En las redes sociales ha circulado que en China se vende
carne caducada hace más o menos cincuenta años. Esto ha sido un escándalo
mayúsculo. ¿Cómo es posible que durante tanto tiempo estuviera almacenada la
carne y no se hubieran percatado de la caducidad?, o ¿cómo es posible que aun a
sabiendas del mal estado de la carne se haya puesto a la venta? Esto, como se
le vea a es una acto que pudiera ser un crimen. Es justa la indignación y el
escándalo. La gente debe estar atenta a los hechos y denunciarlos públicamente
para corregir esos males.
Ahora bien, me sorprende que con relación a las ideas
caducas y obsoletas no pase lo mismo. ¿Qué tienen las ideas equivocas u
obsoletas que se arraigan tanto en nosotros?, quizá sea porque ya hechas no son
fáciles de destruir, quizá sea porque cada generación les da un nuevo cariz o
quizá sea por su aparente utilidad o por sernos tan familiares.
Me sorprende que aun en las Universidades se sigan
estudiando ideas viejas, obsoletas y que haya seres humanos que a pesar de ver
que son ideas inservibles y erróneas les insuflen vida y quieran a toda costa
darles vigencia. Me resulta risible ver como se quiere aplicar las ideas
estéticas para la moralización del pueblo o el racionalismo a lo Hegel de
manera acrítica. No dudo de la genialidad de Schiller o de Hegel o de
cualesquiera otros grandes pensadores. Con todo, sus sistemas filosóficos no
deben tomarse como recetas de cocina y menos querer aplicarlas a la realidad
mexicana a tontas y locas.
Últimamente, me he topado con nuevas generaciones de
profesionistas de la abogacía que andan por el mundo orgullosas de su formación
académica y de su saber, mismo que se les hace de ¡excelencia!. Es lamentable que la educación universitaria
en Puebla este tan de bajo nivel. Bien se puede aplicar la mayéutica de
Sócrates y ver las reacciones de estupor, de violencia verbal o de miradas
cargadas de ira, cuando descubren que no saben un carajo de Derecho o de cualquier
otra profesión.
También contra las ideas obsoletas deberíamos poner el
grito en el cielo, son por decirlo en este contexto, la comida de la menta
humana.
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