Es
indudable que la historia es una construcción de hechos que van siendo
seleccionados y sancionados por personas determinadas o por sociedades, pueblos
o Estados que han logrado destacar por sobre los demás. En todo momento se ha
sabido que la historia es una selección impuesta de hechos. Ya Miguel León Portilla
había llamado la atención sobre la historia de los pueblos prehispánicos. La
historia es la historia dictada por los vencedores.
En
la línea crítica se sitúa Michael Onfray con relación a la historia de la filosofía.
Ataca el platonismo desde el materialismo de Demócrito y recopila toda una línea
filosófica olvidada sobre el placer, el cuerpo entre otras cosas similares.
Aunque no lo menciona directamente se deriva que el pensamiento oficial
aceptado ha mutilado el placer del cuerpo, llevando al ser humano hacia la
enfermedad, a la insatisfacción, a la infelicidad.
Onfray
acuña una frase en la línea de León Portilla. “La historia es débil con los
ganadores y despiadada con los perdedores”. Aunque Platón hace uso de la filosofía
de Demócrito, no lo nombra, no le da crédito. Esto nos lleva a una educación y concepción del
mundo no solo mutilada sino francamente estrecha, insuficiente ante y para la
vida plena. Nos llenamos de formalismo y olvidamos la vida misma. José Ortega y
Gasset se opone vigorosamente al racionalismo (no a la razón) ya que usa puros
conceptos olvidándose de la vida misma pero también se opone al puro vitalismo
por olvidarse de la razón. Así que combina el racionalismo y el vitalismo. “La razón
pura tiene que ser sustituida por una razón vital, donde aquella se localice y
adquiere movilidad y fuerza de transformación”.
Se
siente la pérdida de la dinámica de la vida por la saturación del platonismo en
la vida, es preciso volver al inicio y rescatar la historia de la filosofía con
una contrahistoria o mejor dicho esta se opone a la historia oficial. Allí bajo
el edificio llamado historia de la filosofía están los cimientos ricos en vida,
en sensualidad, cuerpo, sexo, alegría autentica. Todo ello oculto por la
historia pero que sin embargo, no solo no muere sino que reclama ser encontrada
de lleno. Allí están las ricas minas olvidadas del pensamiento esperando su
momento. Fuera de la historia toda la beatería chata y ultra chata parece decirnos Onfray.
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