Los
gobiernos son adictos a institucionalizar hechos para someter a los pueblos. La
ideología oficial, de manera indiscriminada, crea actos oficiales, basados en
hechos reales y los tuerce hasta hacerlos parecer como racionales cuando en
realidad son irracionales. Pasa esto cuando a los mexicanos se nos hace aflorar
sentimientos favorables para con los españoles en “La noches triste”, cuando el
grueso del ejército de los pueblos prehispánicos fue derrotado, comandadas por
unos pocos españoles. La verdad es esa. El imperio azteca cayó por la rebelión
de los pueblos que tenían sometidos y en especial de los tlaxcaltecas. Pero se
ha torcido y retorcido la historia hasta hacerla parecer como no fue ni es,
hasta que es aceptada de manera acrítica.
Pasa
lo mismo con el festejo del día, doce de octubre de 1492, en que Cristóbal Colón
creyó encontrar las Indias y de allí derivó toda una ola de desatinos; de
entrada se llamó indios a los nativos de este continente de manera desacertada.
Los indios son de la India. Luego la ambición se desató sin par. A pesar de
todo el sometimiento, de todo lo retorcido del comportamiento de los españoles
se ha institucionalizado que ese día se festeje como el “Día de la raza”, como
si los habitantes de este lugar del mundo se hubieran humanizado con el simple
encuentro de los saqueadores extranjeros. Es absurdo, irracional.
Por
lo demás hay una sola raza: la humana con todos los matices que se conocen por razón
de latitud y altitud, clima, topografía y todas las variantes que existen en el
mundo, incluyendo climas. No se debe festejar ese día por ser el inicio del
sometimiento, del saqueo, de la deshumanización y destrucción de culturas en
extremo ricas. Con el cristianismo se trajo la debilidad, se enfermó a los
pueblos fuertes para dominarlos, para extraviarlos. Se desconoce la nobleza
mexica, tecoxcana, michoacana y todas las de los demás pueblos, el virtuosismo
era su sello.
El
oficialismo ha tenido como misión que se aborrezca el pasado, es decir la
fuerza y el amor por la vida y se ha aceptado que se debilite a los mexicanos
para evitar que broten de sus raíces el poder creativo, las exuberantes
culturas, el exceso de fuerza. Se ha hecho que se acepte la sumisión como si
esto fuera digno de desearse, de quererse y alabarse.
Huitzilopochtli
representaba la muerte, la destrucción de que era capaz el pueblo mexica. Quetzalcóatl era el símbolo de la razón suprema,
de las virtudes. Destrucción y creación iban de la mano, aunque no bien vista
por los cristianos. Pero se han juzgado estos dos símbolos de los pueblos prehispánicos
como diabólicos como si la Santa Inquisición no fuera superior en crueldad
consciente y perversa. Olvidar, olvidar el pasado, las raíces es el objetivo
del festejo del doce de octubre. Cada año es el mismo ritual y el mismo fin,
imponer una cultura occidentalizada hasta la médula en detrimento del ser de
los mexicanos. Una tal esclavitud así, no es sentida por presentarse como buena
y necesaria sin que el pueblo decida si lo es o no. Quienes se liberen de sus atavíos
ajenos verá sus raíces fuertes y sanas imbricarse profundamente en el tiempo/espacial.
No
hay superioridad de razas porque no hay razas y los pueblos se diferencian por
su capacidad de ser creadores o por su capacidad de dominación, de saqueo y destrucción.
Para mi un europeo no es mas que otro ser humano con todos sus defectos y
virtudes y así pasa con los demás seres humanos.
Festejar
el inicio de la dominación es lamer las cadenas anticipadamente y mantenerse, románticamente,
en tan lamentable estado. El día de la raza no es más que una dosis más de ideología
nociva, de ceguera inducida y aceptada acríticamente. Si el pueblo mexicano
quiere transitar hacia la libertad, la democracia y hacia otros estadios
mejores tiene que abolir ideologías perniciosas para si mismo. En caso
contrario su destino esta trazado…