlaxcaltecas, cholultecas, huejotzincas, los de Otumba y demás aliados contra los mexicas fueran meros fantasmas, títeres o comparsas que se movían sin voluntad alguna. Por supuesto que no; los tlaxcaltecas tenían sus razones vengativas, su odio y el interés por acabar con la guerra que les daban los mexicanos y los demás pueblos lo mismo. Si esta circunstancia política no hubiera existido (La división entre tlaxcaltecas y mexicas), Hernán Cortés no hubiera siquiera llegado a Tenochtitlan, ahí estala historia contada por los propios españoles eso si mal contada, sesgada, camuflada y permitida. Dicho lo anterior paso a transcribir una fragmento de la obra de Prescott[1] y que se sitúa después de diversas victorias de los enemigos de los mexicas.

“Esperando Cortes encontrar el orgullo de los nativos algo humillado con estos reveses, determinó con su acostumbrada política proponerles bases ventajosas para una negociación. Invitó pues al enemigo a un parlamento, y luego que se reunieron en la gran plaza los principales jefes con sus respectivas comitivas, subió a la torrecilla ocupada antes por Moctezuma, e hizo señas de que quería hablarles. Marina se colocó, a su lado en clase de interprete, y la multitud miraba con ansiosa curiosidad a la joven india, (sic) cuyo influjo sobre los españoles, y particularmente sus relaciones con el general, hicieron que los aztecas le designaran con el nombre mexicano de Malinche[2]. Hablando Cortés por la suave y armoniosa voz de su favorita, dijo a los mexicanos, que debían estar ya convencidos de que nada podían esperar de su oposición a los españoles. Habían visto a sus dioses arrastrados por el polvo, destruidos sus altares, incendiados sus edificios y muertos sus guerreros. “Todos estos males –continuo- os ha ocasionado vuestra rebelión. Y, sin embargo, por el afecto que aun os profesa vuestro soberano, a quien habéis tratado indignamente, suspenderé gustoso las hostilidades si deponéis las armas y volvéis a la obediencia. Pero si así no lo hacéis –concluyó- ¡convertiré vuestra ciudad en un montón de cenizas, y no dejare alma viviente que llore sobre ellas!”

Pero aún no conocía bien todavía el capitán español el carácter de los aztecas, si creyó intimidarlos con amenazas. Pacíficos en su exterior y tardos para obrar, era tanto más difícil calmar su exaltación cuando habían sido excitados una vez, y entonces, que habían sido conmovidos hasta lo más íntimo, no había voz humana que pudiera apaciguar la tempestad. Sin embargo, puede ser muy bien que no se hubiera equivocado Cortés tanto en cuanto al carácter del pueblo. Tal vez conoció que un tono de autoridad era el único que podía tomar con alguna esperanza de cambiar su posición, en la que un lenguaje más moderado y conciliador, manifestando la convicción que tenia de la superioridad del enemigo, habría desconcertado indudablemente sus planes.

Era cierto, contestaron, que habían sido destruidos sus templos, abatidos sus dioses y muertos sus compatriotas. Muchos más sin duda habrían de perecer bajo las terribles armas del español; pero ellos quedarían contentos entre tanto pudieran derramarla sangre de uno solo de los enemigos, por la de cada mil mexicanos”.[3] Mirad –continuaron diciendo- nuestras azoteas y calles; vedlas pobladas aun de guerreros hasta donde puede alcanzar la vista. Apenas si aminora nuestro número con las pérdidas sufridas, cuando el vuestro cada hora se disminuye. Vosotros perecéis de hambre y enfermedades. Están para acabarse vuestras provisiones y el agua, y pronto debéis caer en nuestras manos. Las puentes están levantadas y no podéis escapar.[4] Pocos de vosotros dejareis de experimentar la venganza de nuestros dioses.” Cuando concluyeron, arrojaron sobre las murallas una lluvia d flechas, que obligó a los españoles a bajar y refugiarse dentro de las fortificaciones.

 Este fiero e indomable espíritu de los aztecas lleno de espanto a los sitiados. Todo lo que habían hecho y sufrido, los combates de día, las vigilias de noche, los peligros que habían desafiado, y aun las victorias que habían ganado, de nada les servía. Era demasiado claro que no tenían ya el resorte de la antigua superstición que obraba en el corazón de los nativos, quienes como fieras que han roto las ligaduras que las aseguraban, parecían ensordecidos y triunfantes con el completo conocimiento de su fuerza. La noticia de la rotura de los puentes, sonó en el oído de los españoles como el toque de la muerte; todo lo que habían oído era demasiado cierto, mirábanse los unos a los otros con ansiedad y temor.

