La
lucha obrera fue y sigue siendo una forma legal y justa contra el inhumano e
injusto trabajo laboral surgido del industrialismo. La idea y práctica de la máxima
ganancia con la mínima inversión ya había madurado en los cerebros burgueses
pero la respuesta obrera fue tal que logró disminuir la explotación de la mano
de obra. El Socialismo real fue u fiasco y resultó tan dañino como el propio
Capitalismo. Ahora bien, eso no es obstáculo para no perseguir el bien común de
las naciones.
Sin
embargo, con la caída del Muro de Berlín, se sucedieron con rapidez pasmosa
cambios en el mundo, esto abrió las puertas de las economías al Neoliberalismo
de par en par. Ese fue el nudo gordiano que el imperialismo había esperado por décadas
desatar. Todas las fuerzas aliadas se sumaron en la empresa, gobiernos, la
iglesia católica con Juan Pablo II a la cabeza, militares, todos, dirigidos por
los burgueses y a la voz de da lo mismo desatarlo que cortarlo fueron ampliando
el poder del Neoliberalismo y restringiendo los derechos de los trabajadores.
La mayoría de los Estados-nación periféricos fueron doblegándose ante el embate
del capital privado y sin real oposición cambiaron sus constituciones y todo el
marco jurídico para que las trasnacionales rapiñaran flora, fauna, suelos, minería,
campo y todo lo público. Para ello hacía falta volver a poner la mano de obra
como la más vil de las mercancías y de la jornada laboral de ocho horas se pasó
al trabajo por hora. Esto tiene como propósito la competencia mundial entre los
obreros ya que se incentivan jornadas de diez hasta dieciséis horas sin
responsabilidad alguna patronal. Otra cosa que consiguen los burgueses es
mantener la mano de obra barata a través de la misma competencia laboral
mundial. China con su enorme población es la gran mina de oro laboral; se puede
manufacturar cualquier cosa a muy bajo precio en todo el mundo debido al exceso
de mano de obra china. Las demás naciones se tienen que plegar a esta realidad.
¡Fuera el Derecho social, fuera el Derecho laboral!.
Los
capitalistas no tienen otro objetivo que el de sacarle el mayor y ultimo jugo a
toda industria aunque con ello devasten el mundo en todas sus áreas. La contaminación,
la deforestación, el agotamiento del campo, el envenenamiento mundial a través
de la comida y la destrucción de la naturaleza son el resultado único y último.
Tanto
el Socialismo real como el Capitalismo han tenido sus grandes defectos pero al
Socialismo, se le puede y debe corregir y eso es tarea de las grandes mayorías;
es decir de las naciones en su conjunto; al Capitalismo no se le puede corregir
nació chato y es empresa de unos cuantos; los grandes capitalistas.
Desde
hace décadas los burgueses han visto como un espectáculo la celebración del día
del trabajo y eso les duele porque un día sin trabajo, es decir, un día sin que
ganen, al menos un centavo les parece una locura. Trescientos sesenta y cuatro días
de trabajo no les bastan. Si pudieran hacer el calendario de mil días lo harían
y al día de cuarenta ocho horas, júrenlo.
Afortunadamente
la moneda está en el aire y no se ha decido de qué lado caerá, se trata de ver
si por fin y de manera definitiva ganan la minoría (la burguesía) o por lo
contrario, las mayorías imponen un nuevo orden mundial (claro a largo plazo) en
donde la democracia y el cuidado de nuestra única casa, la tierra sea uno de
los objetivos centrales.
El
Socialismo pretende soluciones generales el Capitalismo crea ilusiones huecas
generales.
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