domingo, 16 de abril de 2017

JAVIER DUARTE, MONEDA DE CAMBIO




En política pocas son las casualidades porque son los políticos interesados los que realizan actos tendientes a lograr sus objetivos: alcanzar o mantener el poder. La Fiscalía General de la República ha reconocido que Javier Duarte se encontraba desde inicios de noviembre de dos mil dieciséis en Guatemala. Es imposible que Duarte pudiera disfrazarse y pasar desapercibido su cuerpo y rasgos fisonómicos no le permite tales acciones. Se acercan las elecciones en el estado de México y los lideres del Partido Revolucionario Institucional saben que es muy probable que, pierdan su bastión más importante, la cuna del grupo Atlacomulco, mismo que ha gobernado desde la creación del partido único de Estado ya casi 90 años. Los priistas saben que con el Partido Acción Nacional pueden transar y volver a gobernar en una alternancia cómoda pero esto no pasa con la izquierda.  Por ello, la captura de Javier Duarte se hace sospechosa.

Los bajos índices de popularidad y de intención del voto a favor del candidato oficial Alfredo del Mazo, a pesar de los irregulares programas que se han implementado en el Estado de México, han obligado a Enrique Peña Nieto a forzar la elección a través de todos los medios posibles, aun los más escandalosos e ilegales si  ética alguna al hacer uso de la Fiscalía General de la República con claros tintes electorales. Los priistas no dudaron en sacrificar a Duarte con tal de no perder el Estado de México porque si pierden este estado, seguramente perderían la presidencia de la república; eso sería, la puntilla para terminar con el sistema político corrupto del cual se han beneficiado por casi noventa años. La democracia significa la muerte política de muchos de los actuales dirigentes del Partido Revolucionario Institucional.

El Partido Acción Nacional, siendo comparsa del PRI, no ha tenido empacho en lanzarse en contra de Andrés Manuel López Obrador al asegurar que el mismo recibió dinero mensualmente del ex gobernador de Veracruz. Se ve una acción concertada entre Peña Nieto, el PRI, el PAN, la Fiscalía General de la República y una legión de periodistas que han disfrutado del sistema político corrupto. No es de extrañar que pronto se suelte un ataque bien diseñado para tratar de frenar a López Obrador.

Claro, los panistas, priistas y periodistas callan que, no se trata de hacer daño a la economía, a la nación mexicana ni a otros Estados o naciones sino de terminar con este sistema corrupto que todo contamina. Este sistema político ya se agotó para seguir operando en favor de la nación mexicana y es imposible que responda a la nueva realidad. Este sistema político ya solo sirve a los políticos corruptos; ahí están las pruebas irrefutables: seis gobernadores imputados por parte del PRI y cinco del PAN. De lo que se trata, precisamente es de terminar con la corrupción pues tal es la médula del actual sistema político para tratar de frenar la migración ilegal, la pobreza extrema, la corrupción en lo posible en lo público y fincar responsabilidades administrativas, civiles y penales efectivas a quienes cometan violaciones a las leyes administrativas, civiles o penales.

Que no nos extrañe que Javier Duarte sea usado como moneda de cambio y este, previo acuerdo, salga a declarar que, efectivamente, tuvo acuerdos con Andrés Manuel López Obrador e hizo entrega de dinero de manera periódica y constante según acuerdos entre ambos. El PRI y el PAN no tienen ningún escrúpulo para ejecutar cualquier bajeza con tal de seguir operando en la corrupción propia.

La simulación de justicia por parte de Peña Nieto está a la vista y, es deber de los ciudadanos no dejarse engañar y con ello perder lo poco que queda de bueno de la cosa pública. La tarea no es poca pues, el PAN se ha declarado comparsa del PRI junto con los viejos periodistas corruptos. Se tienen todos los medios legales y la acción política particular o colectiva para imponer la democracia en México.


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