Pues bien, esta es la realidad y Cortés no volverá a cometer el mismo error y traerá en lo sucesivo a los tlaxcaltecas en gran número, a los cholultecas, huejotzincas y todos los enemigos de los mexicas. Esa es la vena de valentía que cortaron a los prehispánicos para su dominación y que debe resurgir.



[1] Prescott, H. William. Historia de la conquista de México.
México. 2000. Editorial Porrúa. Colección “Sepan Cuantos…”. Paginas
[2] Este es el nombre con que aún es celebrada en las canciones populares de México.
[3] Según Cortés, se vanagloriaron en estilo más altivo, de que podían morir veinticinco mil por uno, “a morir veinte y cinco mil de ellos y uno de los nuestros”. “Rel. Seg.” De Cortes, en Lorenzana. Pág. 139.
[4] Que todas las calzadas de las entradas de la ciudad eran deshechas, como de hecho pasaba.” Ibíd., loc. Cit. Oviedo. Historia de las Indias, MS., lib. 33, cap. 13.


sábado, 22 de septiembre de 2018

43. EL TEATRO MEXICANO



43. EL TEATRO MEXICANO

No solamente usaban los mexicanos de la poesía lírica, sino también de la dramática. El teatro en que representaban estas piezas era un terraplén cuadrado en la plaza del mercado, o en el atrio inferior de algún tiempo, de una altura competente para que los actores fuesen vistos de todo el pueblo. El que había en la plaza de Tlatelolco era, según dice Cortes, de cal y canto, de 30 pasos de largo por cada banda y de 5 de alto. Boturini dice que las comedias mexicanas eran excelentes, y que entre otras piezas de que se componía su curioso museo, tenía dos dramas sobre las apariciones de la Madre de Dios al neófito Juan Diego, de singular delicadeza y dulzura en sus expresiones.

Yo no he podido ver pieza alguna de esta especie para formarme juicio de su arte; pero no puedo creer  que fuesen dignas de los elogios que les da el citado autor. Más digna de fe y más conforme al carácter de aquellas naciones es la descripción que hace de su teatro y representaciones nos dejó el P. Acosta[1] haciendo mención  de que las que se hacían en Cholula en la gran fiesta del dios Quetzalcóatl. “Había –dice- en el patio de ese templo un pequeño teatro  de 30 pies en cuadro curiosamente encalado, el cual enramaban y aderezaban para aquel día con toda la policía posible, cercándolo todo de arcos hechos de flores y plumería, colgando a trechos muchos pájaros, conejos[2] y otras cosas apacibles, donde después de haber comido se juntaba toda la gente. Salían los representantes y hacían entremeses, haciéndose sordos; arromadizos, cojos, ciegos y mancos, viniendo a pedir sanidad al ídolo; los sordos respondiendo adefesios, los arromadizos tosiendo y los cojos cojeando decían sus miserias y quejas, con lo que hacían reír grandemente al pueblo. Otros salían en nombre de las sabandijas; unos venían como escarabajos y otros como sapos y otros como lagartijas, etc.; y encontrándose allí referían sus oficios, volviendo cada uno por si, tocaban algunas flautillas de que gustaban sumamente oyentes, porque eran muy ingeniosos; fingían asimismo muchas mariposas y pájaros de muy diversos colores, sacando vestidos a los muchachos del templo en aquellas formas; los cuales, subiendo en una arboleda que allí plantaban, los sacerdotes del templo les disparaban con cerbatanas, donde había en defensa de los unos y ofensa de los otros graciosos dichos con que entretenían a los circunstantes, lo cual concluido hacían un baile con todos estos personajes y se concluía la fiesta y esto acostumbraban hacer en las más principales fiestas.”

Esta descripción del P. Acosta nos presenta una viva imagen de las primeras escenas de los griegos. Es muy verosímil que si hubiera durado algún siglo más el imperio mexicano, hubiera reducido a mejor forma su teatro, del mismo modo que se perfeccionó el de los griegos. Los primeros religiosos que anunciaron el Evangelio a aquellas gentes, viéndolas tan apasionadas por el canto y la poesía y reconociendo que las composiciones de la antigüedad estaban llenas de superstición, compusieron en mexicano muchos cánticos en alabanza del verdadero Dios y sus santos. El laborioso franciscano Sahagún publicó en México  con el título de Psalmadia 365 canticos para todos los días del año, llenos de los más santos y dulces sentimientos de religión, en un mexicano puro y elegante,[3] y los mismos mexicanos compusieron muchos en honra del verdadero Dios. Hicieron también aquellos celosos franciscanos varias representaciones dramáticas de los misterios de la religión cristiana. Entre otras fue muy celebrado un auto del Juicio universal, que compuso el infatigable misionero Andrés de Olmos e hizo representar en mexicano en la iglesia de Tlatelolco con asistencias del primer virrey, del primer arzobispo de la capital y de un inmenso concurso de nobleza y pueblo mexicano.

