No
se deben oír en serio los consejos de los muy ricos o de quienes tienen su vida
girando alrededor del dinero. No saben de la vida, saben de dinero y su vida
misma tiene su centro de gravedad en el dinero y las cosas materiales. Han echado
a perder el mundo y no tienen para cuando parar. Su único consejo será ganar
dinero; en México a través de la especulación, la explotación de los demás seres
humanos o de hacer negocio con el gobierno, mediando la corrupción; en los
Estados Unidos es lo mismo pero allá el primer paso es hacer el “Primer millón”,
al costo que sea, incluyendo la perdida de la dignidad humana en ambos lados;
poniendo la vida lo metafísico por excelencia, donde lo ideal, las cosas y los
valores tienen sentido, por debajo de las cosas materiales.
Los
ricos no saben de vida sino de un solo rubro: lo material. El arte, la cultura,
los valores como la vida, el amor, la amistad, la solidaridad les parecen
prescindibles. Han llegado tan lejos como destruir la naturaleza, envenenar el
agua, las frutas y legumbres que a diario se consumen. Enfermedades y más enfermedades
se detonan y tienen una solución para cada enfermedad y cada problema que
crean. ¿Alguien ha escuchado que produzcan una sola idea científica y filosófica?,
no solo las roban o las compran con tal descaro digno de los peores monstruos.
Los
ricos no saben de la vida libre sino arrinconada en suntuosos castillos y
lujosas casas que les permiten gozar de sus dos únicos valores: dinero y cosas
materiales. Vaya estupidez. Esa es la mentira que nos venden día y noche en la televisión,
en las revistas, en los diarios, en los estantes y aparadores de las tiendas departamentales.
Y, la gran mayoría, eso hay que reconocer, lo ha creído. Necesitamos escépticos,
descreídos que critiquen y practiquen formas diversas de vivir, antes de que
estos zánganos destruyan el mundo y por ende la vida. No tengo cosa alguna contra los ricos pero si contra los imbéciles que han hecho participar de los crímenes cometidos contra la vida, la dignidad humana, la salud humana, el envenenamiento y destrucción de la naturaleza que es el medio de la vida, haciendo participar a los pueblos para repartir responsabilidades y culpas.
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