Si en
los individuos es difícil y casi imposible cambiar radicalmente su manera de ser,
más lo es, con relación a lo social y al Estado nacional. La gente se torna
pesimista debido a no ver resultados inmediatos en la transformación de la
sociedad para bien, otro tanto pasa con el Estado mexicano lleno de corrupción por
todos lados y a todas horas. No hay día en que no se entere la sociedad
mexicana de un nuevo acto de corrupción sin que los responsables sean tocados
en lo mínimo por la justicia. Debe comprenderse que, la costumbre de casi cien
años de corrupción no puede acabarse de un plumazo. No, las cosas no funcionan
de esa manera.
Véase
a los individuos y se verá que gradualmente se llenan de hábitos y de
costumbres que le impiden cambiar. Si a esto se le suman las carencias económicas,
educativas entre otras se tendrá al individuo en constante combate con la vida.
No obstante, hay otra razón por la cual los movimientos sociales como las
revoluciones armadas se han perdido. Antaño había solidaridad sobre causas
nacionales y contra la injusticia y no había otra manera de acotar el poder político
y económico que no fuera a través de las armas. ¿Quiere decir esto que ya no
existe la solidaridad?, no en los términos de antaño. El Neoliberalismo impone
una híper individualización; es decir, impone que este primero el individuo que
el grupo social.
Esto
no significa que este mundo sea más malo. El ser humano ha cambiado poco en sus
ambiciones de poder; quizá solo se hayan añadido nuevos métodos pero el político
sigue siendo tan malo como en los viejos tiempos. Ahora bien, se debe tener en
cuenta el momento histórico en que se vive y hoy, han cambiado los métodos para
combatir el mal uso del poder que son más o menos efectivos. Las redes sociales
han substituido a los medios tradicionales y se ha buscado frenar los abusos
del poder político con cierto éxito. No deben desdeñarse los cambios
significativos que ha traído el uso de las redes sociales para combatir a los
malos gobernantes y políticos. Claro que son insuficientes los cambios,
comparados contra la mega corrupción gubernamental imperante. Sin embargo, la
realidad es así y no va a cambiar mientras los individuos no cambien para bien.
En efecto, si en los individuos es extremadamente difícil que un número
considerable de ciudadanos se organicen para combatir a los corruptos y todavía
más difícil es que se llegue a un consenso general a nivel nacional; esto se
debe a que el sistema económico está basado en la híper individualización; así,
ocurre que el individuo piensa primero en sí y para sí, ante que para el
colectivo. No todo está perdido. Siempre existen fuerzas internas
incontrolables que equilibran el sistema político para bien común; ya sean,
grupos o individuos que o no tienen otro camino que la protesta o la toma de consciencia
y el paso a la acción política. Creo que la toma de consciencia es lo más difícil
pero lo más valioso que puede hacer un ser humano para lograr ser actor en su época
y por sí mismo. Es mentira que los mexicanos, todos, seamos apáticos,
ignorantes y todo lo que se dice. Por mi parte veo mexicanos, hijos de su
tiempo que se sienten ya ajenos al pasado oprobioso de la política. Por desgracia
no se ha llegado al número suficiente para cambiar en definitiva este sistema
pero, existen tales mexicanos. Recuerden que lo social cambia lentamente, desesperadamente
lentamente. Pero, no por ello se debe tirar la toalla con un mohín de
desesperanza. No, por el contrario, quizá, la lucha armada no sea la respuesta
definitiva ni la única y en esta Híper modernidad las redes sociales sean una
buena parte de la lucha. Es mentira que no se gane cosa alguna denunciando los
hechos corruptos, los delitos políticos y el abuso del poder. En su pleno
apogeo Mario Marín soñaba con ser presidente de México y su abuso lo quitaron
de la escena. Claro, sobran políticos corruptos que inmediatamente ocupan el
lugar del fruto podrido.
Si
se quiere cambiar este sistema corrupto por uno mejor se debe cambiar
individualmente y aportar lo que cada quien pueda y se verá que no es imposible
cambiar lo malo por algo mejor; eso sí con la consabida lentitud. Se pregona
que a los mexicanos nos falta valor para hacer otra revolución; creo que es erróneo;
contra los tiranos del temprano siglo pasado no había otra opción. Contra los
tiranos actuales buena parte de la lucha ciudadana se concentra en las redes
sociales; esto lo puede atestiguar bien Rafael Moreno Valle, el hasta hace poco
gobernador de hierro ha tenido que recular en sus nefastas ambiciones de poder
absoluto. Es tan valiosa la acción armada como la toma de consciencia. Allí están
los mejores intelectuales mexicanos denunciando y criticando los abusos de los
gobernantes. También están los periodistas de bien ganada fama y respeto
exhibiendo a los políticos y gobernantes corruptos. También están los
luchadores sociales haciendo su labor y en general veo a muchos con plena
consciencia de que está mal el gobierno mexicano y contribuyendo a poner a la
luz pública todo exceso. Faltan eso sí, mexicanos como los hermanos Flores Magón,
osados, inteligentes que denunciaban en sus periódicos los excesos del
porfiriato. Debo reconocer que la práctica del sacrificio por los demás escasea.
Claro, primeo está el individuo. Animo, sistema económico y político diferente,
medios y métodos de lucha diferentes.
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