Clavijero, Francisco Javier. Historia Antigua de México.  
México. 2009. Editorial Porrúa. Colección “Sepan Cuantos…”. Páginas: 342, 343


[1] Historia natural y moral de las Indias, lib. 5, cap. 29.
[2] Usan hasta hoy los indios en muchas partes este género de enramadas vestidas de muchas especies de flores, frutas y animales. Las que vi poner en Ximiltepec, capital de la provincia de Xicayan, para la procesión del Corpus, han sido las cosas más bellas y curiosas que en mi vida he visto.
[3] El Doctor Eguiara y Eguren se lamenta en su Biblioteca mexicana de no haber podido hallar un ejemplar de la Psalmadia de Sahagún; yo vi uno en la biblioteca del Colegio de San Javier de Puebla. Esta obra, según parece la especie que conservo, se imprimió el año de 1540.

EL ÉXITO





Éxito, del latín exitus (Salida), se refiere al resultado que se obtiene de determinada situación o problema que coloca al individuo, grupo o nación por sobre la mayoría del resto. El éxito es lo que los seres humanos buscan incansablemente y esto, se vuelve sospechoso. ¿Por qué se quiere tener éxito a toda costa?. ¿Es el éxito una meta meramente mía?.

Por lo general, el éxito es diferente en las distintas épocas. La inteligencia, la fuerza, la obtención de riquezas materiales, el ejercicio del poder son algunos de los objetivos que se tienen para considerarse exitosos. En la antigüedad clásica europea se consideraba exitoso ser inteligente, bien proporcionado y fuerte. Desde el siglo V hasta el XV ser exitoso era salvar el alma, se fuera rico o pobre. Desde el siglo XV hasta la actualidad ser exitoso es ser rico o detentar al poder político. Últimamente estar rodeado de cosas materiales es mucho mejor que tener el poder político.

Lo que tienen en común estos modelos de éxito son impuestos por la sociedad, no son verdaderas metas personales. Algunos seres humanos como Sócrates o San Francisco de Asís se han dado cuenta de no tener necesidad de riquezas materiales en exceso para vivir; claro, el segundo, fue engañado o seducido por el cristianismo para tomar tal posición ante la vida.

En la Edad Media era un fin exitoso ser humilde pues el mundo material estaba corrompido y se trataba de salvar el alma incorrupta; esto, sin dejar de observar que muchos atesoraban lo material aunque dijeran lo contrario. Este pensamiento y comportamiento lo impuso el cristianismo no era un fin personal; hoy, se trata de acumular la mayor cantidad de riqueza con determinadas características formales en el vestuario para ser considerado exitoso. La gran mayoría se les hace absurdo, ridículo el éxito sin cosas materiales en su mayor cantidad.

Lo trágico es que, solo unos pocos pueden lograr acumular grandes riquezas, mientras la inmensa mayoría está destinada a pasar por la vida con penurias. Y, sin embargo, es posible ser exitoso si cada uno siguiera sus propias metas pero esos es imposible. Únicamente unos pocos logran tener consciencia profunda y seguir sus propias pautas con lo justamente necesario de lo material para poder vivir. La mayoría seguirá el modelo inalcanzable de acumular riquezas sin sentido y siguiendo un plan ajeno.

El error fatal se encuentra en creer que teniendo posesiones o propiedades en grandes cantidades  se puede acrecentar el ser. Las cosas materiales nunca pueden hacer plano al ser humano pues son el limitante del ser cuando se atesoran y se deja de desarrollar el ser. Estos es como una automutilación, una forma de desgarrase con la dureza material. Una visión triste es ver a una persona rodeada de cosas, nadando entre ella, braceando en la penumbra hasta el cansancio sin poder ver a los demás seres humanos, a los más cercanos.

