No
hay organización tan contraria a la vida que el calendario laboral. El
principal síntoma de llevar una vida monótona y, planeada por ajenos es contar
los días de lunes a viernes e ir viviendo material y emocionalmente de acuerdo
al día de la semana. Lunes de flojera y viernes de pequeño gusto por terminarse
la responsabilidad del trabajo. Un pequeño momento de libertad del trabajo para
atarse a otra monotonía. El secreto repudio a la vida maquillada de un poco de
optimismo y otro tanto de estoicismo. La magra esperanza de poder sobresalir presentándole
al mal tiempo buena cara.
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