miércoles, 5 de abril de 2017

¡ANIMO MONTANA!



Los panistas tienen un prejuicio muy marcado, tal como una fijación, se sienten superiores, de abolengo. El pueblo para ellos no es más que una masa menesterosa de ser guiada. Ellos, los panistas, apelan al designio divino como la base de su derecho a mandar. Esa tesis está bien torcida. Por lo general, los panistas pervierten este prejuicio y sin ningún pudor muestran lo que realmente son: desviados de la realidad y de todo valor. No les importa hundirse en el fango con tal de obtener o mantener el poder político. El caso más claro lo es Felipe Calderón que sin ningún pudor quiere volver a gobernar a través de su mujer, Margarita Zavala; la pobre mujer ha sido pervertida por su esposo y, ella no ha protestado públicamente, ante los deseos incontrolables de Calderón.

 No es Margarita Zavala la que quiere el poder sino su marido, el más activo entre los dos para obtener la candidatura a la presidencia de la república. El método que escogido Calderón para tratar de obtener su objetivo es la violencia verbal, el cinismo, el insulto vulgar. Parece que está muerto de hambre y que, la única forma de la que puede vivir es estar en la presidencia a como dé lugar. Está enfermo y sin remedio alguno.

Es despreciable que enlode a su mujer con tal de volver al poder que pocos, muy pocos desean; hasta los panistas se le oponen. “Ya les tocó a los Calderón, dicen a coro”. Calderón tiene todo en contra, únicamente lo impulsa su ciega ambición; no se arredra, por el contrario, se lanza a despotricar contra quienes determina que son sus enemigos. Su comportamiento es soez, tal y como si se batiera en albures en el peor de los mercados; como si estuviera con personas de la peor calaña.


Tontamente, cree que insulta impunemente a los demás. El primero sobre el que recae el mal es sobre el mismo Calderón, su familia, partido y la nación entera. Todo lo ensucia. Se muestra tal y como es: el tipo prejuiciado que no puede justificar su superioridad y, entonces, se revuelve como fiera para tratar de llevar a todos a su estercolero. Sujeto procaz sin límites. Hay que evitar ese camino. En la intimidad los lideres panistas (los demás son víctimas), se comportan de la manera más ruin como cuando contrataron prostitutas y bajo el gozo del omento se oía una voz femenina ¡Animo Montana!, fomentando el ser panista: doble y hasta triple moral. Calderón oye esa misma voz en su cerebro de manera constante, que lo incita a seguir y seguir el camino del cieno.


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