La
libertad es difícil de percibir, de conocer y de vivir. A menudo se confunde la
comodidad con la libertad. Un estado de comodidad puede adormilar la mente al
punto de no percibir el peligro de dicho estado. Toda libertad no pude ser absoluta
pero si máxima y esto se logra a través de la acción contra todo obstáculo o
amenaza de acotamiento. Los seres
humanos nos podemos sentir cómodos dentro de la familia, de la sociedad, del
sistema educativo, dentro de una determinada religión y no percibir la ausencia
de libertad y aun así creer ser libres.
La
libertad máxima es la mínima injerencia de todo órgano e institución del
Estado, de la familia, de la religión y todo grupo, persona o sistema que trata
de cercenarla. Muy pocos pueden percibir, conocer y vivir la libertad. Es muy
significativo que los pueblos a pesar de estar tiranizados prefieren la
comodidad y aun las incomodidades pero no la libertad.
Ahora
bien, la esclavitud mas peligrosa por su falta de percepción inmediata es la
mental ya que presupone la libertad como un estado que se alcanza sin ningún esfuerzo
dentro del Estado nacional. Tal hecho no tiene menester de violencia extrema
sino del engaño a través de las apariencias. Con ello se logra la pasividad y
aun hasta la adhesión de buena parte del pueblo al gobierno.
Así
como hay una libertad máxima hay una libertad mínima, misma que a menudo es
usada por los políticos para mantener el poder. El sistema jurídico es esencial
para ello. No importa mucho la legalidad ni la legitimidad siempre y cuando se
logre mantener el poder político fuente de toda riqueza personal pues los políticos
se han vuelto empresarios de lo público.
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