Este
momento histórico es demasiado importante para dejar que pase y solo ver los
hechos y los actos contenidos en el mismo. Presenciar la muerte de un sistema político
totalitario en donde un partido único de Estado, el Partido Revolucionario
institucional se erigió como representante del todo siendo una parte y tornándose
sombríamente en una dictadura despiadada, es un privilegio único en la vida. No
se debe uno quedar como simple espectador sino ser parte de este momento. Por
si esto fuera poco padecemos la crisis del cambio. Nace un nuevo estado, el hípermoderno.
Dos hechos extraordinarios que ni en sueños vieron generaciones enteras hacia
el pasado y que nunca verán las futuras generaciones.
Yo
no se ustedes hermanos mexicanos pero tengo una sed insaciable de democracia,
de libertad y aun a costa de mi propia vida no cejare nunca de combatir a la
derecha y, a las cúpulas priistas que nos quieren mantener en este lamentable
estado. Los priistas comunes y corrientes no son nuestros enemigos sino simples
instrumentos de sus líderes que los manejan a través del engaño, del hambre, de
la ignorancia y mil engañifas. Esos hermanos priistas que no se dan cuenta de
ser rebaño de criminales corruptos deben ser atraídos hacia la democracia pues
padecen igual el aumento del costo de la vida.
Vemos
la expropiación como un acto heroico valioso y de provecho y lo fue; con todo,
es la hora en que nosotros hagamos el supremo sacrificio de entregar a la
patria y no únicamente a la patria en abstracto sino a nuestras familias,
amigos, vecinos y demás mexicanos lo que tengamos para implantar la democracia
en México. Un peso, unos centavos, un día, una hora, una idea y la práctica de
la democracia aportada por millones será suficiente para decirles a los
corruptos no más.
Nos
han dejado libres y desnudos al privatizar todo lo que han podido y ese era
nuestro destino. No podía ser de otra manera; sin embargo, tenemos a la mano lo
más preciado la libertad. La libertad de decidir y cambiar este sistema por
otro que se construya por el pueblo y para el pueblo. Ante la privatización corrupta
de lo público está la voluntad inquebrantable de cambiar todo el sistema no
solo de gobernantes sino el sistema político en su totalidad. ¿Qué significa la
vida sin libertad?, poca cosa; si cosa. La hora de los ciudadanos ha llegado y
solo se perderá si lo permitimos. Levántate y di no, la transformación de un pueblo
puede empezar por una simple negativa. De mi parte, no va más.