El ser únicamente puede volverse exitoso cuando se vuelve pleno, para lo que está destinado con base en su naturaleza humana, su fuerza física y su actividad mental. Imaginen imponerle a personas diversas un mismo objetivo. Seguramente habrá quienes fallen. Lo mejor sería que cada uno supiera quien es y sus posibilidades. Pero precisamente se ha vuelvo ciegos a los seres humanos para imponerles fines ajenos para que trabajen y “piensen” en tener éxito cuando en la realidad hacen todo lo contrario a sus intereses. Se trata pues, no de descolonizarse sino de desprogramarse de fines ajenos hasta donde sea posible.



martes, 18 de septiembre de 2018

DE LA MANERA Y PERSONA DEL GRAN MONTEZUMA, Y DE CUÁN GRANDE SEÑOR ERA



CAPITULO XCI

DE LA MANERA Y PERSONA DEL GRAN MONTEZUMA, Y DE CUÁN GRANDE SEÑOR ERA

Era el gran Montezuma de edad hasta cuarenta años y de buena estatura y bien proporcionado, y ceceño, y pocas carnes, y el color ni muy moreno, sino propio color y matiz de indio, y traía los cabellos no muy largos, sino cuanto le cubrían las orejas, y pocas barbas, prietas y bien puestas y ralas, y el rostro algo largo y alegre, y los ojos de buena manera, y mostraba en su persona, en el mirar, por un cabo amor y cuando era menester gravedad; era muy pulido y limpio, bañábase cada día una vez a la tarde[1]; tenía muchas mujeres por amigas, hijas de señores; puesto que tenía dos grandes cacicas por sus legítimas mujeres, que cuando usaba con ellas eran tan secretamente que no le alcanzaban a saber sino alguno de los que le servían. Era muy limpio de sodomías; las mantas o ropas que se ponía un día, no se las ponía sino de tres a cuatro días; tenía sobre doscientos principales de su guarda en otras salas junto a la suya, y éstos no para que hablasen todos con él, sino cúal y cúal, y cuando le iban a hablar se habían de quitar las mantas ricas y ponerse otras de poca valía, mas habían  de ser limpias, y habían de entrar  descalzos y los ojos bajos, puestos tierra, y no mirarle a la cara, y con tres reverencias que le hacían y le decían en ellas: “Señor, mi señor, mi gran señor” primero que a él llegasen, y desde que le daban relación a lo que iban, con pocas palabras les despachaban; no le volvían las espaldas al despedirse de él, sino la cara y ojos bajos, en tierra, hacia donde estaba, y no vueltas las espaldas hasta que salían de la sala. 

Días del Castillo, Bernal. Historia Verdadera de la Conquista Nueva España. Tomo I.
México 1979. Editorial Promexa Editores. Páginas 181, 182.


[1] Tachado en el original: cerca del Ave María

domingo, 16 de septiembre de 2018

DE LOS OFICIOS MECÁNICOS QUE LOS INDIOS (SIC) HAN APRENDIDO DE LOS ESPAÑOLES, Y DE LOS QUE ELLOS DE ANTES SABÍAN



CAPÍTULO 13

391 DE LOS OFICIOS MECÁNICOS QUE LOS INDIOS (SIC) HAN APRENDIDO DE LOS ESPAÑOLES, Y DE LOS QUE ELLOS DE ANTES SABÍAN

392. En los oficios mecánicos, así los que de antes sabían los indios tenían, como los que de nuevo han aprendido de los españoles, se han perfeccionado mucho; porque han salido grandes pintores después que vinieron las muestras y imágenes de Flandes y de Italia que los españoles han traído, de los cuales han venido a esta tierra muy ricas piezas, porque a donde hay oro y plata todo viene; en especial los pintores de México , porque allí va a parar todo lo bueno que a esta tierra viene; y de antes no sabían pintar sino una flor o un pájaro, o una labor; y si pintaban un hombre o un caballo, era muy mal entallado; ahora hacen buenas imágenes. Aprendieron también a batir oro, porque un batidor de oro que pasó a esta Nueva España, aunque quiso esconder su oficio de los indios, no pudo, porque ellos miraron todas las particularidades del oficio y contaron los golpes que daba con el martillo, y como volvía y revolvía el molde, y antes que pasase un año sacaron oro batido. Han salido algunos que hacen guadamaciles[1] buenos, hurtado el oficio al maestro, sin él se los querer mostrar, aunque tuvieron harto trabajo en dar la color dorado y plateado. Han sacado también buenas campanas y de buen sonido; éste fue uno de los oficios con que mejor han salido. Para ser buenos plateros no les falta otra cosa sino la herramienta, que no la tienen; pero una piedra sobre otra hacen una taza llana y un plato; mas para fundir una pieza y hacerla de vaciado, hacen ventaja a los plateros de España, ´porque funden un pájaro que se le anda la lengua y la cabeza y las alas; y pies y vacían un mono u otro monstruo que se le anda a la cabeza, lengua, pies y manos; y en las manos pónenle unos trebejuelos que parece que bailan con ellos; y lo que más es, que sacan una pieza la mitad de oro y la mitad de plata, y vacían un pece con todas sus escamas la una de oro y la otra de plata.

