De
común se cree que la creación de instituciones que vigilen el respeto de los derechos
humanos es un gran avance y se toma esto como un gran avance civilizado. Eso está,
por lo menos en entredicho; en México esto es totalmente erróneo, las
constantes violaciones de los derechos humanos por parte del gobierno en sus
tres niveles confirma que no hay protección efectiva de los derechos humanos.
Es el mismo gobierno el transgresor en todas sus modalidades más brutales:
desapariciones forzadas, matanzas sistemáticas, abandono de sus obligaciones de
seguridad pública, etc.
No
puede haber respeto y protección a los derechos humanos en México porque la
vida de los mexicanos ha sido puesta bajo lo meramente material, hipotecada
bajo la economía. Que haya muertes por miles, aun sin estar en una revolución o
guerra, no tiene mayor importancia mientras lo que importe sea la macroeconomía,
es decir, el bienestar de los dueños de las grandes trasnacionales.
La
microeconomía, es decir, la del pueblo llano no importa, es daño simple de la economía
y de la cual no se hacen responsables los dueños de las grandes trasnacionales.
Claro eso es un engaño en virtud de que, trasnacionales y gobierno han pactado
que la economía mexicana adopte las mejores ventajas para la acumulación de
riquezas y poder político, dejando a la mayoría en la pobreza y la pobreza
extrema sin ningún recurso político o jurídico para defenderse por las “vías institucionales”
a favor de las trasnacionales y gubernamentales.
El
centro de gravedad de la vida ha sido trasladad por el gobierno de Enrique Peña
Nieto, en definitiva (ya se venía haciendo) a la economía. Todo aquel o aquella
que no logre alcanzar un status material apreciable para el sistema será por
solo este rubro un estorbo, una estadística y un error con el cual lidiar.
Claro la paradoja salta a la vista como liebre ¿cómo lograr éxito en un Estado
que desprecia la vida de los pobres?, es imposible, las condiciones están dadas
para el fracaso y no para el éxito. El éxito económico es coto de los políticos
corruptos (la gran mayoría), iniciando por el señor presidente de la república.
La
vida en tales condiciones no puede tener el valor que debería dársele, por la
sencilla razón de estar bajo el servicio de la economía pragmática (lo que
sirve y da ganancias es lo que importa). La vida el ente radicalmente metafísico,
donde todo tiene sentido, puesto como simple cosa, mercancía o en su mejor caso
simple estadística. Mientras no se vuelva a poner el centro de gravedad de la
vida en la misma vida no se podrá poner en respecto y protección los derechos
humanos.
Un
monstruo rapaz e insaciable recorre el mundo el monstruo del Neoliberalismo y a
ese monstruo se debe enfrentar la humanidad entera so pena de seguir con la denigración
de la vida, las matanzas en todas sus modalidades, los genocidios y la
esclavitud en todas sus más refinadas pero más crueles formas.
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