De
común se cree que el individuo no tiene relación con el todo, es decir, con la
sociedad. De manera alguna. El caso Fox conforma un tipo, el político tipo
emanado de la sociedad mexicana. La estupidez, la avaricia, la ignorancia
derivada y adquirida, el cinismo, la chabacanería, la banalidad y la impunidad
son los atributos de este político tipo. Este tipo de políticos son la delicia
y fuente de iras en el pueblo; lo primero, por sus puntadas sin sentido; lo
segundo, por su falta de consciencia de sus malas administraciones.
Calderón
entra en esta clasificación de los políticos mexicanos. Su vesania por querer implantar
el Reino de Dios en la Tierra no tiene parangón en la historia de México; esta
tan loco como Fox. Ambos tenían la fijación de bajar a su Dios a la tierra y
que gobernara con su infinita sabiduría. ¿No es esto una muestra de su locura?.
Ante la realidad brutal mejor la evasión hacia el mito y la irresponsabilidad
como justificación de su ineptitud.
Peña
Nieto tiene sus coincidencias con Fox y Calderón. La falta de inteligencia une
a los tres. Forman por decirlo así, un triunvirato de idiotas o la versión torcida
de los Tres Mosqueteros y se identifican con la versión mexicana de Los Tres
Chiflados. Hagan lo que hagan les está vedado el uso correcto de la razón. Todo
lo perciben entre nieblas. La realidad se les escapa de momento a momento y
solo logran formarse ideas degeneradas de la realidad. Es por ello, que nos
sorprenden a cada rato con sus incongruencias, con sus dislates, sus desvaríos y
su tontería incorregible.
Sirven
para un propósito. Como meros gerentes ejecutores de las órdenes de los grandes
empresarios. Calderón pacto y permitió que los estadounidenses espiaran a los
mexicanos libremente y bajo un pacto oculto y quizás legal. Como recompensa lo
tienen en calidad de arrimado en
Harvard. O, ¿será que no tienen intelectuales que cubran la plaza académica
que usurpa Calderón?. Me parece que al otorgarle refugio en Harvard a Calderón han
envilecido la ciencia política y toda la Universidad.
Se
cuenta que el gobierno estadounidense, a imitación de los romanos con Yugurta, estaba
al tanto de las vilezas y crímenes que cometía Antonio Noriega pero no se atrevían
a quitarlo del poder por así convenir a sus intereses.
Se dice que en
una conversación se abordó su mala administración y se dijo, “…es un hijo de
puta”, a lo que se contestó, “si, pero es nuestro hijo de puta”.
Antes los
estadounidenses iban a buscar testaferros allende nuestras fronteras, hoy, han
descubierto que hay yacimientos enteros de hijos de puta en México para explotar a placer. Esto haría sonrojar al
mismo Santa Ana.
La sociedad mexicana debe hacer una seria reflexión sobre si misma y tratar de corregir el surgimiento de su seno de tanto político estúpido pero funcional. La sociedad mexicana es responsable de la creación de tan malos políticos en sentencia inapelable.
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