domingo, 23 de abril de 2017

LOS LIBROS




No hay algo  tan contrario a eso que llaman espíritu universitario que los libros; los buenos libros en donde se encuentra la sabiduría de la vida. El espíritu universitario, por lo menos en México, se compone de una búsqueda inútil de identidad, de falsa camaradería, de cerveza y de una capacidad insegura de memoria. En cambio los libros son paradas, desviaciones, atajos, bifurcaciones, desiertos, bosques, mares, frío intenso y, calor abrumador, alturas que marean y caminos peligrosos para los timoratos. Se debe tener el valor de dejar que se nos socaven los valores impuestos, que se pulvericen nuestros sueños y, se elimine nuestro incipiente ser y, después, hace falta la soledad afiligranada y la ligereza de equipaje; para escalar y descender, para tratar de caminar con los gigantes del pensamiento por esos caminos tan difíciles de entender y más difícil de ejecutar. Todo ello fuera del deseo de alcanzar grados académicos o reconocimiento; la paga es el saber de milenios, la miel producida por los mejores cerebros y mentes, no más.


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