viernes, 2 de diciembre de 2016

THE WALL




No hay muro que detenga a los pobres, a los desposeídos, a los que se les ha expoliado, como no hay muro que detenga a los narcos; todos los casos tienen el mismo origen, la extrema pobreza con diversa respuesta. La responsabilidad es tanto de los malos gobernantes mexicanos por su enorme corrupción e impunidad como de los gobernantes estadounidenses que imponen la política y la forma económica en México, dejando a millones de pobres. Las naciones no están exentas de responsabilidad y hasta de culpabilidad; los estadounidenses con su excesiva demanda de drogas y los mexicanos con la producción, transportación y exportación de las mismas. No hay muro que divida cuando el mal traspasa las fronteras en forma de imposición política y económica, cuando no se tiene más que ganar el pan de cada día en Los Estados Unidos, perder la vida en esa aventura impuesta o en el territorio mexicano de hambre, de un balazo o una cuchillada; en todo caso es mejor morir en el intento.  No hay muro que detenga a los pobres sino enloquecidos gobernantes manejados como marionetas por las grandes trasnacionales.


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