393. Han aprendido a curtir corambres, a hacer fuelles de herreros, y son buenos zapateros, que hacen zapatos y servillas,[2] borceguíes y pantuflos, chapines de mujeres, y todo lo demás que se hace en España; este oficio comenzó en Michoacán, porque allí se curten los buenos cueros de venado.

394. Hacen todo lo que es menester para una silla jineta[3] bastos y fustes, coraza y sobrecoraza; verdad es que el fuste[4] no le acertaban hacer, y como un sillero tuviese el fuste a la puerta, un indio esperó a que el sillero se entrase a comer, y hurtóle el fuste para sacar otro por él, y luego otro día a la misma hora estando el sillero comiendo, tornóle a poner el fuste en su lugar; y desde a seis o siete días vino el indio vendiendo fustes por las calles, y fue a casa del sillero y dijóle si le quería comprar de aquellos fustes, de lo cual creo yo peso a el sillero, porque en sabiendo un oficio los indios, luego abajan los españoles los precios, porque  como no hay más de un oficial de cada uno, venden como quieren, y para esto ha sido gran matador la habilidad y buen ingenio de los indios.

395. Hay indios herreros y tejedores, y canteros, y carpinteros y entalladores; y el oficio que mejor han tomado y con que mejor han salido ha sido sastres, porque hacen unas calzas, y un jubón y sayo, y capa, de manera que se lo mandan, tan bien como en Castilla, y todas las otras ropas que no tienen número de hechuras; porque nunca hacen sino mudar trajes y buscar invenciones nuevas.[5] También hacen guantes y calzas de aguja de seda, y bonetillos de seda, y también son bordadores razonables. Labran bandurrias, vihuelas[6] y arpas, y en ellas mil labores y lazos. Sillas de caderas han hecho tantas que las casas de los españoles están llenas. Hacen también flautas muy buenas. En México estaba un reconciliado, y como traía sambenito, viendo los indios que era nuevo traje de ropa, pensó uno que los españoles usaban aquella ropa por devoción en cuaresma, y luego fuese a su casa y hizo sus sambenitos muy bien hechos y pintados; sale por México a vender su ropa entre los españoles y decía en lengua de indios: ticouazne quibenito,[7] que quiere decir: ¿quieres comprar sambenito?. Fue la cosa tan reída por toda la tierra, que creo que allegó a España, y en México quedó como refrán: “Ti que quis Benito”.[8]




[1] Guadanacil: piel fina o cabritilla adobada en que están estampadas con prensa figuras y labores.
[2] Servillas: especie de calzado, reducido a unas zapatillas de cordobán con suela delgada.
[3] Se distinguía montar a la jineta y montar a la brida. En la jineta los frenos eran recogidos y los estribos cortos; en la brida, los estribos eran largos y el caballero parecía estar de pie. CF. Cervantes de Salazar, México en 1554 y Túmulo Imperial, pagina 90, nota 57. No parece Motolinia haga la distinción, sino que se refiere a la silla de montar en general.  
[4] Fuste: cada una de las piezas de madera que tiene la silla de caballo, pero por extensión se da este nombre a toda silla, y en este sentido se usa aquí la palabra.
[5] La frase parece indicar que los indios sastres, quienes continuamente mudan las formas de trajes y buscan nuevas invenciones. El autor, sin embargo, se refiere a los españoles  clientes de esos sastres, y la confusión proviene de que el compilador de la Historia resumió mal la frase al omitir parte de ella. Cf. Memoriales, I, cap. 60, donde se lee: “…que estas (las ropas) entre los españoles no tienen numero ni medida”.
[6] Sobre la habilidad de los indios en hacer vihuelas, véase la interesante anécdota que cuenta fray Bartolomé de Las Casas, relativa a un esclavo que vio en la plaza de México. Cf. Apologética, cap. 63.
[7] Así en MS. En el escorial se dice: “ticobaz nequi Benito” en tanto que en Memoriales (I, cap. 60) se lee “ticohuaznequi benito”, que es la más correcta.
[8] Cf. Oviedo, Historia general. En edición de la Academia, es III, pág. 301-2, donde el autor relata esta anécdota.