miércoles, 14 de diciembre de 2016

ESTADO DE EXCEPCIÓN, VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS



Los legisladores mexicanos están tan entusiasmados por otorgar más facultades al presidente de la república a efecto de poder decretar estado de excepción de acuerdo a las reformas que pretenden llevar a cabo. Esto podría tomarse como un intento de poner orden y paz entre la nación mexicana. No hay tal. Se trata simple y sencillamente de otra medida autoritaria y que da bases para la represión, la violación de derechos humanos y garantías individuales con toda impunidad.

Los males que padece la nación mexicana, tienen diversos factores pero uno de ellos y de no menor importancia es, la enorme corrupción y colusión con la delincuencia organizada por parte de los órganos del Estado mexicano. No hay órgano o dependencia que no esté infiltrada por el crimen organizado. Los casos de corrupción e impunidad de los servidores públicos es la constante sin que se les aplique la ley en su justa dimensión.

Ahora bien, el Estado de Excepción no va encaminado a la delincuencia organizada sino contra la población civil con el fin de controlarla, intimidarla y reprimirla con toda la impunidad amplia posible. Se podrá criminalizar las manifestaciones, los bloqueos, las marchas, la libertad de expresión, la libre asociación y el libre tránsito y todo aquello que se considere perturba la paz pública. En efecto, el Estado de Excepción no se impondrá en los lugares donde el gobierno mexicano está ausente, es decir, en el territorio ocupado por el ejército zapatista, los territorios ocupados por la delincuencia organizada.


En lugar de poner límites a su propia corrupción e impunidad los diputados se lanzan a escudarse tras una aparente actividad legislativa benéfica para el pueblo. Este tipo de actos legislativos, en caso de llevarse a cabo, solo lograran incentivar el descontento social y la violencia. La ignorancia, la ambición, la corrupción e impunidad de los legisladores no tiene límite y solo muestran ser verdaderos enemigos de los mexicanos comunes y corrientes. Proponer leyes de este tipo, no son más que provocaciones a la violencia general. Estamos ante una dictadura de partidos.


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