El Estado
nacional ha sido penetrado hasta su fondo neurálgico. La soberanía que ejercía,
según su posición internacional, es decir, ce acuerdo a su fuerza económica,
militar y política respecto a los demás Estados nacionales, ha sido desmontada magistralmente
por los dueños del poder económico. El ejercicio del poder esta ya del lado de
los multimillonarios que no les gusta ser tildados de lobos del ser humano. Por
ello, se escudan y tratan de hacerse invisibles a través de las sociedades anónimas
que dirijan a las trasnacionales.
Se
pensaba que, el ser humano, al salir del estado de naturaleza sería capaz de
construir reglas de todo tipo (jurídicas, sociales y morales) para vivir en
sociedad sin necesidad de la violencia mortal. El lobo de Thomas Hobbes abandonaba
el culto de la sangre. El contrato social o las normas jurídicas eran los
medios para equilibrar las relaciones entre los ciudadanos, el Estado y este
con los demás Estados. Esto es historia. El lobo solo se ha adentrado hacia el corazón
del Estado nacional y con terrible astucia ha vaciado el Estado del ideal de la
democracia y se ha plantado como el nuevo Estado anónimo; se ha convertido en
el verdadero legislador, por encima de los órganos ejecutivo y legislativo;
estos son meros personeros del poderos caballero: Don dinero.
Las
sociedades anónimas que manejan las grandes trasnacionales ahora determinan los
fines de la vida y sus reglas jurídicas y tienen un solo objetivo: obtener las
mayores ganancias a costa de la rapiña de la naturaleza y del ser humano. El
lobo se ha vuelto invisible, con tele-poderes para manejar los órganos e
instituciones del Estado, que solo es, una
cáscara y máscara de un orden social muerto.
El
ciudadano ahora esta solo luchando contra las grandes trasnacionales en una
lucha mediática, en donde el Estado hace las veces de abogado, juez y carcelero
personal de los dueños del gran capital.
En
México por si esto fuera poco, el Gran Legislador Anónimo ha enviado a sus
personeros, se les conoce como la Telebancada. Hombres y mujeres bajo las órdenes
de las dos grandes televisoras que se aseguran de que los deseos de sus
patrones se cumplan y las órdenes son: que todo se privatice legalmente para
poder acrecentar el poder económico, social y político, aunque todo se
contamine y todo se destruya de manera irreparable.
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