Por
lo general los seres humanos vivimos sin poner en duda las reglas que nos
imponen las sociedades. Al nacer y crecer ya esta casi todos hecho; así que,
todo lo que se tiene que hacer, se quiera o no es, asimilar lo que se nos
impone. Las relaciones entre seres humanos de distinto sexo es el ejemplo más
acorde para mostrar como los prejuicios son parte fundamental de las mismas.
Tenemos
la practica de separar el saber en distintas ciencias o disciplinas para su
mejor comprensión pero vamos mas allá, mantenemos la separación arbitraria como
si la realidad estuviera realmente fragmentada. Ahora bien, de la misma manera,
las diferentes partes de la realidad están ligadas por mas que parezca que, no
hay relación alguna. En efecto, eso se puede constatar al ver como las
relaciones económicas determinan las relaciones humanas y crean prejuicios en
los seres humanos.
Es
común pensar que, el otro en la pareja es de mi propiedad y que los hijos son
de nuestra propiedad. Lo mismo pasa en las relaciones de noviazgo. Se dice de
corriente mi novia, mi novio con la carga emocional de propiedad. Esto
tiene sus consecuencias de mucha
importancia porque entonces cualquier cosa que se considere que el otro ha
hecho de manera indebida crea reacciones emocionales de diversas consecuencias
emotivas y de hechos. Incluso los celos, en esta época y contexto, son consecuencia de este sentido de
propiedad. Algo que me pertenece (el otro, los otros), no debe estar fuera de
mi control, debe comportarse de acuerdo a lo que yo espero.
Así
pues, si una persona (generalmente la mujer), esta soltera pero con hijos no es
lo mas adecuado para formar familia porque ya a pertenecido a otro u otros y
los hijos no son míos. El concepto de justicia se distorsiona. Es justo que el
hombre alimente y cuide a sus hijos pero no a los ajenos. Cuidar lo propio es
justo, lo ajeno injusto o molesto. Esto nos lleva a la infelicidad. Y, si se
sigue indagando se verá como la vida y las relaciones de los seres humanos están
determinadas por la economía.
Si
en verdad queremos recuperar el humanismo en las relaciones entre los seres
humanos se debe quitar el prejuicio de propiedad. Las personas no pertenecemos
a ninguna otra u otras; esto es, matizar la esclavitud material a una
esclavitud, de propiedad, de pertenecía con la que se ha tratado a los seres
humanos durante la mayor parte de la historia.
Al
creer que las personas me pertenecen las trato como cosas sin imaginar siquiera
que ni las cosas me pertenecen en el sentido mas profundo de la realidad. Si en verdad me pertenecieran correrían la
misma suerte que yo; sin embargo, es una verdad evidentísima que yo soy el que
transita por este mundo y que por lo general las cosas duran mas que mi existencia.
Cuando las cosas y los bienes les damos mas importancia que la vida de las
personas la verdad de la igualdad entre seres humanos, la dignidad, la justicia
y el humanismo quedan cubiertos a simple vista.
Si
por suerte o esfuerzo de la humanidad en algún momento de la vida se cambia el
sistema económico se vera que las relaciones cambian. Seria bueno que, en lugar
de tener la idea y práctica de acumular cosas y dinero se pasara a tratar a los
seres humanos como lo que son con todas las consecuencias inherentes a ello, se
verá que la propiedad de las personas era solo una ilusión determinada por la ambición
desmedida de tener.
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