En
política no se debe manifestar la situación de debilidad o corrupción; en su
caso, ambos estados, en que se encuentra una persona, partido o gobierno. Sería
una locura; así lo exige la ideología, sea esta de la calidad que sea. Sin
embargo, la ideología esconde la realidad y la debe ocultar hasta en tanto y
cuento la verdad no destruya esa ilusión. Con todo, lo que interesa a los que
estudian cualquier fenómeno es el ser, no su apariencia; es decir, la episteme
contraria a la doxa (opinión vulgar).
Los
dirigentes del Partido de la Revolución Democrática saben que sus días como
partido relevante están contados. El crecimiento del Movimiento de Regeneración
Nacional, gradualmente lo está desfondando en la medida en que crece. No es de
extrañar que el PRD, haga demostraciones públicas de apariencias de unidad y
fuerza que no existen más que en su mente.
Se
muestran imágenes y videos de la manifestación que hizo el PRD en el zócalo de
la Ciudad de México, a través de sus militantes para darse ánimos en el
desastre, en la derrota total inminente. Los dirigentes no están dispuestos a
perder sin dar la batalla, aunque sepan que esta es únicamente un barrunto de
una unidad y fuerza de antaño. El liderazgo del PRD ha caído dramáticamente en
calidad y numero; ni siquiera aparecen ya Jesús Ortega ni Jesús Zambrano visible
y constantemente o sus más allegados alrededor de la actual lideresa. Están a la
sombra, agazapados por su actuar deleznable, repudiados como pocos.
La
militancia esta estupefacta y francamente nerviosa ante la real posibilidad de
perder la fuente de sus ingresos. El PRD se volvió una agencia de colocaciones
con tal de sostenerse en el poder político. Los líderes se tornaron sujetos
vestidos de las marcas más costosas y lujosas. Alcanzaron lo que nunca soñaron antes
de llegar al poder, cuando vagaban al filo de la ley o perseguidos por el
gobierno. A cañonazos de dinero los doblaron. Pocos líderes tienen el bagaje
cultural, académico o de verdadero conocimiento. Todo es ideología muy ligera,
sin contenido.
Los
líderes del PRD han enviado a la pobre tropa a regar de imágenes y vides en las
redes sociales para dar la impresión de unidad y fuerza como si con ello
pudieran reconstruir lo que un día fue el partido. Las críticas han caído como
lluvia de domingo en donde todo se gana y todo pierde. Rabiosos la tropa
responde con descalificaciones, denuestos y sarcasmo al paroxismo, Es
lastimosamente patético ver como estos pobres hombres y mujeres acostumbrados a
vivir de las dádivas que les dan los líderes fuman sus “faros” o caminan la milla.
¿Qué haremos?, se preguntan con los puños crispados y los ojos incrédulos. Ejército
sin auténticos generales, caminan diezmados con el rumbo perdido y los barcos a
la deriva.
De
la misma manera, la tropa que defiende al PRD no son verdaderos demócratas sino
empleados que cobran un sueldo, que tienen un puesto o de plano están como
aviadores y lo primero que presienten es el abismo que se les abre ante sus
pies. La mayoría no tienen otro oficio que desempeñar que ser tropa de la política.
Han renegado del trabajo, oficios y carreras en el sector privado para irse a
vivir de la política y, en respuesta se les han cerrado las puertas de una vida
digna que se gana con el esfuerzo diario fuera del oficialismo. El presente los
enfrenta con sus errores; el futuro los espera pacientemente. Quienes buscan en
la política una forma de vida económica sin importarles realmente la democracia
no son otra cosa, en primera y última instancia, que enemigos de la misma.
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