Sostener
que el pueblo debe en todo momento obedecer sin hacer críticas al gobierno es,
ignorar el poder del mismo. No hay cambio radical en que el pueblo no intervenga
para bien o para mal. Cuando la nobleza romana se negó a otorgarle al pueblo un
tribuno, este se retiro al monte Aventino y tuvo que claudicar la nobleza. La revolución
francesa terminó con la monarquía prácticamente de un día para otro. Porfirio Díaz
creía poder seguir gobernando aun después de su muerte y en un santiamén estaba
rumbo a Francia; el sistema priista parecía una “Dictadura Perfecta”, que se
resquebrajo por las presiones internas y externas. Se pueden seguir dando
ejemplos claros pero esto seria ocioso.
Le
corresponde al pueblo edificar el Estado híper moderno mexicano ya que los políticos
y gobernantes se han mostrado impotentes y torpes. Los reclamos que ha sufrido
todo el sistema político, económico y social el dos de octubre de dos mil dieciséis
en la persona de Enrique Peña Nieto, por parte de Roger Waters y el pueblo, es
clara prueba de la necesidad de intervención del pueblo para determinar el
rumbo y la forma que debe tomar todo el Estado.
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